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Thread Name: [Historia] 28/10 - Cap. 10 - Una lágrima por el mañana
El sol apenas salía, se sentía una leve brisa y un calor agradable. El invierno recién terminaba, los pájaros hacían aparición de nuevo y las flores empezaban a brotar. Era un típico comienzo de primavera.
Para una persona que trabaja por la tarde, aún era muy temprano como para estar fuera de la cama. Pero ese no era el caso de algún estudiante, claro está. Ellos deben levantarse justo al inicio del día para poder asistir al instituto, donde se comparten memorias y se aprende paso a paso la clave de la existencia en la sociedad; La comunidad en la que viven los habitantes de una nación.
Leon De L'auche, un estudiante de la Secundaria Lambda, despertaba para ir a clases. Como de costumbre para él, no hacía nada interesante en su trayecto a la escuela: se cepillaba los dientes, se duchaba, se vestía de uniforme y comía el desayuno; Lo usual, a excepción de una cosa: hoy decidió verse al espejo que hay en toda la entrada justo antes de salir de casa. Su peculiar cabello castaño lo había heredado de su padre, y no estaba muy bien peinado que digamos. Sus ojos verdes resaltaban de forma prominente, éstos los había heredado de su madre. Pero hoy se veía en particular cansado, se le notaban las ojeras que tenía de haber estudiado todo el fin de semana anterior para sacar buena nota en el examen que tuvo ayer.
Normalmente Leon no presta atención en clase y pasa todo el día hablando con sus amigos, pero eso no impedía que mantuviese un buen promedio -el tercer mejor promedio de toda la secundaria, si es que se le permite alardear-, solo siendo superado por su amiga Camille y otro estudiante cuya historia no nos importa.
A medio camino de llegar a la escuela, Leon se detiene a observar su celular. Había recibido un mensaje de Camille:
-"No me esperes donde usualmente, ha habido un accidente y he tenido que tomar otra ruta para llegar. Nos vemos en la escuela. (:"
Sin mucho cambio en su rostro, guardó el celular en su bolsillo y siguió su camino, solo para ser interrumpido por un súbito dolor de cabeza que se sentía como si un rayo le hubiese caído encima. Su cara se tornó rojiza en cuestión de segundos y luego paso a un color bastante pálido provocándole un desmayo.
Pasaron unos cuantos minutos. Desafortunadamente para él, nadie pasó por el lugar como para ayudarlo, aunque eventualmente recobró la conciencia y sintió un fuerte deseo de vomitar.
Despreocupado por su estado físico pero sí por llegar a la escuela, Leon sacó su celular y observó la hora:
-"05 de Marzo. 7:46 a.m."
Sólo tenía cuatro minutos para llegar antes de que comenzara su clase, así que con las pocas fuerzas que tenía corrió hasta la escuela y entró a su salón justo un minuto antes de comenzar.
Sin siquiera pensarlo, dejo caer su maletín junto a su pupitre y acomodó sus brazos sobre él para poder apoyar su cabeza y descansar aunque sea unos segundos antes de que llegara el profesor.
Leon corría con suerte, pues su profesor tuvo un accidente de auto y pasaron diez minutos hasta que un suplente apareció, lo que le dió suficiente tiempo para descansar y reponer un poco de energía.
Típico de él, no prestaba atención a la clase y hablaba con sus amigos Sato y Camille, los cuales trataban de no hacerle caso para forzarlo a atender la clase:
-"Camille, ¿no dijiste que habías ido por otra ruta debido a un accidente?". Susurró Leon, con cara de sueño.
-"Sí, espero que no haya sido el profesor". Respondió Camille con preocupación.
-"Pues si fue el profesor mejor, así nos libramos de él por un tiempo" Interrumpió Sato con una sonrisa que no se la quitaba nadie.
-"Pero ni que el profesor fuera tan malo con nosotros, Sato" Respondió Leon mientras que hacía dibujos en su cuaderno.
-"Bueno, ya, que este profesor suplente se ve estricto y nos van a regañar" Dijo Camille volteando la cabeza hacía el pizarrón.
-"Tienes razón, ahora que lo pienso, creo que prefiero que este nuevo profesor sufra un accidente, mejor hablamos después de la clase" Añadió Sato.
-"Por favor, como si fuese capaz de decirnos algo" Dijo Leon con una risa sarcástica.
-"Shhh, que es tema nuevo" Camille ordena a Leon a callarse mientras copiaba apuntes en su cuaderno.
Estaba aburrido. No había nada que hacer. Sus amigos lo ignoraban, se había cansado de hacer garabatos en la parte posterior de su cuaderno, y la clase era de historia -ni siquiera debo explicarme en esto-.
No hacía ni treinta minutos desde la vez anterior cuando sintió nuevamente un dolor de cabeza intenso, razón por la que pidió permiso para ir a enfermería. Le dijeron que debía permanecer en cama, y que de preferencia se mantuviera en reposo durante un buen rato ya que podía ser algún caso de migraña.
Camille, quien se preocupaba mucho por él, decidió acompañarlo a casa. Naturalmente, Camille a lo largo de los años desarrollo una gran afección por Leon, cosa que ha demostrado al siempre estar a su cuidado cada vez que enfermaba o estaba solo.
Tomaron la misma ruta de ída para volver a casa. Al llegar podía sentirse la soledad dentro de las cuatro paredes; sus padres se habían ido de viaje por razones laborales.
Camille se aseguró de que Leon estuviese cómodo y descansando en su habitación, mientras se tomaba un tiempo para comprar algunas medicinas que le recomendó la enfermera.
-"Saldré a buscar las medicinas que me ordenó la enfermera, no te muevas mientras vuelvo". Dijo Camille desde la puerta.
-"Sí, sí, sí". Respondió Leon con un tono de fastidio.
Luego de un rato, Leon no pudo soportar estar en la cama y trató de bajar a la primera planta para tomar algo de agua. Por un momento, sintió como si hubiese algo más en la habitación, algo vivo, algo que lo observaba, algo más allá de su comprensión.
Un escalofrío recorrió toda su espalda y empezó a sentirse algo mareado. Camille entró por la puerta principal y encontró a Leon fuera de la cama, lo que hizo que se molestara con él, aunque nosotros sabemos bien que Camille no podría molestarse con nuestro protagonista por mucho tiempo, por lo que al cabo de unas horas ya estaban tranquilamente almorzando.
Eran las 3pm. Camille debía irse, así que dejó la cena preparada e hizo que Leon volviera a la cama por los momentos.
-"Ya debo irme, mi hermana me espera en casa, pero si vuelves a sentirte mal o necesitas algo, llámame y volveré". Dijo con una sonrisa.
Él asintió con la cabeza y volvió a cubrirse con la manta. Se escuchó el sonido de la puerta principal cerrarse. Casi al mismo tiempo, Leon empezó a sudar frío y sentirse mareado, como si se tratase de deshidratación; pero su orgullo era grande y se rehusó a llamar a Camille. Se sentía muy débil, sólo podía cubrirse con la manta y esperar a que todo se le pasara.
Cuando ya empezaba a sentirse mejor, volvió aquél fastidioso dolor de cabeza, esta vez más intenso que nunca, provocándole un desmayo por segunda vez este día.
Pasaron horas, muchas horas y él no despertaba. Cuando por fin abrió los ojos, en su estado de cansancio, desconcierto y desorientación, observó de nuevo la habitación, había luz. Una luz cálida del amanecer, que atravesaba las finas cortinas de su cuarto, algo que no podía dejar de admirar.
En medio del silencio, se escuchó el timbre que había configurado para los mensajes de su celular. Rápidamente lo tomó y lo revisó, pero no había mensaje alguno en su bandeja de entrada. Sin embargo, si hubo algo que le llamó la atención:
-"05 de Marzo. 6:46 a.m."
Leon se encontraba bastante sorprendido, no era nada común que su celular se comportara de tal manera, pero no le hizo caso.
-"Ha de ser algún virus o algo como eso". Pensó.
Una vez más se preparó para ir a clases, siguiendo su misma rutina y pasando por la misma calle, cuando recibió un mensaje:
-"No me esperes donde usualmente, ha habido un accidente y he tenido que tomar otra ruta para llegar. Nos vemos en la escuela. (:"
Le pareció extraño, pero asumió que un error estaba ligado con el otro, así que solo siguió a la escuela, donde repitió exactamente lo que había hecho el día anterior. El profesor suplente entró al salón y se presentó de nuevo, diciendo que el otro profesor había sufrido un accidente de tránsito.
Leon estaba confundido y petrificado, como si hubiese visto un espectro. La duda lo estaba carcomiendo: ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué todo vuelve a suceder?
Aterrado por dentro, y con la intriga de resolver a este dilema, se acercó a Camille y le preguntó:
-"Camille, ¿Podrías decirme que día es hoy?" Dijo Leon con un tono muy bajo y algo rasposo.
-"Hoy es cinco de Marzo". Respondió.
Leon no dijo nada más, solo permaneció inmóvil, sin poder decir nada al respecto. Así se mantuvo pálido por un par de minutos. Sin entender qué clase de acontecimiento anormal había pasado, él solo sabía que no le gustaba y que quería dejarlo cuanto antes.
Leon no respondió nada más. Revisó su celular a pesar de que no debía hacerlo en medio de clases, y efectivamente:Si tienen alguna sugerencia, duda o quieren que corrija algo, siéntanse libres de comentarlo
-"05 de Marzo. 8:23 a.m."
Él simplemente no podía creerlo. ¿Acaso le estaban jugando una broma? No era el día de los inocentes ni nada por el estilo, y no conocía a nadie que pudiera hacerle una broma como esta. Nuevamente se dirigió a Camille:
-"Camille, ¿t-tu recuerdas haberme acompañado a casa ayer?" Dijo Leon, con la voz temblorosa y la respiración entrecortada.
-"Para nada, ayer me quedé estudiando hasta tarde, ¿recuerdas?" Respondió Camille bastante confundida.
-"No estes jugando conmigo Camille, ayer fue cinco de Marzo, tú me acompañaste a mi casa porque casi me desmayo en clase."
-"¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Estás bien, Leon?" Preguntó Camille con preocupación.
-"L-lo siento, creo que no me siento muy bien".
Aunque en realidad no se sintiese bien, solo era una excusa para no hacer que Camille se preocupara, después de todo, ella no era de mentir, y mucho menos por algo tan tonto como una broma.
Leon se quedó mirando al vacío por unos segundos. Gotas de sudor bajaban por su frente cruzando su mejilla. Sato habló, y eso lo hizo volver en sí:
-"Oye Camille ¿tú no viste ningún accidente de auto viniendo a la escuela?, según lo que nos ha contado el profesor suplente, el accidente ocurrió en la ruta que tú tomas."
-"No, tomé una ruta distinta esta mañana, vi en las noticias que había un accidente por donde usualmente vengo."
-"Ojalá haya sido el profesor, vaya que me va mal en esta materia." Dijo Sato con una pequeña risa.
-"¡No digas eso! El profesor no nos ha tratado mal en ningún momento, además, tu vas mal en esta materia porque no estudias para los exámenes, te pasas todo el día mirando las nubes." Le respondió Camille con una mirada fuerte y desagradable.
Leon cada vez se sentía más confundido. ¿Aquello que había vivido, habrá sido verdad? ¿No habrá sido un sueño? ¿Acaso estaba volviéndose loco?.
No, definitivamente no estaba loco, él sabía lo que había vivido ayer, pero ¿Por qué sigue siendo cinco de Marzo? ¿Qué demonios está pasando? ¿Estába bien si lo dejaba pasar?.
No, esa tampoco era la respuesta. Lo que había sucedido no era normal en ningún aspecto, es imposible de que eso haya sido algo de lo que uno no deba preocuparse.
Sin darse cuenta, la clase ya había terminado, era la hora del almuerzo. Leon pasó todo el tiempo pensando en este dilema, como si fuése a conseguir respuesta. Aprovechando la ocasión, salió del salón de clases sin hablar con nadie y se escabulló para escapar del instituto.
Leon dejó la habitación sin decir una sola palabra. Sato y Camille lo observaron dar cada paso hacia la salida.
-"¿Está bien?" Dijo Sato dirigiéndose a Camille.
-"Hoy ha estado muy raro" Respondió.
-"¿Deberiamos seguirlo?" Le preguntó Sato.
-"No estoy segura de que tenga muchas ganas de hablar, pero podríamos seguirlo solo para ver si está bien, ¿no?"
