Capítulo 2
Caminando por las calles de la ciudad mientras iba hacia el instituto se detenía a pensar a cerca de cosas totalmente insustanciales... odiaba aquella ciudad, y el simple hecho de verse obligada a permanecer en ella le cortaba las alas totalmente. El instituto, la mera rutina… era demasiado para ella, pero ante todo el deber le infundía algo de ánimos.
Podía contemplar aquellas curiosas ondas que produce el calor sobre los objetos cuando se contemplan al trasluz del sol y los hacía danzar al ritmo de aquél calor asfixiante… odiaba el verano. Miró el reloj de pulsera que llevaba, un reloj rodeado de cadenas simulando unas esposas… realmente era así como se sentía, totalmente esclava del tiempo. Ya llegaba tarde al instituto, pero no le importaba en absoluto.
Llegó hasta un cruce de caminos ¿Cuál tomar? ¿El corto pero concurrido camino que atravesaba el parque central de la ciudad de Hopelchic, o el camino que bordeaba las afueras? Definitivamente eligió la segunda opción… lo que menos le apetecía en aquel momento era encontrarse gente corriendo hacia sus respectivos trabajos ajetreadamente, deportistas intentando ser perfectos superficialmente y familias felices sin nada mejor que hacer que perder su valioso tiempo en jugar en el maldito parque.
Dio una patada a una piedra del camino, la cual fue a parar al pie de una farola “al menos así no te aburres de estar parada en el mismo sitio de antes” pensó con media sonrisa. Pero algo la sacó de sus cavilaciones… una chica con un maletín de estudiantes se aproximaba hacia ella sonriendo. Era bonita… algo mas alta que Luna, con el cabello liso y recto por la barbilla de un color oscuro con reflejos cobrizos.
— ¡Perdona! — Dijo cuando ya estaba a un metro de distancia.— Soy nueva en la ciudad. Mis padres han alquilado una casa de campo a las afueras de Hopelchic y nos hemos mudado hace un par de días por motivos de trabajo y esas cosas... — miró alrededor suyo por unos instantes y volvió a sonreírle amistosamente.— la verdad es que esta ciudad tiene su propio encant…
—Oye… no quiero ofenderte, pero no te he pedido que me cuentes tu vida — Dijo Luna cortantemente.
—Lo… lo siento. —La chica miró hacia abajo, parecía algo sonrojada. — Es solo… que no se cómo llegar a mi instituto, y he visto que llevamos el mismo uniforme, por lo que supuse que te dirigías hacia allí.
Luna ya se estaba desesperando… ¿Por qué le irritaba tanto esta chica? No tenía nada malo en su contra pero… “Bueno… intentaré ser algo amable por una vez en mi vida” se dijo a sí misma tras un largo suspiro. Le tendió la mano a la chica a modo de cortesía:
— Siento haber sido algo brusca, mi nombre es Luna… si te parece bien podríamos ir juntas al instituto, ya llegamos algo tarde.
— ¡Encantada! Yo soy Lucía, pero me gusta que me llamen “Luz”.
Dijo con una amplia sonrisa, la cual permitió a Luna ver que tenía unos bonitos y relucientes dientes con una pequeña manchita blanca en uno de sus colmillos, pero en lugar de estrechar la mano que le habían ofrecido, se abalanzó sobre Luna para darle dos besos en las mejillas. Se quedó desconcertada… ¿cuánto tiempo hacía que nadie la besaba? Era incapaz de recordarlo… y ahora venía una desconocida y lo hcía sin más.
Caminaron juntas hacia el centro escolar, mientras que Luz intentaba darle algo de conversación, aunque prácticamente hablaba ella sola. Le contó que su padre era policía, y que recientemente lo ascendieron de rango por sus méritos en contra del tráfico de drogas de su antigua región y por eso se habían mudado de ciudad, mientras que su madre era ama de casa simplemente… aunque estaba intentando sacarse un grado superior de medio ambiente en la universidad a distancia.
