fanfiction
Thread Id: 8987
Thread Name: [OS]Chloe.
#0
Tsuka 15343
Chloe.
Fantasy OS.


"Hago esto porque Doc me ha obligado, que conste. Comenzaré por mi descripción física, luego todo vendrá rodado, o eso dice él. Llevo una media melena lisa y con la raya en el medio. Mi cabello es negro como noche sin Luna. Odio mis labios. Me han comentado en diversas ocasiones que son carnosos y bien definidos seguido de algo así como “Dios da mocos a quien no tiene pañuelo”. No tengo ningún tipo de complejo físico, más sabiendo que el cuerpo no lo voy a necesitar en la otra vida. Sí, he dicho en la otra vida. Mido, por lo menos lo medía hace un par de meses, un metro y cuarenta y siete centímetros; es normal que pese menos de cincuenta kilos. Hasta ahí, todo más o menos bien. Sigamos.

El iris de mis ojos es plateado como el resplandor de la Luna que falta en la noche del color de mi pelo. Cuando era pequeña, éstos lucían un precioso tono morado amatista pero, poco a poco y según iba creciendo, fueron cambiando hasta alcanzar el color que tienen ahora. Borra esto último; sólo estaba bromeando. Siempre han sido plateados. Llevo lentillas de color verde esmeralda desde que tengo uso de razón para evitar incómodas preguntas como las que estáis pensando ahora mismo. De no llevarlas, habría sido la niña rara. Más todavía.

Soy completamente negada para todo. Cuando digo todo, es todo. También dicen que soy una antisocial, pero no es fácil llevar una vida normal cuando no paras de oír gemidos, susurros y sollozos. A todas horas. Imposible mantener cualquier tipo de conversación, imposible concentrarse en los exámenes, imposible caminar tranquilamente de la mano de tu pareja, imposible practicar cualquier tipo de deporte, imposible no estar malhumorado y pagarlo con tu familia y una infinidad de imposibles más. Pues eso. Negada en todo.

Doc me obliga a escribir éstas estúpidas líneas que nadie leerá. Mantiene firmemente que debo hacerlo para creer realmente en lo que estoy destinada a ser. No, no es mi doctor, es mi maestro. El procedimiento a seguir, normalmente, es que los de la Organización vengan a buscarnos. En mi caso, vino Doctarius. No es algo inusual. La Organización se encarga de localizar a los Elegidos, así es como nos llaman ellos, e instruirnos para llegar a ser verdaderos médiums. Defendemos a la humanidad de lo que se olvida Muerte a su paso.

Haré un pequeño aparte: ¿Realmente alguien con diez años, que es cuando comienzan realmente los problemas, que vea gente muerta, que nadie más ve, que escuche desgarradores gritos en mitad de la noche, que nadie más escuche… realmente alguien a quién la putrefacción le queme el interior de las fosas nasales cada vez que uno de esos horribles Seres pase cerca, que, por cierto, nadie más pueda oler, querrá ser médium? No, ese niño querrá quitarse la vida, pero no querrá acabar cómo Ellos. Ese niño estará aterrorizado y nadie le creerá. Será encerrado en un manicomio con síntomas agudos de esquizofrenia y los organizadores se encargarán de que sea olvidado.

Los Elegidos no nacen para ser recordados.

No va a ser un manicomio cualquiera, claro que no. Será el manicomio de la Organización. Una vez entras, sales siendo una persona completamente diferente, muy distinta. Vives una doble vida que casi te vuelve loco de verdad. Sales siendo una persona capaz de arriesgar su vida para acabar con Ellos.

Los Desalmados.

Cuerpos cuya alma a sido extirpada fuera de su hora. Pierden todo lo bueno y la oscuridad de sus antiguos corazones humanos tiñen las cuencas vacías de sus ojos. Guiados por la envidia, roban el alma de todo aquel que se interponga en su camino, transformándolo así en uno de Ellos. Únicamente os diré una cosa: toda precaución es poca."

-¿Has acabado ya, Chloe?- la interpelada asintió sin mucha euforia- No miento si digo que es la redacción más decente presentada hasta la fecha.

La profesora carraspeó y fulminó con su mirada a los bachiller que habían salido a leer en otras ocasiones. Se recostó en su mullida silla y colocó su brazo derecho bajo sus caidos pechos mientras que con la mano izquierda se mesaba el canoso y fosco cabello que le llegaba a la altura de los esqueléticos hombros.

-Lo que me gustaría saber - continuó la anciana maestra – es de dónde sacas tanta imaginación.

Dicho esto, clavó sus penetrantes ojos azules en la ruborizada cara de Chloe. La adolescente se moría por contar la verdad y, aún así, lo único que hizo fue colocarse un mechón de pelo negro como noche sin Luna tras la oreja y dirigir su primaveral mirada hacia la nada que se extendía más allá de los amplios ventanales de la estancia. Suspiró e intentó concentrarse en el silencio que había creado la curiosidad de sus compañeros. Prácticamente le fue imposible.

Chloe siempre había sido una completa negada en todo.