-"Decidido entonces, vamos"
Sato y Camille se dieron a la fuga de la escuela para poder seguir a Leon, pero al salir se dieron cuenta de que no había rastro de él por ningún lado.
-"Leon no parece estar cerca." Dijo Camille medio entristeciendo la mirada.
-"Quizá fue a casa" Supuso Sato, tratando de alegrar a Camille.
-"Tienes razón"
Camille y Sato partieron a casa de Leon tomando la ruta que él suele usar para ir a la secundaria. No importa cuánto caminaran, no encontraban a Leon en ninguna parte, definitivamente debió haber ido a casa.
A mediados de la calle, cruzaron miradas con un hombre que llevaba una gabardina color marrón, el cual se veía bastante apurado. Pasaron menos de cinco minutos, cuando volvieron a ver al hombre de gabardina, aunque esta vez su mirada era fría y distante. Curioso, pensaron.
Sin prestarle mucha atención al hombre, siguieron caminando hasta llegar a casa de Leon. Tocaron a la puerta hasta más no poder, llamaron a su celular numerosas ocasiones a pesar de no recibir respuesta alguna. Después de horas buscando, decidieron rendirse e ir de nuevo a la escuela.
Pasando junto al canal, vieron una figura bajo un árbol. Leon estaba allí recostado, simplemente pensando.
-"¡Leon!" Gritó Sato sin poder evitarlo.
-"Leon, ¿por qué has huído de la escuela?" Preguntó Camille.
-"Necesitaba un tiempo solo" Dijo Leon mirando al cielo.
-"¿Qué sucede?" Insistió Camille.
-"No pasa nada, solo pensé en tomar un poco de aire" Expresó Leon, tratando de evadir la pregunta.
-"¿Te importa si te acompaño?" Dijo Sato, tumbándose al lado de Leon.
Camille suspiró y se tumbó en el suelo con los otros dos. La brisa les acariciaba el rostro, se podían apreciar el sonido de algunas aves que frecuentaban el lugar. Pasaron unos cuantos minutos llenos de serenidad y silencio.
-"Oigan, ¿Recuerdan cuando veníamos aquí todas las tardes después de clases?" Dijo Sato.
-"Sí, me acuerdo muy bien de esos días" Mencionó Leon, mostrando mucha tranquilidad.
Para ellos tres, esos tiempos habían estado siempre llenos de alegría. Siempre volvían al río y se tumbaban junto al árbol a mirar las nubes, aunque en aquél entonces solían crecer lírios en los alrededores. A pesar del tiempo que había pasado, era un recuerdo muy fuerte aquél, algo que no iba a escaparseles de la mente en un futuro pronto, tanto así que casi podían palparlo:
-"Hey Camille, esa nube luce como una flor ¿No te parece?" Había dicho Sato con emoción.
-"Leon, ¿en qué piensas?" Decía Camille, haciendo caso omiso de la pregunta de Sato.
-"En nada" Fue lo que respondió Leon aquella vez. Pero él si pensaba en algo: cuándo volverían sus padres.
Los padres de Leon eran poco responsables con su hijo, ellos siempre tenían que viajar por cuestiones de trabajo y le dedicaban muy poco tiempo, a diferencia de la madre de Camille, quién la buscaba en cualquier parte:
"Camille, pensé que te había dicho que volvieras a casa recién terminaras las clases"
"¡Lo siento mamá, ya voy! ¡Adiós chicos!" Se despedía Camille de los demás mientras se iba.
Leon esperó a que Camille se fuera y se escucharon varias palabras salir de su boca:
-"Sato, ¿Cuando vas a decirle a Camille que te gusta?" Dijo Leon.
-"No lo sé, tengo miedo de no gustarle, ella siempre me ignora" Respondió Sato con tristeza.
Sato sabía muy bien que Camille gustaba de Leon, pero no iba a decirlo abiertamente, pues estaba muy inseguro de los sentimientos de Leon. Él solo siguió mirando al cielo con remordimiento de no haberle dicho todavía.
Definitivamente habían sido buenos tiempos para ellos. Para unos más que otros, Sato siempre fue la sombra de Leon en lo que a Camille respectaba. Con el pasar del tiempo, dejaron de hablar de eso y Sato mantuvo sus sentimientos en secreto.
El haber dado un vistazo al pasado calmó la ansiedad y confusión de Leon, quién se convencía a sí mismo de que todo lo que sucedió había sido alguna especie de alucinación causada por los fuertes dolores de cabeza que tuvo.
La tranquilidad fue interrumpida una vez más por la voz de Sato:
-"Ya casi es hora de volver a clases, deberíamos regresar a la escuela" dijo.
-"Es cierto, deberíamos volver" añadió Camille.
Luego de una pequeña pausa, Leon aclaró su mente y respondió:
-"Está bien"
Tal como dijo, los tres volvieron a clase como de costumbre y una vez finalizada, se dirigieron a sus respectivas casas.
Leon encendió el televisor justo al llegar, sólo para encontrarse con una noticia que le revolvería el estómago:
"El Profesor de la escuela secundaria Lambda, Yuichi Ueda había fallecido en un accidente de tráfico esta mañana. Una serie de conductores ebrios estaban conduciendo por la zona y uno de ellos chocó con el auto del Sr. Ueda".
Su pulso se aceleró y no pudo evitar dejar salir un par de lagrimas de sus ojos. Se mantuvo así por unos cuantos segundos y procedió a apagar el televisor. Ya había tenido demasiadas ansiedades por el día de hoy.
Leon preparó un tazón de cereal y luego fue a su cuarto a dormir, pero una vez estuvo acostado en su cama, la duda lo invadió de nuevo. ¿Fue en verdad una alucinación? ¿Seguiría siendo cinco de marzo al despertar? Tenía que hacer algo, así que pensó en no dormir en lo absoluto para ver qué sucedía a medianoche.
Estuvo intranquilo por un largo tiempo pero al final de todo, el cansancio lo venció, había pasado por mucho y aún sentía el cuerpo pesado a causa de la migraña.
Cuando despertó no dudó ni un segundo en mirar su celular:
-"05 de Marzo. 4:47 a.m."
El sentimiento empezaba a ser familiar, Leon no se dió el lujo de perder tiempo esta vez. No había razón para pensarlo dos veces, algo completamente inusual estaba ocurriendo para él. Su respiración se hizo más agitada. Su cuerpo no reaccionaba. Tragó, y finalmente se movió.
Inmediatamente, un pensamiento cruzó su mente tan rápido que ni siquiera lo razonó, simplemente actuó. Era un cuarto para las cinco de la mañana, lo que quería decir que el profesor aún seguía con vida, o por lo menos eso pensaba él.
Leon se vistió rápidamente y salió dirigiéndose a la casa del Sr. Ueda. Corriendo a toda velocidad, cruzó las calles de una manera extraordinaria. Tropezó varias veces con transeuntes y ciclistas pero llego a tiempo. Leon miró su celular:
-"05 de Marzo. 5: 31 a.m."
El Sr. Ueda recién iba saliendo de su casa cuando Leon lo alcanzó.
-"¡Profesor! ¡Profesor!" Gritó con el poco aliento que tenía.
El Sr. Ueda volteó a verlo por un momento:
-"Ah, Sr. De Lauche, ¿Por qué tan agitado, necesita un aventón?" Le dijo con amabilidad.
-"¡No, no!" Dijo Leon. -"Debe tomar otra vía para llegar a la escuela hoy".
-"Siempre tomo la misma vía a la escuela todos los días. ¿Por qué debería ir por otro lado?" respondió.
Leon se quedó callado. No encontraba nada razonable qué decir. Él solo mantenía la imágen del noticiero en su mente: Una ambulancia y un par de autos totalmente destrozados.
-"Bueno, si es tan importante para tí que has venido a decírmelo entonces tomaré otra ruta." Dijo el Profesor. "Aunque si quieres, puedo darte ese aventón de una vez"
No pensó en ninguna razón para decir que no, con tal de asegurarse de que se desviara de su ruta usual. "Se lo agradecería mucho, profesor." Respondió Leon, dando el suspiro más grande de su vida.
Leon pasó todo el trayecto observando a su alrededor para evitar que el profesor tomara el recorrido que solía tomar. Después de unos quince minutos, llegaron a la escuela y Leon fue a su salón. Al poco tiempo llegó Sato.
"Hola Leon, ¿Camille no ha llegado? Creo que hoy será el día en que le diga" Dijo Sato.
"¡Camille! ¡Hoy no la he esperado donde siempre!" Dijo Leon exhaltado. -"La llamaré"
El celular de Leon marcó pero no hubo respuesta alguna; después de varios intentos, se rindió. Involuntariamente, leyó uno de los mensajes viejos de Camille:
-"No me esperes donde usualmente, ha habido un accidente y he tenido que tomar otra ruta para llegar. Nos vemos en la escuela. (:"
Después de leer el mensaje, Leon sólo pensó:
-"Este mensaje me lo envió Camille cuando el profesor se vio involucrado en el accidente. ¿Pero por qué aún lo tengo?, Camille debió haber tomado su ruta normal a casa".
Quizá tratando de ser optimista, Leon se mantuvo relajado, pero en el fondo él ya tenía una idea del peor escenario posible: Camille había tomado su ruta usual debido a que no vio el accidente en las noticias. Él sabía muy bien lo que eso implicaba, aunque podría ser muy sobreestimado. Es posible que Camille simplemente no haya asistido por estar enferma o alguna otra razón.
Su ausencia no podía probar las especulaciones de Leon, más sin embargo la preocupación lo invadía por completo hasta el punto de no poder distraerse con nada más.
Decidió ocultarle el asunto a Sato diciendo:
-"Podemos ir a ver si está bien luego de la primera hora" Dijo, sin hacer contacto visual. Claro, hubiese sido algo exagerado el salir solo porque Camille casualmente faltó un día a clase.
Sato asintió con la cabeza.
Parecía una eternidad, lo único que podía hacer era pensar en qué pudo haberle pasado a Camille, no era normal que ella no le escribiera camino a la escuela, y la última serie de eventos lo ha mantenido excesivamente agitado tanto física como mentalmente. En medio de su desesperación revisó la hora en su celular; Faltaban aproximadamente 20 minutos para terminar la clase. Él bien sabía que no podía esperar tanto, o iba a empezar a volverse loco. La duda lo estaba carcomiendo desde lo profundo de su ser. Pidió permiso al profesor para salir e inmediatamente le escribió a Sato:
-"Sal del salón, acompáñame a buscar a Camille"
Un par de minutos después salió Sato.
-"¿Cuál es la prisa, Leon? ¿Pasó algo malo?" Hizo eco en el pasillo.
-"Baja la voz, tenemos que escapar para ver si Camille está bien" Respondió Leon.
-"Gracias por responder; No importa, estoy contigo, la clase estaba muy aburrida así que en marcha" Le dijo Sato.
Ambos salieron de la escuela. No hizo falta discutir nada, estaba claro para ellos que la casa de Camille sería la primera parada. Y para Leon, eso significaba pasar por el lugar donde se supone ocurriría el accidente. No había tiempo que perder.
Camino a casa de Camille ven a un hombre con una gabardina pero le hacen caso omiso. Leon no lo había visto antes, y Sato no podía acordarse de la persona porque eso había sido en otra repetición del día. De cualquier manera, no tardaron mucho tiempo para llegar a la intersección donde se supone que el profesor iba a chocar esta mañana.
-"..." El silencio era fuerte dentro de los personajes. Sólo se escuchaban sirenas de policía y autos en medio de un congestionamiento.
Ahí estaba yaciendo en el suelo, un cuerpo. Estaba lleno de raspaduras causadas por el asfalto; Era una chica de pelo castaño claro, llevaba el uniforme de la Secundaria Lambda; No hacía falta mirar dos veces, era Camille, indiscutiblemente.
Sato corrió a la escena, le dijo a los policías que él era su compañero de clase y ellos les respondieron que sólo se encontraba inconsciente pero que debían llevarla al hospital lo más pronto posible. La ambulancia ya estaba preparándose para llevarla, así que les pidió permiso para acompañarla al hospital.
Leon no pudo actuar, sólo maldecirse por no poder hacer nada. Sato se volteó hacia él y le dijo lleno de determinación:
-"Dile a la madre de Camille. Yo la acompañaré al hospital"
No había mucho tiempo para razonar, pero aun así Leon pensó:
-"Sato se ve que es capaz de manejar este tipo de situaciones. ¿Acaso él siempre había sido así? Este no es el Sato colérico e inquieto que suelo ver".