La verdad es que la compañía de Luz no le molestaba tanto como había pensado… es solo que era demasiado charlatana. En on abrir y cerrar de ojos se encontraban en la puerta del instituto… Luna llevó a Luz hasta la secretaría del centro para que le asignasen su nueva clase… casualmente la clase contigua a la suya. Se despidieron y Luna entró en su aula a sabiendas de la regañina que le esperaba debido a su tardanza…
Pasaron dos días, en los cuales únicamente se vieron en los pasillos entre clase y clase. Luna estaba sentada en su putitre, con ambas manos entrelazadas, atenta a la explicación del profesor… su clase era un auténtico desastre: aviones de papel sobrevolando la estancia, chicos de pelo engominado que se dedicaban a molestar a otros que querían atender, niñas pijas totalmente vueltas de su asiento con la falda más corta de lo reglamentario que les ponían morritos al chico de detrás para llamar su atención… y el profesor intentando aparentar que podía dar una clase normal… “Oh dioses… que asco me da esta gente, son patéticos” pensaba con cara de aprensión…
Y entonces sucedió algo totalmente inesperado. Alguien llamó a la puerta de la sala y a continuación entró el jefe de estudios avisando a toda la clase de que una alumna había solicitado un cambio de aula, les pidió que se portasen bien con ella, la presentó diciendo su nombre y apellidos y todo lo referente… lo típico. Pero cuando la chica entró por la puerta, Luna se quedó estupefacta… no se lo podía creer, aquella alumna era Luz, la que había conocido hacía unos días atrás.
Sonó la campana que anunciaba el recreo, y Luz se acercó al pupitre de Luna sonriendo tímidamente. Entonces uno de los chicos guapitos de la clase exclamó:
— ¡Miren todos! ¡La lunática tiene una amiguita! —Se burló. —Vamos Lucía, ven con la gente normal… lo pasaremos bien.
Luna estaba totalmente acostumbrada a las burlas que le proferían los chicos y chicas de su clase… incluso el apodo “lunática” le producía risa… Lucía había sido una de las pocas personas que la trataron bien desde hacía mucho tiempo, se sentía algo contrariada. Pero tuvo que dejar sus pensamientos a un lado… algo no andaba bien, podía sentirlo, debía marcharse a otro lugar… no tenía espera.
—Pe…pero yo… en realidad me he cambiado de clase porque quería estar con ella… al fin y al cabo es la primera persona que conocí al venir aquí…
—No importa, Luz… está todo bien, ve con los demás. —La cortó Luna algo apremiada. — Será mejor que me retire. Suerte.
Acto seguido Luna recogió todas sus cosas lo más rápido que pudo y se encaminó hacia la salida… dejando con la boca abierta a todos aquellos que estaban contemplando la escena. No era algo propio de ella retirarse sin presentar guerra, eso es algo por lo que al resto les encantaba molestarla.
Caminando por las calles de la ciudad mientras iba hacia el instituto se detenía a pensar a cerca de cosas totalmente insustanciales... odiaba aquella ciudad, y el simple hecho de verse obligada a permanecer en ella le cortaba las alas totalmente. El instituto, la mera rutina… era demasiado para ella, pero ante todo el deber le infundía algo de ánimos.
Podía contemplar aquellas curiosas ondas que produce el calor sobre los objetos cuando se contemplan al trasluz del sol y los hacía danzar al ritmo de aquél calor asfixiante… odiaba el verano. Miró el reloj de pulsera que llevaba, un reloj rodeado de cadenas simulando unas esposas… realmente era así como se sentía, totalmente esclava del tiempo. Ya llegaba tarde al instituto, pero no le importaba en absoluto.
Llegó hasta un cruce de caminos ¿Cuál tomar? ¿El corto pero concurrido camino que atravesaba el parque central de la ciudad de Hopelchic, o el camino que bordeaba las afueras? Definitivamente eligió la segunda opción… lo que menos le apetecía en aquel momento era encontrarse gente corriendo hacia sus respectivos trabajos ajetreadamente, deportistas intentando ser perfectos superficialmente y familias felices sin nada mejor que hacer que perder su valioso tiempo en jugar en el maldito parque.
Dio una patada a una piedra del camino, la cual fue a parar al pie de una farola “al menos así no te aburres de estar parada en el mismo sitio de antes” pensó con media sonrisa. Pero algo la sacó de sus cavilaciones… una chica con un maletín de estudiantes se aproximaba hacia ella sonriendo. Era bonita… algo mas alta que Luna, con el cabello liso y recto por la barbilla de un color oscuro con reflejos cobrizos.
— ¡Perdona! — Dijo cuando ya estaba a un metro de distancia.— Soy nueva en la ciudad. Mis padres han alquilado una casa de campo a las afueras de Hopelchic y nos hemos mudado hace un par de días por motivos de trabajo y esas cosas... — miró alrededor suyo por unos instantes y volvió a sonreírle amistosamente.— la verdad es que esta ciudad tiene su propio encant…
—Oye… no quiero ofenderte, pero no te he pedido que me cuentes tu vida — Dijo Luna cortantemente.