Leon corrió a toda velocidad a la casa de Camille y le contó a su madre, quién no podía evitar llorar camino al hospital.
Se reunieron todos afuera de la sala de emergencias; los doctores no los dejaban pasar. Al cabo de una hora aún no había señales de nada, Leon decidió ir a la máquina expendedora para calmar los nervios, ya no soportaba esperar más, lo poco que le quedaba de tranquilidad se le esfumaba en cuestión de segundos. En su trayectoria pasando uno de los corredores vio algo que lo dejó petrificado: era él.
Al otro lado del corredor había una persona exactamente igual a el en toda proporción, con el mismo rostro y el mismo uniforme. Era tan real que pensó que había un espejo, aunque esa idea dejó su mente en un instante. Su doble lo miraba de forma amenazante, dio un par de pasos y seguidamente empezó a correr desde el otro extremo hasta él. Sintió un susto fuera de lo normal en ese momento, el tiempo se había vuelto pesado y en fracciones de segundo ya sabía que debía huir de ahí. Sin entender absolutamente nada, Leon se volteó y empezó a correr hacia el lado contrario, pasando pasillos, escaleras y demás; no conseguía despistarlo ni por un segundo, hasta que una camilla lo hizo tropezar y pudo adelantarse lo suficiente como para perderlo de vista.
Seguidamente un hombre de gabardina lo tomo del brazo y lo jaló hacia una habitación, haciéndole señas para que se mantuviera en silencio, cosa que no hizo:
-"¡Hey! ¿¡Cuál es tu maldito problema!? ¡Suéltame!" Leon trataba de zafarse del hombre.
-"¡Baja la voz! No quieres que él te alcance, es peligroso" Respondió.
-"De acuerdo, de acuerdo ¡Pero suéltame!" Insistió Leon.
-"Tú también has alterado el tiempo. ¿Qué has hecho?" Dijo el hombre mientras lo dejaba ir.
Leon no tenía intención alguna de permanecer con él, ¿Qué clase de loco se había encontrado? En un intento por golpearlo, el hombre bloqueó el puño de Leon y le propició uno en el estómago, sacándole el aire.
-"Ni modo, no te quedas quieto, tendré que llevarte conmigo" Decía el hombre mientras salía por una ventana del hospital cargando a Leon.
Para nuestro protagonista todo permaneció oscuro, se había desmayado una vez más y ya empezaba a acostumbrarse a ello.
Poco a poco abrió los ojos; Sentía el cuerpo pesado y sin energía. Tenía la garganta seca y un pequeño mareo. Cuando por fin recobró la conciencia, se dió cuenta de que estaba en una habitación oscura, atado de manos y pies a una silla. No tenía fuerzas en lo absoluto. El hombre de gabardina estaba al otro lado del cuarto utilizando varios aparatos extraños y escribiendo en una computadora. Leon no lo había notado pero tenía unos cables encima con unas cosas pegadas al cuerpo; Se podía escuchar un sonido bastante molesto y persistente salir de uno de los monitores, como aquél sonido que hacen los medidores de pulso del hospital.
-"Despertaste" Se escuchó en la habitación. "Muy probablemente no puedas hablar aún, te he inyectado un anestésico bastante fuerte. Es una pequeña alteración de la prometazina. Por si no estás familiarizado con ella, es un sedante bastante poderoso."
Leon intentó hacer varios sonidos de auxilio pero su cuerpo no le respondía en lo absoluto, no podía hablar, no podía moverse, su desesperación era en vano.
-"Primero que nada, permíteme disculparme, necesitaba que te mantuvieras quieto. Espero entiendas que la situación en la que te encontrabas era bastante peligrosa. Imagino que debes tener muchas preguntas así que trataré de resumir la historia: Mi nombre es Raffaele Klein, soy miembro de una organización llamada CODIAC. Si me permites -bueno, claro que me permites, no hay mucho que puedas hacer ahora- debo decir que soy un miembro de alto rango, actualmente opero para el proyecto C.A.N.E., que significa: 'Control de Anomalías Espacio-Temporales'. Estoy bastante seguro de que ya has experimentado alguna anomalía espacio-temporal, ya que de lo contrario, no habría aparecido un doble. Lo que está sucediendo es que de algún modo u otro has alterado el curso natural de esta línea temporal, y debido a esa razón, un 'tú' de otra línea temporal está tratando de erradicar el problema de raíz. En pocas palabras, si no te hubiese secuestrado, tu doble te hubiese matado. Esto según nuestras investigaciones, es parte de un sistema de autodefensa que utiliza el multiverso. Pero no debes preocuparte, conmigo estas a salvo."
Se escuchó el silencio en la habitación, Leon aún no podía decir nada, de hecho no entendía nada, la explicación del hombre había sido tan vaga que hasta él la pudo haber hecho mejor, pero a estas alturas ya no importaba: Lo que estaba sucediendo era tan fuera de lo común que cualquier explicación le servía. Con todas sus fuerzas trató de decir algo, pero:
-"¿C-C-CODIAC?" Fue lo único que logró pronunciar.
-"Sí, CODIAC, es una organización secreta financiada por un reconocido político. Las siglas se traducen en 'Central Operativa de Dispersión de Inteligencia y Actividad Clarividente'. Sé que te preguntas el por qué te cuento todo esto si somos una organización secreta, pero es parte de nuestro protocolo proteger a aquellos que se ven involucrados en este tipo de eventos, y estoy muy seguro de que tú no ibas a quedarte tranquilo hasta que tuvieses una explicación. No puedo darte muchos detalles, y espero que entiendas eso, la mayoría de lo que te he dicho ya, es información clasificada." Le explicaba Raffaele manteniendo una cara muy relajada y hasta sonriente.
Leon estaba muy cansado, su visión se tornaba algo borrosa y sus párpados le pesaban, honestamente le importaba un bledo lo que le dijera este extraño; Su respiración se hacía cada vez más lenta, sentía que estaba perdiendo la conciencia de nuevo, hasta que un sonido lo hizo recapacitar. Su tono de celular retumbó en la habitación. Raffaele lo tomó y dijo:
-"Quiero que hagas exactamente lo que te voy a decir. Toma el teléfono y contesta como normalmente lo harías, ¿de acuerdo? Si necesitas una excusa para no estar en el hospital, solo dí que saliste a tomar un respiro".
Leon lo tomó y observó la pantalla, era Sato. Seguidamente contestó:
-"A-a-aló" Tratando lo más que podía en pronunciar bien las palabras.
-"¿Leon? ¿¡A dónde te has ido!? ¿¡Por qué demonios no estás aquí!?" Dijo Sato con una voz intensa.
-"S-salí a t-tomar un r-respiro" Respondió Leon con una voz temblorosa. "¿C-como e-está C-cam-mille?".
-"..." Súbitamente la conversación quedó en silencio. Pero Leon podía escuchar lo que ocurría del otro lado del teléfono: Se escuchaba el llanto de una mujer.
Raffaele no lo dudo ni un momento, el ya tenía por seguro que lo que había oído Leon no era nada bueno, y no iba a arriesgarse a que perdiera el control de nuevo: lo noqueó con un golpe al cuello y lo encerró en una habitación distinta, acto seguido tomó su celular.Y no hay respuestas, sólo más preguntas para que se rompan la cabeza un rato. No se preocupen por la espera, para este capítulo que viene seguro no me tardaré tanto.
Leon despertó al cabo de una hora, su cuerpo ya se sentía más ligero pero aun tenía la visión borrosa. Fue cuestión de segundos para que él se diera cuenta de que estaba desatado y en otra habitación. Parecía un hotel; había una cama bastante llamativa, un televisor grande al centro, una nevera y un armario corredizo en la pared. Pronto recordó que Sato lo había llamado, aunque no recordaba exactamente los detalles de la llamada; Leon revisó sus bolsillos en busca de su celular pero lo único que encontró fueron un par de pelusas.
Desconcertado, trató de abrir la puerta de la habitación. "¡Joder! Lo que me faltaba" fue lo único que cruzó su mente al descubrir que la puerta metálica se abría con una contraseña. Probó ingresando varios números al azar, pero como temía, no dió resultado. Intentó hacer llamados de auxilio por varios minutos.
-"¿¡Hay alguien ahí!? ¡Auxilio! ¡Estoy atrapado!" gritaba, "¡Raffaele! ¿¡Dónde coño te has metido!? ¡Sácame de aquí!".
Leon se calmó y trató de buscar una forma de salir. Primero revisó toda la habitación y se dió cuenta de que había un baño al lado, aunque eso no fue de mucha ayuda. Luego abrió los cajones de las mesas auxiliares de la cama: vacíos. En el armario corredizo había un uniforme que decía CODIAC, revisó los bolsillos pero tampoco encontro algo útil. Buscó debajo de la cama, en el espejo del baño; la nevera estaba llena de comida pero aún así no había nada que lo ayudara a salir de este cuarto.
Existía solo una cosa entre esas cuatro paredes que aún no había tocado: el televisor. Aunque en realidad no tuviese mucho sentido, Leon sintió que había alguna pista en el televisor, algo que lo ayudaría a escapar, pero se decepcionó al descubrir que no encendía. Sus ánimos se habían ido, sólo le rugía la panza, ya debía estar empezando a anochecer, y a pesar de que esa nevera estuviera llena, se sentía paranoico con respecto a esa comida; sin ganas de hacer nada, simplemente se sentó a esperar pacientemente a que algún milagro lo sacara de ahí.
Instantáneamente se escuchó una voz en la habitación. Era la voz de Raffaele:
-"Veo que por fin te has calmado."
Leon ubicó rápidamente la fuente de sonido; eran varios altavoces en el techo. De hecho, no fue sino hasta ahora que se percató de que habían un par de cámaras en las esquinas.
-"¿Qué quieres de mí, por qué no me dejas ir?" Dijo Leon, ya fatigado.
-"Ya te lo dije, debo protegerte".
-"¿De qué carajos estás hablando? No puedes esperar que yo me crea toda esa basura" Respondió Leon bastante alterado.
-"Mira niño, yo no estoy jugando contigo, este es mi trabajo y si no lo hago quién sabe que me pueda pasar a mí, esta organización tiene asuntos bastante serios así que por ahora solo sigue mis instrucciones y te aseguro que estarás afuera de este lugar antes de que te des cuenta."
Leon solo pensó que ese "antes de que te des cuenta" iba a significar ser noqueado otra vez, pero no tenía caso alguno discutir más, evidentemente el que tenía ventaja era Raffaele.
-"¿Qué se supone que debo hacer entonces?" Le respondió con un tono obstinado.
-"Voy a hacerte una serie de preguntas y quiero que me respondas con el mayor detalle posible. ¿Te ha sucedido algo extraño en los últimos días?".
-"Sí, he despertado tres ocasiones y sigue siendo la misma fecha. También tuve una serie de mareos y dolores de cabeza que me hacían perder la consciencia" Dijo con fastidio.
-"Interesante, es exactamente como me habían informado, creo que es primera vez que recibo un comunicado tan preciso". Se podía sentir una pequeña alegría en el tono de voz de Raffaele. "¿Alguno de tus amigos sabe esto?" Preguntó.
-"No me atreví a decirles nada" Contestó.
-"¿Notaste algún cambio entre los días que despertaste?"
-"No, en realidad no." Dijo Leon. ¿Pero era eso cierto? ¿No hubo ningún cambio significativo en ninguno de esos días?
No, eso no era cierto, si hubo algo que cambió. "¡No, espera! Hoy decidí cambiar algo, evité que mi profesor tuviera un accidente". Corrigió; y el sabía que a causa de eso, Camille también había sufrido.
Instantáneamente recordó la llamada de Sato y una lágrima bajó por su mejilla. Él no tenía que confirmar nada, el silencio de esa llamada y el llanto de la madre de Camille lo habían respondido todo.
Hubo una pausa relativamente corta entre la respuesta de Leon y las palabras de Raffaele.
-"Hmm... ...Eso puede ser problemático, pero aún tenemos que realizar varias pruebas, dejaremos el resto para mañana. Por ahora descansa; Si tienes hambre, la nevera tiene comida suficiente para un par de días, seguro no has comido nada en todo el día, por si no lo sabías, son las 7 y media".
Quizá fue algo rudo o grosero pero no se escuchó nada más de parte de Raffaele, y Leon solo se quedó en silencio pensando en que las probabilidades de que Camille ya no estuviese con vida eran muy altas; honestamente, había perdido el apetito.
Después de un rato simplemente lo aceptó: Camille ya no estaba. Leon se acostó en la cama y se quedó pensando, ¿cuál era el problema con todo esto? Al pasar la noche despertaría en su cama, sería cinco de Marzo otra vez, Camille estaría otra vez con vida, y esta vez podría evitar ambos accidentes ¿no?. Estaba muy cansado, le costaba incluso pensar lógicamente, el no haber comido y haber sido tratado con un anestésico poderoso lo tenía débil. Con un poco más de ánimo, Leon decidió intentar dormir.
Se encontraba tan agotado que no le costó mucho, pero al despertar solo se llevo una desafortunada sorpresa: él aún se encontraba en la habitación. Le tomó un tiempo asimilarlo, hoy era 6 de Marzo, lo que quería decir una cosa que ni él quería pensar. Leon cayó en lágrimas por unos quince minutos, su desesperación y culpa lo estaban matando, él sólo quería volver a la normalidad y que todas las cosas absurdas que le estaban pasando cesaran. Su tristeza se volvió insonora en cuestión de momentos hasta que Raffaele habló por los altavoces:
-"Buenos días, Leon. Necesito que comas, debemos realizar estas pruebas temprano" Fue lo que se escuchó.
Leon no respondió, simplemente obedeció. Tomo una manzana de las que habían en la nevera, le dio unos cuantos mordiscos y luego la volvió a meter ahí. Definitivamente no tenía animos de nada. De repente, la puerta de la habitación se abrió y se escucho la voz de Raffaele de nuevo.
-"Sal. A tu derecha, tercera puerta a la izquierda del pasillo."
Nuevamente sin hacer ningún sonido fue a donde le habían indicado. La placa de la puerta decía "Sala de TEC". Al entrar solo vió una gran silla con varios cables conectados y un casco metálico; parecía algo que verías en una película de terror. Habían varios monitores a los lados y algunos controles con palabras que ni entendía.
-"Siéntate y colócate el casco, no te preocupes, es inofensivo." Se escuchó en la sala.
Dudoso, pero sin tener ningún argumento para salir de ahí, Leon se sentó e hizo lo que le mandaron, se colocó el frío casco de metal. Seguido de eso, varios monitores comenzaron a mostrar su pulso y tomas de su cerebro. Era increíble y a la vez escalofriante.
-"Muy bien, iniciemos ahora la terapia."
¿Terapia? ¿No era una prueba? Inmerso en un profundo terror solo podía pensar ¿Qué demonios le íban a hacer?. Fue entonces cuando la silla lo sujetó de manos y pies. La película de terror había empezado a cobrar vida, su pulso se aceleró muy rápidamente y le temblaba la quijada. Empezó a sentir un cosquilleo y varios de sus músculos se movían involuntariamente hasta el punto de convulsionar. Pobre de Leon, estaba siendo traumatizado.
Así pasaron segundos, minutos, casi una hora sin que él pudiese tomar control de sí mismo. Cuando finalmente paró este horripilante carnaval que lo atemorizaba, la silla soltó a Leon. Él no tuvo ninguna reacción en torno a lo que había sucedido, de hecho no sintió absolutamente nada fuera de lo común, aunque no podía evitarse preguntar algunas cosas bastante extrañas:
¿Por qué traía puesto un uniforme escolar? ¿Qué era esta sala? ¿Qué significaba TEC? ¿Dónde estaba? ¿Y por qué estaba allí en primer lugar?
Se escucho una voz en la habitación:
-"Hola Leon, mi nombre es Raffaele. Se me ha elegido para darte la noticia de que has aprobado la aplicación; después de haber pasado días investigando para nosotros, ahora eres oficialmente un miembro de CODIAC ¡Felicitaciones y bienvenido al equipo!"
Las palabras de Raffaele se incrustaron en su mente por unos cuantos segundos, él no tenía idea de lo que acababa de pasar y sentía como si algo le faltase a su propia línea de pensamientos; no podía recordar nada, su mente estaba dándole vueltas. Sentía como si fuese un niño otra vez, recobrando la consciencia. Raffaele le había dicho que él había pasado días investigando para CODIAC, pero ¿qué era CODIAC? no tenía ni la más mínima pista, y además ¿cuándo se supone que Leon hizo la aplicación para ser un miembro?Y como no me gusta que las historias se solapen unas a otras, vayan y lean lo que recién ha subido Lord Kelmo: "Mi Amigo Es Un Elfo".
-"Por favor sal de la habitación y espérame en el pasillo". Se escuchó la voz de nuevo.
Sin saber qué iba a suceder, Leon dio un paso afuera de la habitación para encontrarse con un hombre que llegaba por el lado derecho del pasillo. Se veía algo viejo, con cabello marrón claro y echado hacia atrás. Tenía una gabardina que le llegaba casi a las rodillas. Lo que lo sorprendió más fue el hecho de ver que el hombre llevaba un arma en el cinturón. Él no sabía si estar asustado.
-"Hola Leon, encantado de conocerte, soy Raffaele" fue lo que dijo el hombre.
Para Leon, ese nombre resultaba extrañamente familiar pero no podía sacar ninguna conclusión al respecto.
-"¿D-Dónde Estoy?" Dijo.
-"¿No lo recuerdas? Estás en las instalaciones de CODIAC, has estado viviendo aquí aproximadamente una semana mientras nos ayudabas con nuestra investigación" Le respondió Raffaele.
-"No puedo recordar nada, ¿Qué se supone que estaba investigando aquí?" Preguntó Leon con una mirada vacía.
Raffaele no dijo nada por un par de segundos "¿Seguro que no recuerdas nada? Deberías volver a revisar los documentos que dejaste en tu habitación. Date una ducha, ponte tu uniforme y acompáñame para darte un recorrido por el lugar" Dijo con una sonrisa un tanto falsa.
Leon no dijo nada más. Por muy extraño que pareciese, sí sabía dónde estaba su habitación, lo que lo hacía pensar que probablemente sí estuvo ayudando con la investigación. Al entrar al cuarto notó unos cuantos papeles sobre una de las mesas auxiliares; decían varias cosas que no entendía:
-"...Espectro Invertido, Percepción Extrasensorial, Efecto Zeigarnik..."
¿Qué se supone que significaban esas cosas? Un pensamiento lo golpeó fuertemente: "¿Estos papeles en verdad estaban aquí antes?" Leon simplemente los ignoró por los momentos y revisó el armario. Había una camisa, un pantalón, una chaqueta que decía CODIAC en la parte posterior, un cinturón de pecho para portar armas, y aunque no había un arma ahí, sí había un celular. Al notarlo, otra vez lo desconcertó una pregunta "¿No traía un celular conmigo?", se quedó pensando en eso un buen rato y luego decidió definitivamente darse un baño. Al salir vio su rostro en el espejo, tenía ojeras y el cabello despeinado, "¿Era este mi rostro?", pensó, "Debo estar volviéndome loco". Se frotó los ojos y se puso el uniforme, el cinturón y la chaqueta; tomó el celular y trató de ver qué había en él, una vez encendido, se mostró lo siguiente: "Habitación C-06. Acceso: 00261" y luego se vio un pequeño perfil con su foto, edad y nombre.
Leon trató de revisar algunas funciones del celular pero no pudo hacer nada más. Asumió que sí era su celular, y que quizá su reciente falta de memoria lo estaba afectando. Seguido de eso intentó salir de la habitación, el único problema era que no sabía la contraseña de la puerta pero él no era tan tonto, recordó lo que había mostrado el teléfono, eso definitivamente debía ser la forma de entrar y salir de esta habitación.
Ingreso los números uno por uno: 0-0-2-6-1. Aparecieron unas letras verdes que decían "Abierto" en una pequeña pantalla junto al teclado de ingreso. Seguido de eso la puerta se abrió sola y Leon pudo salir.
Raffaele lo estaba esperando afuera.
-"Veo que estás listo. Sígueme, te enseñaré primero esta parte de las instalaciones."
Leon solo asintió con la cabeza, estaba completamente perdido sin pista alguna de lo que él mismo estaba haciendo. Dieron unos cuantos pasos más y Raffaele volvió a hablar.
-"Aquí están las habitaciones del Ala C. Al igual que tú, hay otras personas que también aplicaron para formar parte de esta cooperativa. En total, hay 10 habitaciones, lo que quiere decir que hay otros 9 miembros nuevos además de ti, estoy seguro de que los conocerás pronto." Siguió caminando mientras hablaba. "Esta es la Sala de TEC, se podría decir que aquí es donde verificamos vuestro potencial como miembros y decidimos si aprueban o no."
Leon permanecía en silencio, no sabía como actuar ante la situación, simplemente seguía a Raffaele por todo el lugar mientras él le explicaba. Pasaron por varios pasillos que incluían una biblioteca virtual, varios laboratorios químicos, laboratorios biológicos, almacenes, salas de investigación, un centro médico y el cuarto de cámaras y seguridad. Era impresionante todo lo que había, y eso que se supone que solo íba a mostrarle el Ala C de las instalaciones; el lugar debía ser inmenso.
Finalmente llegaron a una sala con un par de muebles, una cafetería, un bar y varias mesas.
-"Esta es la sala casual, aquí es donde el personal se toma un descanso de las investigaciones. Siempre que te sientas fatigado, puedes visitar esta habitación, la organización no quiere imponer un horario estricto a los miembros; nuestro líder piensa que al dejarlos actuar libremente se puede desvelar un mayor desempeño de su parte." Dijo Raffaele.
Hubo un corto silencio y en ese justo momento se escuchó una voz muy baja salir de adentro de su gabardina. -"Raffaele, necesito que vayas al cuarto de seguridad. Acabamos de sufrir una baja de seguridad muy crítica, necesito que actives el protocolo de emergencia".
Se podía ver el terror en la cara de Raffaele, indiscutiblemente eso era algo muy malo. Raffaele ignoró el recorrido por el momento y fue a toda velocidad al cuarto de seguridad. Leon no evitaba la curiosidad, así que lo siguió. Al entrar, notó que habían pantallas en todas partes y varios teclados, luces y botones. No se había dado cuenta de que Raffaele ya había empezado a teclear a una velocidad increíble, solo le dió tiempo de verlo presionar el último botón, que hizo que una voz se escuchara por todo el lugar.
-"Protocolo de emergencia activado. Aislando Ala C. Cortando acceso exterior. Temperatura: 292,27 Kelvin. Presión Atmosférica: 107,94 KiloPascales. Número de Individuos: Catorce."
-"¿¡Qué!?" Gritó Raffaele, se le veía muy agitado. Leon pudo notar que habló con el cuello de su gabardina, al parecer tenía un micrófono ahí "¿¡Oíste eso!? ¡Catorce Individuos! ¡Hay dos infiltrados! ¡Quiero que vayas alistando a todo el personal, esta situación es muy grave!"
Raffaele se volteó y se dio cuenta de que Leon lo había seguido. Suspiró y le hablo con calma.
-"Debes volver a tu habitación en este instante y cerrar la puerta, por lo que más quieras no salgas de ahí hasta que yo te avise. Por último, necesito que mantengas la calma y no intentes ninguna locura, nosotros estamos preparados para esta situación"
Leon estaba horrorizado, no solo porque todo esto había ocurrido en cuestión de segundos, sino porque no entendía qué demonios estaba sucediendo. Él tenía demasiadas preguntas, pero por los momentos solo hizo caso de lo que le habían dicho. Fue a su habitación y se encerró ahí.
Al llegar, la puerta se cerró detrás de él. Tenía mucha ansiedad por saber qué ocurriría afuera. Se lanzó a la cama, y queriendo distraerse de eso, empezó a pensar en como había llegado a este lugar; fue ahí cuando recordó que estaban esos papeles sobre la mesa. Decidió darles una ojeada a cada uno, pero no importaba el esfuerzo que hiciera, no había manera de entender lo que decían. Le dio un vistazo a toda la habitación, trató de encender el televisor pero no podía hacer que funcionara, se dió cuenta de que había una pequeña ranura en la parte de abajo, aunque no sabía para qué servía. Se quedó con la mente en blanco mirando al techo. Pasaron unas dos horas y Leon decidió tomar un poco de refresco del que había en la nevera.