—Lo… lo siento. —La chica miró hacia abajo, parecía algo sonrojada. — Es solo… que no se cómo llegar a mi instituto, y he visto que llevamos el mismo uniforme, por lo que supuse que te dirigías hacia allí.
Luna ya se estaba desesperando… ¿Por qué le irritaba tanto esta chica? No tenía nada malo en su contra pero… “Bueno… intentaré ser algo amable por una vez en mi vida” se dijo a sí misma tras un largo suspiro. Le tendió la mano a la chica a modo de cortesía:
— Siento haber sido algo brusca, mi nombre es Luna… si te parece bien podríamos ir juntas al instituto, ya llegamos algo tarde.
— ¡Encantada! Yo soy Lucía, pero me gusta que me llamen “Luz”.
Dijo con una amplia sonrisa, la cual permitió a Luna ver que tenía unos bonitos y relucientes dientes con una pequeña manchita blanca en uno de sus colmillos, pero en lugar de estrechar la mano que le habían ofrecido, se abalanzó sobre Luna para darle dos besos en las mejillas. Se quedó desconcertada… ¿cuánto tiempo hacía que nadie la besaba? Era incapaz de recordarlo… y ahora venía una desconocida y lo hcía sin más.
Caminaron juntas hacia el centro escolar, mientras que Luz intentaba darle algo de conversación, aunque prácticamente hablaba ella sola. Le contó que su padre era policía, y que recientemente lo ascendieron de rango por sus méritos en contra del tráfico de drogas de su antigua región y por eso se habían mudado de ciudad, mientras que su madre era ama de casa simplemente… aunque estaba intentando sacarse un grado superior de medio ambiente en la universidad a distancia.
La verdad es que la compañía de Luz no le molestaba tanto como había pensado… es solo que era demasiado charlatana. En on abrir y cerrar de ojos se encontraban en la puerta del instituto… Luna llevó a Luz hasta la secretaría del centro para que le asignasen su nueva clase… casualmente la clase contigua a la suya. Se despidieron y Luna entró en su aula a sabiendas de la regañina que le esperaba debido a su tardanza…
Pasaron dos días, en los cuales únicamente se vieron en los pasillos entre clase y clase. Luna estaba sentada en su putitre, con ambas manos entrelazadas, atenta a la explicación del profesor… su clase era un auténtico desastre: aviones de papel sobrevolando la estancia, chicos de pelo engominado que se dedicaban a molestar a otros que querían atender, niñas pijas totalmente vueltas de su asiento con la falda más corta de lo reglamentario que les ponían morritos al chico de detrás para llamar su atención… y el profesor intentando aparentar que podía dar una clase normal… “Oh dioses… que asco me da esta gente, son patéticos” pensaba con cara de aprensión…
Y entonces sucedió algo totalmente inesperado. Alguien llamó a la puerta de la sala y a continuación entró el jefe de estudios avisando a toda la clase de que una alumna había solicitado un cambio de aula, les pidió que se portasen bien con ella, la presentó diciendo su nombre y apellidos y todo lo referente… lo típico. Pero cuando la chica entró por la puerta, Luna se quedó estupefacta… no se lo podía creer, aquella alumna era Luz, la que había conocido hacía unos días atrás.
Sonó la campana que anunciaba el recreo, y Luz se acercó al pupitre de Luna sonriendo tímidamente. Entonces uno de los chicos guapitos de la clase exclamó:
— ¡Miren todos! ¡La lunática tiene una amiguita! —Se burló. —Vamos Lucía, ven con la gente normal… lo pasaremos bien.
Luna estaba totalmente acostumbrada a las burlas que le proferían los chicos y chicas de su clase… incluso el apodo “lunática” le producía risa… Lucía había sido una de las pocas personas que la trataron bien desde hacía mucho tiempo, se sentía algo contrariada. Pero tuvo que dejar sus pensamientos a un lado… algo no andaba bien, podía sentirlo, debía marcharse a otro lugar… no tenía espera.
—Pe…pero yo… en realidad me he cambiado de clase porque quería estar con ella… al fin y al cabo es la primera persona que conocí al venir aquí…
—No importa, Luz… está todo bien, ve con los demás. —La cortó Luna algo apremiada. — Será mejor que me retire. Suerte.
Acto seguido Luna recogió todas sus cosas lo más rápido que pudo y se encaminó hacia la salida… dejando con la boca abierta a todos aquellos que estaban contemplando la escena. No era algo propio de ella retirarse sin presentar guerra, eso es algo por lo que al resto les encantaba molestarla.
Espero que os guste :)