Mientras tomaba, se escucharon varios disparos en el pasillo. Leon saltó de terror y dejó caer el vaso plástico, derramando el refresco. ¿Qué había pasado ahí afuera? Él no se podía mover del miedo, le temblaban las rodillas. Seguido de eso, la luz de algunas lamparas se apagaron, otras titilaban. Leon sucumbió en pánico y por unos instantes olvidó lo que le había dicho Raffaele en el cuarto de seguridad. Se movió lentamente hacia la cama y se volvió a acostar a esperar que todo terminara.
Pasaron otras dos horas y Leon ya se estaba cansando de estar acostado sin hacer nada, sintió que no estaba haciendo nada productivo con solo estar ahí; pero más que eso, él quería saber qué era todo lo que sucedía en el pasillo. Sudando frío, se acercó a la puerta e ingresó la clave de nuevo. La puerta se abrió. Solo algunas luces del pasillo funcionaban, tal cual como su cuarto. Leon estaba muy tenso; salió lentamente de la habitación, miró a su izquierda solo para distinguir el pasillo oscuro; al voltear para ver al lado derecho se llevó un gran susto. Lo que había visto lo dejó petrificado; no solo era el charco de sangre en el piso, había un cuerpo baleado ahí. Una de las luces se encendió por un momento y pudo distinguir mejor el cadáver: un hombre en sus cuarentas, con una gabardina y cabello marrón claro, no había duda de ello, era Raffaele.
El solo verlo le daba náuseas. En medio del terror que lo hacía permanecer inmóvil como una estatua, Leon soltó unas cuantas lágrimas. Le ardían los ojos por alguna extraña razón, sentía como si hubiese pasado mucho tiempo llorando. Por un momento volvió a ver el charco de sangre en el suelo, la escena lo perturbaba de muchas maneras, quería mantener toda la distancia posible.
Se quedó unos cuantos minutos quieto, sufriendo de paranoia, sin saber qué había ahí afuera en la oscuridad que pudiera estar acechándolo. Muchos pensamientos desesperados recorrían su mente; Leon tragó la poca saliva que había en su boca. No sabía si era coraje o miedo lo que lo motivó a seguir, pero así lo hizo. Empezó a caminar hacia el tétrico pasillo, donde algunas luces se encendían ocasionalmente. Llegó a un cruce, pero la falta de luz le impedía ver con claridad el otro lado de los corredores; su memoria le indicaba que estaba cerca de los laboratorios químicos. El silencio era abrumador, no se escuchaba ni un eco, ni una voz; nada. Leon siguió caminando sin saber hacia donde iba, para él cualquier lugar lejos de ese cuerpo estaba bien. Ingrato para él, se escucharon un par de pasos por un momento. Él se quedó quieto por un rato; el susto lo volvió estático.
Volvió a caminar luego de unos segundos. Empezaba a sentir que algo lo estaba persiguiendo desde lo profundo de las sombras. A pocas pisadas después, sintió que había pisado algo líquido, y seguido de eso creyó haber pateado algo. No pudo evitar soltar un grito que se escuchó en todo el lugar, y no mucho tiempo después se escuchó un grito de mujer a lo lejos. El miedo lo hizo correr a toda velocidad dentro de la oscuridad, sin saber hacia qué dirección iba.
Pocos momentos después vió un corredor que tenía una luz que cruzaba el que estaba siguiendo. Sin pensarlo dos veces fue allá, solo para encontrarse otros dos cuerpos en el suelo rodeados de sangre. Un hombre y una mujer; ambos jóvenes, de al menos veinte años, tenían batas de laboratorio y parecían haber recibido uno o quizá más disparos. Leon no podía pensar en detalles por ahora. Atrajo su atención una serie de pisadas rojas que caminaban en dirección al pasillo de donde él vino. Él no quería dejar la luz, pero las pisadas le causaban escalofríos y se sentía desesperado por salir del lugar, así que corrió de nuevo. Sin querer, tropezó y cayó de lleno en la sangre que había en el suelo. Estaba caliente. El sentimiento que tenía era difícil de describir, tenía ganas de vomitar pero el terror lo reprimía. Le temblaba la mandíbula. No pudo evitar dirigir la mirada al rostro de la mujer que yacía sin vida ahí. Agobiado e impaciente por alejarse de eso, se levantó, y empapado en sangre ajena y el sudor de sus nervios, corrió de nuevo hacia lo desconocido. Ya no lo soportaba más, había pasado un cuarto de hora corriendo, o por lo menos eso sentía. Cansado, Leon decidió seguir caminando a tempo alto pero seguro no se esperaba lo que íba a encontrar a continuación.
Al tornar a destra en el último tapón, vió a una chica que aparentaba su edad al otro lado del pasillo. Por fortuna, ella sí estaba viva; tenía el cabello color negro y unos penetrantes ojos azules. Se le veía tan asustada como a él; cuando se percató de que la estaban mirando, gritó fuertemente. Leon reconoció el grito, era el mismo que había escuchado antes. Justo antes de salir corriendo, notó que la chica llevaba un uniforme similar al de él que decía CODIAC en su brazo. A pesar de querer escapar de la situación, le aliviaba haber encontrado a otra persona de las instalaciones. Con un nudo en la garganta, decidió hablarle:
-"¿Tr-Trabajas aquí?" Dijo Leon dando un paso adelante.
-"¡No des un paso más!" Respondió la chica, que tomó el arma de su cinturón y lo tenía en la mira. "¿¡Quién eres!? ¿¡Por qué nunca te he visto aquí!? ¿¡Qué es toda esa sangre!?" Dijo mientras le temblaban las rodillas.
Leon se quedaba sin habla, estaba paralizado del miedo, probablemente lo siguiente no fue lo más sensato, pero fue lo único que alcanzó a decir.
-"A-a S-s, L-Le-Leon"
-"¿Tú eres el nuevo, cierto?"
Él ya no podía decir nada por más que lo intentara, simplemente asintió con la cabeza como pudo evitando llorar. La chica suspiró -"Ven conmigo, tenemos que salir de aquí". Rápidamente lo tomo de la mano y lo llevo consigo.
Su mano estaba fría. Leon no dudó en seguirla, cualquier cosa le servía. A decir verdad, él estaba un poco más calmado ahora que ya no estaba solo. Sabía que podía confiar en ella, ya que después de todo, también era miembro de CODIAC. Juntos recorrieron uno de los pasillos iluminados hasta que llegaron a la sala casual.
-"Aquí estaremos a salvo por los momentos" Dijo la chica. "¿Ya estás más tranquilo? Disculpa, no fue mi intención asustarte"
-"E-está bien" Respondió Leon recuperando el aliento.
-"Mi nombre es Lily, llevo tres meses trabajando aquí, se me dió la orden de mantener a salvo a los nuevos ingresos pero no he encontrado a nadie además de ti."
-"¿Podrías decirme qué está pasando?" Le preguntó con un poco más de confianza.
-"Justo ahora, hay dos personas infiltradas en el Ala C. Desde entonces, hemos tratado de localizarlas pero no ha habido reporte alguno de ellos, y a medida que pasa el tiempo, encontramos más personal sin vida." Suspiró. "Es por eso que se me asignó la tarea de cuidar de los nuevos ingresos." Alegaba Lily. "Tú debes ser Leon ¿no?"
-"Sí." Respondió.
-"Raffaele me ha dejado a cargo de ti. A propósito, ¿No lo habrás visto por ahí?"
Esa pregunta lo hizo recordar el cuerpo que había justo en el pasillo afuera de si habitación. Era agobiante el solo pensar que habían ya varios muertos en todo el lugar, y que en cualquier momento le íba a tocar a él. Leon se quedó en silencio mirando a Lily, asustado sin saber qué decirle.
-"Sí, eso me temía..." Dijo Lily con una mirada distante. "Voy a salir, debo buscar a los demás. Por favor, quédate aquí y hagas lo que hagas, no abras la puerta; ciérrala con lo que sea tan pronto salga. Volveré y te sacaré de aquí tan pronto como haya rescatado al resto."
Ella salió lentamente por la puerta. Volteó, miró a Leon una vez más, y luego siguió su camino por los oscuros pasillos. Leon inmediatamente cerró la puerta después de eso, colocando un sofá para trancarla. No mucho tiempo después, se sentó y se quedo completamente tranquilo, tratando de no pensar en nada que lo estresara.
Estuvo un tiempo así, pero conforme esperaba, se impacientaba, así que se levantó y empezó a revisar la habitación. Como vió la última vez, había una cafetería con mucha comida, baños, varias computadoras y estantes con libros. "Campos Morfogenéticos, Cifrado de Playfair, Síndrome de Fregoli" era lo que decían las portadas; nuevamente, cosas que él no entendía. Las pantallas estaban siempre encendidas y todas decían "Acceso a la biblioteca virtual", además, habían dos campos en blanco en cada una: "Operador" y "Contraseña". Ciertamente no tenía idea de qué hacer con eso. Volteó a ver una de las mesas para encontrar unas carpetas con papeles regados. Una de ellas decía "Asphodel - 3" en la etiqueta. Al abrirla se dió cuenta de que solo tenía una hoja adentro; parecía ser un reporte de personal. Leon procedió a leer el documento. Justo en la parte superior estaba escrito lo siguiente:
"Sujeto: Asphodel
-Edad: 51
-Cargo: Fundador/a
-Organización: CODIAC"
No estaba seguro de si eso significaba que el reporte hablaba de ese sujeto, o si era ese sujeto quién había escrito el reporte; eso le causaba una pequeña duda. También decía "Cargo: Fundador/a" y posteriormente "Organización: CODIAC". ¿Acaso este sujeto era el fundador de CODIAC? Leon inmediatamente continuó leyendo.
"Yo, Asphodel, en mi poder de fundador, autorizo al actual investigador y miembro de la organización, Raffaele Klein, para efectuar la captura del individuo Leon De L'auche con vida. Se le asignará una habitación, se le interrogará y se le tratará en la sala de terapia electroconvulsiva. Posteriormente se le asignará un cargo dentro de la organización e iniciará el programa diseñado para el Objetivo 01."
"¿¡Qué!?" contenía su mente después de haber leído tal cosa. El párrafo no tenía sentido para él. "¿Fui capturado?" pensó. "Pero Raffaele me dijo que llevaba aquí meses ¿Fui capturado hace mucho tiempo? ¿Y qué es eso de 'Sala de terapia electroconvulsiva'? ¿¡No será, la sala de TEC!?" La cabeza de Leon estaba a punto de explotar. "Ahora que lo pienso... ¿¡Cuándo fui interrogado!? ¿¡Por qué carajo no puedo recordar nada!?" Y con las dudas clavadas en su mente, siguió con la lectura. Había una parte ilegible, tenía como título "Justificación", y estaba escrita en un lenguaje extraño. Luego de eso había otro pequeño párrafo:
"Hola, Leon, sé que estás leyendo esto". Paró por un momento al leer esa oración, un pequeño escalofrío recorrió su cuello. "Mi nombre es Asphodel, soy el fundador de la organización CODIAC. Mi propósito es guiarte y ayudarte a salir de las instalaciones. No te asustes, puedo asegurarte que te encuentras en una situación perfectamente controlada, todo lo que has visto estaba planeado con antelación. Lamentablemente la situación es muy riesgosa para mí, así que no podré verte en persona, pero he conseguido a alguien que pueda cumplir con la tarea. Lily te ayudará de ahora en adelante, estará ahí para responder algunas de tus preguntas, pero debes tener cuidado de las cosas en las que te interesas, puede que algunas respuestas no sean de tu agrado. También debes cuidarte de lo que hay afuera en los pasillos, no debes hacer nada muy apresurado o podrías estar en grave peligro. Siempre y cuando hagas lo que Lilibeth te ordene, te garantizo que todo saldrá bien. Pronto te reunirás con otros nuevos ingresos, ellos son todos confiables así que no hay de qué preocuparse."
"¿¡Qué mierda es esto!?" Leon empezaba a alterarse. El hecho de que el propio fundador tuviese todo esto previsto no lograba calmarlo. ¿Estaba en sus planes que toda esa gente muriera? ¿Estaba en sus planes que Raffaele muriera? ¿Si está todo perfectamente controlado cómo es que la situación es "riesgosa" para él? ¿Son estas personas, en verdad confiables? "¿Me están usando?" Leon se preocupaba de ser ahora simplemente parte de un experimento, no podía sacar conclusiones de nada.
Estaba agitado. Quería desesperadamente entender, pero no había contexto alguno en el cual él pudiera centrar todo lo que había sucedido. Sus pensamientos cesaron con el sonido de un golpe en la puerta.
"¡Ayuda! ¡Déjenos entrar por favor!" decía una voz jadeando. Era un tanto femenina, diferente a la de Lily.
Seguido de eso se escucharon varios disparos afuera que asustaron a Leon.
"¡Por favor!" La voz decía en sollozo. Se le oía plañir del otro lado de la puerta.
¿Debería abrir la puerta? ¿No le había dicho Asphodel que no hiciera nada apresurado, que solo obedeciera a Lily? Ella le había ordenado no abrir la puerta por ningún motivo, pero al parecer las personas del otro lado estaban en graves problemas ¿Qué se supone que debía hacer Leon ahora?
"¿Es posible alterar el pasado sin cambiar el presente? ¿Es posible menguar el tiempo para estar en dos lugares al mismo tiempo? ¿Es posible enviar información a través del tiempo y espacio? No, no lo es, por lo menos no hasta dentro de 30 años, cuando un errante descubra que tiene la habilidad de romper los esquemas y las concepciones de la consciencia humana. Alguien que puede transferir su mente a otra época; alguien cuyo cuerpo puede existir en dos lugares en los que no ha estado nunca, simultáneamente. Es tentador; poder corregir todos los errores que he cometido. Aunque quizá para mí, esperar 30 años para eso, sea demasiado.
-Asphodel"
Lily salió por la puerta al comprobar que Leon finalmente estaba calmado. Estaba asustada, agonizando por dentro. No quería hacer el trabajo. "Soy una cobarde" se decía a si misma. "¿Por qué Asphodel me ha ordenado a mí, una novata entre más de cien miembros en esta ala, rescatar a todos los nuevos ingresos? ¿Qué pasó con los miembros de alto rango?" pensaba. Por un corto momento recordó la cara de terror que tenía Leon cuando la vió. "No, debo seguir adelante, no puedo parar ahora, hay personas que cuentan conmigo en estos momentos, no puedo defraudarles".
Prosiguió por los fríos corredores del lugar, tratando de hacer la menor cantidad de ruido posible, sosteniendo su arma con ambas manos, con los dedos lejos del gatillo, tal como le habían enseñado. Caminó sin rumbo por un largo tiempo, tratando de recordar las direcciones que tomaba, hasta que se topó con un cuerpo ensangrentado que yacía en el suelo. Era el cuerpo de Raffaele. Ella ni siquiera se detuvo a llorar, solo mostró una cara de repulsión y tristeza, jadeando sin poder emitir ningún sonido. Se acercó al cuerpo y lo revisó. Tomó su identificación, y se percató de que algo faltaba. Su correa estaba vacía; su arma no estaba. "Quien quiera que haya hecho esto, debió tomarla", dedujo.
Justo al lado había una habitación vacía. Al entrar e inspeccionar el lugar, vió unos papeles en la mesa. Una de las carpetas decía "Leon De L'auche" y no hubo dubitación, la abrió y ojeó la primera página, hubo un párrafo que llamó su atención:
"Leon De L'auche es un sujeto de Clase 6. Posee aptitudes para accesar el campo morfogenético. Actualmente, se le considera espécimen de prueba. Se le serán entregados documentos referentes a dicha virtud y cómo empezar a desarrollarla en los próximos días. Es de vital importancia que el sujeto se familiarice con el contenido. Sus pruebas se llevarán a cabo el día 6 de Marzo."
Sorprendente. A pesar de tener ya un tiempo trabajando para CODIAC, se daba cuenta de lo mucho que escondían esas siglas. Tanta información que desconocía la llevaba a interesarse más en la lectura. Siguió revisando los papeles y se dió cuenta de que otra de las hojas hablaba de lo que era el campo morfogenético.
"La teoría de los campos mórficos fue desarrollada por el escritor, parapsicólogo, Alfred Rupert Sheldrake en 1981, explicada en su libro 'Una Nueva Ciencia De Vida: La Hipótesis De La Resonancia Mórfica'. Esta teoría establece que todos los seres, nos encontramos conectados mediante una dimensión no palpable: El Campo Mórfico; y que debido a eso, la información puede ser transmitida de un objeto a otro sin necesidad de ellos tener alguna interacción. Su más reconocido arquetipo es el que postula que mientras más y más personas saben algo, es más fácil aprender la información para aquellas que la desconocen.
En uno de sus experimentos, tomó tres rimas japonesas similares. La primera de ellas, una secuencia de palabras sin sentido alguno; la segunda, un verso nuevo; y la tercera, una rima tradicional de japón. Ninguno de los niños a los que se les hizo memorizar estás rimas sabía japonés. De las tres, la rima que se les hizo más fácil memorizar fue la rima tradicional japonesa.
Este y otros varios experimentos llevaron a Sheldrake a concebir que existe un campo de patrones habituales que conecta a todos los seres vivos, que influencia y es influenciado por las costumbres de las personas. Mientras más fuerte es un patrón en dicho campo, mayor será la probabilidad de que alguien más adquiera ese hábito, ya sea conocimiento, comportamiento o percepción.
Durante el tiempo, se ha debatido esta teoría infinidades de veces, pues, al parecer no sólo explica el cambio en algunos seres vivos, sino que también soporta el comportamiento de algunos objetos inmóviles, como cristales, equipos electrónicos y demás. Se ha llegado a cuestionar qué tan permisivo es el campo, y qué se puede lograr al poder alcanzar tal fuente de información. Actualmente, el acceso al campo morfogenético es una prioridad de investigación en las instalaciones de CODIAC."
Lily se quedó perpleja. Era imposible que algo como eso existiese ¿o sí?. Trató de buscar más información para complementarlo, pero los demás documentos utilizaban un lenguaje muy técnico como para comprenderlo, con detalles acerca de experimentos y resultados. No muchos segundos después, recordó que tenía un trabajo que cumplir; no debía estar perdiendo el tiempo con eso. Salió de la habitación y siguió buscando a los demás en los pasillos.
No había ningún ruido, el aire se sentía denso. Lily volvió a ver el cuerpo de Raffaele mientras se iba; le causó un disgusto enorme el ver a su superior ahí tirado. Volteó hacia la otra dirección, sostuvo su arma y siguió caminando con el corazón acelerado.
Llegó a un pasillo con mucha luz. Al final se podía ver la silueta de una persona, más específicamente, alguien con una chaqueta de las instalaciones.
-"¡Identifícate!" Dijo Lily, esperando que el hombre le respondiera.
Él no dijo nada, de hecho, siguió caminando hacia adelante mientras sacaba un arma de su chaqueta. Era un rostro familiar para ella, de eso no había duda. Esas marcas en las mejillas; esas ojeras; el cabello hacia atrás... ...era muy pronto para sacar conclusiones, pero definitivamente no le gustaba para nada lo que había visto, se había quedado paralizada como si hubiese visto a un fantasma. Súbitamente se oyó el sonido del disparo y sintió una pequeña brisa pasarle cerca del rostro. El miedo la hizo correr; escapar de ahí. Varios disparos más se escucharon; sea quien fuese, no la quería viva, eso era seguro.
Como un rayo, se dirigió a la sala casual para esconderse. "Sí soy una cobarde después de todo" pensó. "¿Qué está pasando? ¿Cómo es que él está ahí?" se dijo a si misma. "¿¡Cómo es que Raffaele sigue vivo!? Yo vi su cuerpo ahí tirado ¿¡Y qué demonios le pasa!?"Al pasar por las habitaciones normales se dio cuenta de que el cuerpo de Raffaele seguía en el suelo. Ella podía escuchar los pasos que la seguían; alguien venía por ella, con intenciones de matarla. "¿¡Cómo es esto posible!?" seguía pensando, sin poder entenderlo. Al llegar al frente de la sala casual, vió en el suelo un rastro de sangre que entraba por la misma puerta por la que había salido antes. En medio de un breve conflicto emocional, dejó salir una lágrima que rodó por su mejilla. Lo único que temía ahora era que algo le hubiese pasado a Leon; ella sabía que él era importante, y le había prometido a Asphodel que cuidaría de él.
Ahí estaba él, desesperado sin nadie que lo ayudara a decidir que debía hacer. "¡Maldición!" se decía a si mismo, mientras los nervios lo hacían sudar.
-"¡Ayuda, Por favor!" se escuchaba del otro lado, mientras alguien golpeaba la puerta repetidamente con apuro, como si algo los estuviese persiguiendo.
Leon no podía esperar más, sentía remordimiento por dejar a los otros afuera, todavía sumergidos en llanto y jadeo. Se llenó de valor, y quitó el sofá que había usado para bloquear la puerta, que seguidamente abrió de par en par, sosteniendo el corazón en la garganta del miedo.
Eran dos personas; ambas portaban el uniforme de la instalación. Una chica de ojos verde oscuro, era difícil diferenciarlo con tantas lágrimas ocultando su color. Ella tenía cabello largo y rubio, con varios mechones que le cubrían el rostro. Un rostro que gritaba auxilio, aún en silencio. Su mirada lo guió por sus brazos hasta notar que ayudaba a otro joven de cabello largo, color marrón. Él tenía una profunda herida en su hombro derecho, causado por lo que parecía ser un disparo de bala. Toda su camisa estaba llena de sangre y a duras penas se notaba que estaba vivo.
-"¡Por favor!" le decía la chica, mirando a Leon fijamente en los ojos.
En ese momento un súbito mareo lo hizo tambalearse, y un recuerdo lo atrapó por completo. Se encontraba en una escuela, en medio de clase. El profesor hablaba de seguridad escolar, de cómo reaccionar ante una fractura. A pesar de que le resultaba dificil tener claro qué pasaba en dicho momento, pudo distinguir un par de sombras a su lado. Era una chica y un chico. Él le decía "Leon ¿vamos hoy al canal?" por alguna razón sus rostros se veían borrosos. "Leon ¿estás bien?" decía la chica, "¿Quieres que te acompañe a la enfermería?". Fue entonces cuando recobró la conciencia, se dio cuenta que estaba de vuelta en la sala casual de CODIAC. Algo lo hizo moverse, una parte de él, algo incontrolable lo llevaba adelante, una especie de instinto.
-"¡Rápido, acuéstalo sobre la mesa y cierra la puerta!" dijo Leon. "¿Qué le sucedió?"
-"¡L-Le dispararon en el hombro!", ella le respondió, secándose las lágrimas.
La chica hizo lo que se le ordenó; tomó al chico y lo acostó en el mesón de una forma un tanto torpe, dejando sus extremidades caer primero. Luego cerró la puerta y trancó la entrada con el sofá. Leon, por otro lado, no dudo ni un momento y buscó uno de los botiquines de primeros auxilios que había en cada habitación. Él primero le abrió la camisa, tomó el desinfectante y prosiguió a esterilizar la herida con un algodón. El joven gritó con mucha fuerza, expresando un inmenso dolor.
Leon agarró un anestésico del botiquín, lo aplicó sobre la herida y seguido de un par de minutos, suturó el agujero de bala que tenía. El otro chico no paraba de gritar a pesar de que ya debía haber hecho efecto.
-"¿N-no vas a-a sacarle la bala?" preguntó la chica, algo sorprendida.
-"No." Respondió Leon.
-"¿¡Pero no es eso peligroso!?" Insistió.
-"Hacer eso podría dañarle aún más el tejido. En realidad, es falso que dejar una bala en el cuerpo es peligroso. Al ser disparadas, se calientan enormemente; para cuando entran al cuerpo, ya están completamente estériles y no presentan ningún riesgo de infección. Por lo pronto lo mejor es parar el sangrado, que es un problema mayor." Decía mientras volvía a desinfectar el área de la herida.
Le colocó un pequeño parche, cubriendo el lugar de la sutura, y luego lo vendó con gasa. Él mismo estaba estupefacto, puesto que no tenía idea de qué acababa de hacer. "¿Cuando aprendí todo esto?" pensó. El joven trató de levantarse, cansado, apoyando el codo en la mesa.
-"¿Cual es tu nombre?" le dijo mirándolo con cautela.
-"Leon De L'auche" Respondió. "¿Y el tuyo?"
-"Damon Alistel, y ella es Irina Klein". Contestó, llevando su mano al hombro.
-"Yo... ...Gracias" dijo Irina, un poco agitada, aún dejando rodar lágrimas por sus mejillas.
"Irina... ...Klein..." Ese apellido él ya lo había escuchado antes, pero ¿dónde?.
-"¿Eres un nuevo asistente médico? Creo que es primera vez que te veo aquí" preguntó Damon, desconcertado.
-"No, no soy médico" respondió Leon.
-"Entonces ¿¡cómo hiciste eso!? ¡No nos enseñaron eso en nuestro entrenamiento!" dijo Damon.
-"Y-yo... ...N-no lo sé" expresó, observando el vacío, con una cara de confusión quizá mayor a la de los otros dos.
-"Dime, eres de los nuevos ingresos ¿verdad?" Dijo Irina, tratando de calmarlo.
-"Sí" contestó.
-"Nosotros también; de hecho, nos pasa lo mismo: saber cosas sin tener idea de por qué" agregó ella, simpatizando la situación.
-"Y-yo... no recuerdo nada de lo que hacía antes de ser miembro, solo quiero salir de aquí" dijo Leon, quebrando un poco su voz.
-"A decir verdad, yo tampoco recuerdo nada. Solo sé que de un momento a otro, estaba en la sala de TEC y me decían que era un nuevo miembro de CODIAC." Damon habló de nuevo. "No tenía idea de qué hacer, eso fue hace unos tres días."
-"A mi me sucedió igual, hace dos días. Las únicas personas que había conocido hasta ahora eran Damon, y otra chica más experimentada, llamada Lilibeth" Dijo Irina.
-"E-ella; ella me ayudó a venir aquí. M-Me dijo que esperara mientras buscaba a los demás nuevos." comentó Leon, inseguro de si era la misma persona de la que estaban hablando.
-"¡¿Qué!? ¡P-pero eso solo significa que está afuera corriendo peligro!" Damon fue interrumpido por un grito desgarrado, desesperado, que exclamaba auxilio desde afuera.
-"¡¡LEON!! ¡¡ABRE LA PUERTA!! ¡¡RÁPIDO!!" se oyó, causando pánico en toda la habitación.
-"¡E-es Lily!" dijo Irina, sobresaltándose. "¡Ayúdame a mover esto!"
Definitivamente era ella, Leon pudo reconocer esa voz, esos gritos. Irina y Leon se levantaron instantáneamente para quitar el sofá que bloqueaba la puerta doble y abrirla. Colocó ambas manos debajo y movió con todas sus fuerzas; alcanzando la puerta en un apuro.
-"¡Ciérrala, ahora!" Dijo Lily, después de haber entrado corriendo, dejando saludos para luego.
Juntos volvieron a impedir la entrada y Lily suspiró notablemente, rompiendo en llanto y lágrimas en cuestión de segundos.
-"Todos..." susurró. "Todos están aquí, a salvo. Raffaele... él... él sigue vivo, él trató d-de m-m-matarme y-y me estaba siguiendo". dijo con una respiración irregular. Se sentía el terror en su habla.
-"Estas segura ahora, calma, pero este Raffaele ¿Quién es?" preguntó Irina.
-"Y-yo no entiendo qué está pasando. Él estaba m-muerto, yo lo acabo de ver. E-e-él estaba ahí tirado en el piso. Pero c-cómo es que entonces estaba s-siguiéndome. Y-yo corrí, yo..." decía Lily, haciendo caso omiso a lo que le habían preguntado, con ojos tórridos, sujetándose la cabeza con las manos en señal de confusión y locura.
Eso era cierto, Raffaele estaba muerto, Leon estaba completamente seguro de eso. Él mismo lo había visto. Lo que decía Lily no tenía ni el más mínimo sentido, pero honestamente ¿qué cosa tenía sentido en este lugar? Desde que tiene conciencia, lo único que sabe es que es un nuevo miembro de esta extraña organización, sin saber a qué se dedica o siquiera qué trabajo se supone que debe cumplir. Desde ese entonces, este día ha sido una cadena de hechos insólitos que han estado atormentando el lugar, y según parece, poniendo en riesgo la vida de todos.
Nadie tenía nada que decir, el silencio era abrumador y no sabían como manejar este problema. Leon se dignó de hablar y romper el hielo prontamente.
-"Raffaele es uno de nuestros superiores, un hombre alto, algo viejo, de cabello marrón hacia atrás. Tiene una chaqueta igual a la nuestra y lleva su arma en la cintura." dijo.
-"Eso suena como el hombre que me disparó" añadió Damon a la conversación.
-"N-necesito agua" dijo Lily, llorando mientras se levantaba y se dirigía a la pequeña cafetería que había allí.
Nuevamente, las palabras de Lilibeth dejaban un silencio incómodo, como si no pudiera pensar en qué hacer ahora. Algo los condenaba a permanecer rígidos en su lugar, sin hacer ningún ruido. Fue entonces cuando algo hizo un eco muy fuerte en las instalaciones: una voz algo familiar que sembraba un gran temor en todos.
-"Reporte Básico Solicitado. Ala C. Temperatura: 291,10 Kelvin. Presión Atmosférica: 107,21 KiloPascales. Número de Individuos: Seis."
La tensión se hacía evidente. Estaban callados sin hacer el más mínimo ruido. Todo gracias a las últimas noticias: habían dos personas además de ellos dentro de las instalaciones. La ansiedad consumía por completo la poca sanidad que les quedaba. Eso, hasta que Irina colapsó en llantos. La chica que había tratado de calmarlos antes ahora estaba desesperada.
-"Vamos... a morir" dijo entre lágrimas.
-"Apuesto a que somos los unicos miembros que quedan" se sumó Damon al diálogo.
Los otros solo miraron friamente a lo lejos, tratando de convencerse de que lo que ellos decían no era verdad. Pasó una hora de silencio. Lily se levantó y se acercó a la cafetería de nuevo, tomando varios de los emparedados que habían alli.
-"Tomen. Deben comer algo. Pasaremos buen tiempo aquí encerrados." rompió el incomodo silencio, asumiendo papel de líder del grupo.
Nadie se opuso. Todos comieron lo que pudieron, dando pequeños mordiscos al principio; dejando la tristeza a un lado y empezando a mostrar sus instintos por otro. No pasó mucho antes de que se sintieran un poco mejor. Lily suspiró e inició una nueva conversación:
-"La única forma de salir de aquí es conectando manualmente esta ala con el ala B o el ala D. Debemos prepararnos si queremos lograr esto. Por casualidad ¿no tendréis un plano de las instalaciones?"
."Podría buscar uno en alguna de las computadoras que están alla. Si mal no recuerdo, me enviaron uno al unirme" Respondió Damon después de varios segundos, señalando con el dedo a los monitores.
El grupo se levantó con cansancio y bajas esperanzas, dando pasos lentos y cortos, mientras Damon se acercaba a uno de los teclados y empezaba a ingresar sus datos. Sorprendentemente, algo sucedía tal cual como se esperaba; era reconfortante saber que no todo carecía de sentido.
"¿Qué... es esto?" Se oyó decir a Damon mientras expresaba confusión ante la pantalla.
Leon se acercó para contemplar la causa de tal reacción. La pantalla mostraba claramente un perfil de miembro: "Leon De L'auche" decía en el título. Súbitamente todos tornaron su vista al ordenador, mientras Damon leía el mensaje adjunto.
-"E-Este mensaje dice que soy tu nuevo guía..." dijo Damon, aún atónito.
La noticia era un poco impactante, aunque no era todo lo que había por ver. Adjuntos estaban otros dos perfiles de civiles comunes. Un chico llamado "Yugo Sato" y una chica llamada "Camille-Anne Sartre". Su información era escasa, pero las imagenes fueron más que suficiente para que Leon sufriera un dolor de cabeza tan grande que le ocasionara un terrible mareo. Empezó a sudar frío y halucinar cosas. Al minuto, ya había colapsado en el suelo.
Al despertar luego de varias horas de inútiles intentos de hacerlo recobrar la conciencia, se levantó lentamente y giró la cabeza a ambos lados, dándose cuenta de que el resto del grupo dormía. Todos a excepción de Lily, que estaba acostada en el suelo mirando al vacío, con las manos detras de la cabeza.
-"Veo que has despertado" dijo ella sin hacer contacto visual, susurrando para no despertar al otro par. "Yo... no puedo dormir"
-"... ¿Qué está pasando?" preguntó Leon una vez más...
-"No lo sé... no voy a mentirte" respondió después de un suspiro. "No tengo ni la más mínima idea"
Leon no supo qué más decir. Era algo agobiante el pensar que ninguno de ellos sabía qué estaba sucediendo, pero el silencio y la tranquilidad que contrastaban con sus sentimientos de hace un rato le permitieron tomarlo con calma.
-"Raffaele... no sé cómo..." volvió a hablar Lily. Se veia bastante desconcertada. "Estoy asustada, Leon... No sé qué debo hacer ni por qué me han asignado este trabajo" añadió. "...Aunque quizá no debería decirte eso; yo soy la que tiene que dar el ejemplo aquí."
-"Él sigue con vida ¿no? Yo también lo vi al lado de mi habitación" dijo Leon, mirando al suelo distante.
-"Entonces no ha sido solo cosa mía. Vale, pensé que estaba volviéndome loca..." sonrió por un momento. "Uno de ellos es un intruso, estoy segura de eso."
Él solo observo alrededor de la habitación, notando a Irina y a Damon aún durmiendo, respirando lentamente. Sus ojos se movieron por todo el lugar, inspeccionando cualquier cosa fuera de lugar. Fue en ese momento cuando se percató de que habían varias cámaras de seguridad en las esquinas de la sala, cosa que lo perturbó un poco.
-"Hay cámaras aquí ¿No creerás que Raffaele podrá encontrarnos?" preguntó, algo paranóico.
-"No. Solo Asphodel tiene acceso a ellas. Si Raffaele tuviése acceso a ellas, ya nos habría encontrado a nosotros cuatro. Aunque sí deberíamos movernos pronto; no es seguro quedarnos en el mismo sitio por mucho tiempo." respondió Lily con seriedad.
-"Tienes razón, supongo." asintió sin pensarlo demasiado.
-"Dime, Leon ¿Conoces a un chico llamado Sato y a una chica llamada Camille?" le preguntó ella tratando de sacarle el tema. Eso la traía con curiosidad desde que Leon se desmayó.
Leon vaciló por un segundo. Algo le había golpeado fuertemente pero no tenía pista alguna de qué era. Sin importar lo mucho que él lo pensara, no lograba recordar el aspecto de esas personas, aunque si tenia vagas memorias de sus voces, hablándole en medio de clases.
-"No logro recordarlos del todo, pero siento que ya he escuchado esos nombres antes."
-"Ya veo." Lilibeth lo miró por un segundo, cambiando su foco al instante. "Los archivos que encontramos antes... dicen que eran compañeros de clase con los que solías juntarte"
Él no podía recordar nada, ni siquiera de su infancia. Mientras más trataba de volver en el pasado, más le costaba pensar en las cosas que había hecho. No podía recordar a su familia ni a nadie que hubiese visto antes. A decir verdad, todo eso lo estaba empezando a molestar y a fatigar.
-"¿Crees que puedas enseñármelos de nuevo?" preguntó Leon, un poco emocionado y asustado al mismo tiempo.
-"Necesitaría la contraseña de Damon para eso" le contestó. "Tu amiga, Camille. El archivo dice que sufrió un accidente hace poco, aunque hay detalles incompletos acerca de qué le sucedió en realidad. Dice que estuvo en coma inducido por un tiempo." continuó, tratando de ayudarlo a recordar algo.
Leon no sabía que sentir al respecto. No tenía la suficiente empatía como para entristecerse o alegrarse de que estuviera bien; después de todo para él, Camille seguía siendo una desconocida.
-"Disculpa. No puedo recordar nada de eso." dijo Leon.
-"Está bien, no te forzaré a hacerlo. Probablemente no sea tan importante; mucho menos ahora que tenemos otra prioridad." Lily razonó. "Deberíamos dormir ya. Gracias por escucharme." dijo mientras se acomodaba para descansar, volteándose al otro lado y ocultando un poco su cálida sonrisa. "Buenas noches"
-"Buenas noches" le respondió él, haciéndo lo mismo.
Ninguno se dió cuenta de que había amanecido ya que no había ninguna ventana que pudiera ofrecerles claridad. Nadie había despertado salvo Leon, que no durmió mucho y miró la hora en el celular que tenía en su bolsillo todavía:
-"7 de Marzo. 8:21 a.m."
Aún no podía recordar nada. No tenía idea de que lo habían secuestrado; que su amiga de la infancia Camille había sufrido un grave accidente; y que le habían borrado la memoria para experimentar con él. Para él todo estaba fuera de control: de repente estaba en un lugar extraño sin saber nada de su pasado siendo aparentemente amenazado por dos intrusos que lo matarían sin dudarlo, y por alguna extraña razón tenía una habilidad indescriptible que le permitía saber cosas que no debería. Él solo se quedó pensando mientras los demás aún dormían, aunque con una mente vacía no había mucho que hacer: "¿Si hay dos Raffaeles, entonces quién es el otro intruso?" se preguntó a si mismo. Fue entonces cuando un pequeño bipido que salía de una de las computadoras llamó su atención, haciendo que se levantara y fuera a revisar. Al acercarse al monitor descubrió que había un mensaje:
-"Lily, es Asphodel. Tengo malas noticias para ustedes: Raffaele sabe que están allí y está acercándose ahora mismo; no hay tiempo para explicaciones. Necesito que sigan al pie de la letra lo que les voy a decir a continuación. Tanto Damon como Leon deberán ir al extremo norte del Ala C y trasladarse a la conexión del Ala B; yo abriré el acceso para que ellos puedan huir y resguardarse lo más pronto posible. Irina y tú tomarán la vía contraria e irán hacia el Ala D; pasarán por los cuartos del arsenal y tomarán armas para defenderse, pues se presume hay alguien más actualmente en donde se encuentran. El resto de los miembros han sido todos evacuados; cuento con ustedes. Las encontraré en el Ala D personalmente para darles más instrucciones."
Los ojos de Leon se abrieron rápidamente, mostrando asombro. Un golpe de estrés y desesperación lo sorprendió con ese recado. ¿Hace cuánto había llegado ese mensaje? No había ninguna hora plasmada en la pantalla. Raffaele podría bien estar al otro lado de la puerta, buscando una forma de entrar. En un apuro, corrió a donde estaban los demás y decidió despertar a Lily primero:
-"¡Lily, Lily! ¡Esto es terrible, despierta!" dijo mientras la sacudía un poco.
Ella no tardó en abrir los ojos y escuchar lo que Leon tenía que decir. Secuentemente se acercó al monitor para comprobar lo que decía el mensaje y despertó a los demás. Todos debían moverse cuanto antes; la habitación había dejado de ser segura por el momento. Tanto Irina como Damon repasaron el plan nuevamente y sin pensarlo demasiado salieron ambos grupos, cada uno tomando su propio camino. Irina y Lily se fueron hacia el lado derecho del pasillo, mientras que Leon y Damon tomaron el camino izquierdo.
-"No creas que confio en tí todavía; hay algo que no me da buena pinta, pero no hay mucho que pueda hacer al respecto en este estado. Toma; tú sabras usarla mejor que yo" dijo Damon aún adolorido por el disparo de bala mientras le acercaba su arma a Leon.
-"No te culpo. Aunque honestamente no sé en quién puedo confiar y en quién no." le respondió, tomando la Beretta y llevándola consigo.
-"Aleja el índice del gatillo, es peligroso; solo acercalo cuando vayas a disparar." le aconsejó el chico.
De tal manera, siguieron caminando por los oscuros y tenebrosos pasillos de las instalaciones, mientras Damon le daba indicaciones a Leon acerca de la ruta que debían tomar. Lily e Irina por otro lado, habían recortado mucho camino en poco tiempo a pesar de ir a un ritmo lento pero seguro. Un par de disparos hicieron eco en el lugar, lo que las hizo dudar acerca de la seguridad de los otros dos. Sin embargo, continuaron su ruta, puesto que Asphodel se los había ordenado. Ambas empezaban a acercarse al Ala D cuando escucharon varios pasos que se acercaban por uno de los pasillos a su derecha. Irina se asomó con miedo; su corazón palpitaba con fuerza mientras observaba el corredor con forma de 'T' que se dividía al final. No era muy largo. Con el incremento de fuerza de los pasos, aquella persona armada pasaba de largo mientras ambas se escondían contra una de las paredes. Irina, que había logrado identificarlo, facilmente reconoció el cabello castaño y el perfil de ese rostro.
-"Es Leon... y lleva una pistola" le susurró a Lily.
-"Pero, ¿no se supone que Leon y Damon habían ido al ala C?" le preguntó ella sin esperar ninguna respuesta.
Tanto Leon como Damon caminaban hacia el ala B esperando no toparse con Raffaele en el camino. Pasillos largos y oscuros que imponian terror en sus mentes era lo único que veían y sin embargo tenían muy claro cual era la ruta que debían seguir. El silencio era abrumador; no se escuchaba nada salvo sus propios pasos. En la mente de Leon aún existía esa gran duda sin resolver que no dejaba de atormentarlo: ¿Por qué habían dos Raffaeles? Vaciló un poco pero al fin y al cabo decidió preguntarle a Damon a pesar de saber que él no le daría ninguna respuesta concisa.
-"Dime, Damon ¿Tienes alguna idea de lo que sucede con Raffaele?" se escucho en medio de la tranquilidad de las instalaciones.
-"Tengo una pequeña teoría, aunque no podría decirte con certeza" respondió, pensando bien si era una buena idea contarle. "Llevo poco tiempo aquí, pero he podido tomarme un momento para estudiar los archivos que me fueron encomendados." Damon bajó la mirada un poco y suspiró brevemente. Ya había comenzado a explicarle, no había vuelta atrás. "Uno de ellos hablaba de algo llamado campo morfogenético: una especie de cuarta dimensión que alberga todos nuestros conocimientos en cualquier período de tiempo. Básicamente, sugiere que podemos acceder a conocimientos que hemos tenido en cualquier momento de nuestras vidas, pero también está implícito que se pueden obtener de cualquier persona..." Él lo miró a los ojos; parecía decir las cosas con mucha convicción "...y hubo algo en particular que me llamó la atención: el documento decía algo acerca de obtener conocimientos de otras líneas temporales. Se que esto aún no responde tu pregunta, pero creo que puede explicar el por qué sabemos cosas que normalmente no deberíamos. Adjunto a ese había otra hoja con una imagen de las raices de una planta. Esta otra decía que el tiempo funciona como las raices de un árbol: se divide en miles de posibles resultados diferentes causados por las decisiones que tomas cada día, y que todos ellos son paralelos y se mueven hacia una misma dirección: el futuro."
-"Vale, pero ¿a dónde quieres llegar con todo esto?" Le preguntó Leon, aún confundido. Para él, toda esa explicación se sentía como un lavado de cerebro. ¿Cómo es que Damon sabía tanto con tan solo haber estado en CODIAC unos cuantos días?
-"De acuerdo, iré al grano" contestó con prisa, casi antes de que Leon terminara de hablar mientras seguían avanzando, "El día que fui aceptado como miembro en CODIAC encontré una carpeta sobre el escritorio de mi habitación. Estaba titulada 'Convergencia de líneas temporales'. Asumo que puedes deducir el resto por ti mismo."
-"Sí, creo que entiendo un poco. Aunque algo no me quedó muy claro. ¿Si dos líneas del tiempo convergen, no deberían las personas también juntarse con su otro yo?" prosiguió Leon a pesar de no tener mucha idea del asunto.
-"Ahí... es donde mi teoría se queda corta."
La conversación terminó abruptamente. Leon no sabía que más preguntar; a decir verdad, parecía estar más confundido que antes. Damon no añadió nada más tampoco. Ambos siguieron, paso a paso en una incómoda situación. El momento de tranquilidad se rompió al escuchar unos pasos aproximándose de frente. Estuvieron alerta pero no había donde esconderse y aquella persona solo se acercaba más y más. Era él. La silueta de Raffaele estaba allí a lo lejos, percatándose de la presencia de aquél par. El hombre al final del pasillo subió su mano repentinamente para apuntarles con el arma que tenía. Leon, aterrorizado, por primera vez tomó iniciativa y como un rayo colocó a Damon en sus hombros, corriendo inmediatamente en dirección opuesta. Teniendo un arma o no, él sabía que no era rival para nadie, mucho menos Raffaele, que según sabe lo mataría en un santiamén. El sentimiento de trepidación y miedo lo empujaba hacia adelante. Así fue como unos cuantos disparos atravesaron todo el largo del corredor, pasando apenas a unos centímetros de Leon y Damon. El aire denso hacía más difícil moverse, pero él seguía; Leon se esforzaba por escapar a toda costa; se volteó un par de veces para responder con otro disparo pero nada lograba darle al hombre que los perseguía. La adrenalina era incontrolable para ambos. Corriendo a toda velocidad a través del ala C lo perdieron de vista; Aparentemente lo habían despistarlo después de cruzar unas cuantas veces en las intersecciones, pero esto solo representaba un problema: no había manera posible de que llegaran al ala B con vida mientras Raffaele siguiera ahí.
Las chicas aún se escondían tras la pared mientras Leon seguía caminando por el pasillo. Irina le indicó por medio de señas a Lily que aún no debían salir; que era más seguro quedarse ocultas. Aunque honestamente, ni si quiera ella sabía el por qué habría de ser peligroso; simplemente fue así, causado por una especie de sexto sentido. Él, por otro lado, solo continuó sin voltear, perdiéndose en la oscuridad. Fue entonces cuando Irina se asomó de nuevo para ver a donde se había ido y notar que ya no estaba; él parecía haber desaparecido de todo el perímetro. Ambas tomaron el camino que Asphodel les había sugerido y con unos cuantos atajos llegaron al fin al ala D.
-"Es aquí, aquí nos debería estar esperando Asphodel, la conexión debería estar abierta" dijo Lilibeth con una pequeña angustia; algo no andaba bien.
-"Espera ¿Qué es eso?" exclamó Irina, señalando algo que había en el suelo a pocos de metros de la conexión entre ambas alas.
A una corta distancia de las grandes puertas que unían ambas secciones se encontraban un par de pistolas y una especie de nota.
-"Esto debió haberlo dejado él" dijo Lily mientras tomaba la nota y leía en voz alta: "Están cargadas. Corran al Ala B. Leon y Damon están en grave peligro."
Tanto Lily como Irina se sobresaltaron al escuchar las palabras retumbar en sus oidos. Ninguna dudó lo que decía la nota. Ellas solo tomaron las armas y empezaron a correr lo más rápido que pudieron al Ala B, obviando la oscuridad; sin ningún miedo. Toda la inseguridad se desvaneció al saber que los otros dos estaban en grandes problemas. Con firmeza en sus manos para tomar las armas, se dirigieron al otro lado de las instalaciones, pensando solamente en qué podía haberles pasado a los otros dos. El regreso fue en grandes zancadas a toda velocidad por la ruta que habían tomado previamente. Lo que iban a encontrar a continuación representaría quizá el momento más confuso y estresante de todas sus vidas.
En un tapón con forma de T estaban Damon, Leon, y Raffaele; Los dos chicos estaban justo en medio de todo el asunto; Leon y Raffaele -que se encontraba en el pasillo de la derecha- se apuntaban entre sí. Pero eso no era lo más desconcertante; lo más impactante de todo no era el hecho de que ambos podían morir con un paso en falso; lo más impactante era que en el pasillo de la izquierda se encontraba un segundo Leon, apuntando a su vez al dichoso par de chicos que no se habían percatado de su presencia y que ahora se encontraban en una muy apretada situación.
La estupefacción duro poco. Irina le apuntó a Raffaele sin pensarlo dos veces; no importaba lo conflictivo que fuese aquél momento, estaba confirmado para ella que Raffaele no era de confiar. Aunque para Lily el caso no fue el mismo; su mente quizá trabajó muy rápido pero aún no le encontraba explicación. Ella no sabía a cuál de los dos Leon debía apuntarle, cualquiera de ellos podía ser un traidor. Estaban todos tensos; el silencio era inquietante y nadie movia ni un solo pelo. Cada uno de ellos podía sentir sus propios latidos acelerándose ya sea por miedo o por simple emoción. Todos respiraban fuertemente; cansados; desesperados porque alguno de ellos cometiera un error o algo que les diera alguna ventaja, pero nadie pestañeaba siquiera. Lily miraba fijamente a todos y a ninguno a la vez. Él estrés los empezaba a consumir y fue en ese justo instante cuando el fuerte sonido de un disparo llenó todo el silencio de CODIAC, causando la muerte de una persona.