Todos los entes tenemos fantasmas, segmentos aleatorios de código que rondan tu consciencia. De improviso, estas pequeñas partes se entrelazan, se anudan y toman en nuestro ser la imagen de un pasado que renace en el futuro. Todas las personas tendemos a luchar por nuestra propia supervivencia (ego), todos los seres humanos seguimos unas reglas para mantener nuestra vida, y junto a ella, seguimos una serie de pautas que marcaron nuestro pasado, mantienen nuestro presente... y marcan nuestro futuro. Cuando nos levantamos, sabemos a qué hora nos vamos; cuando comemos, sabemos a qué hora cenamos, y cuando dormimos, rezamos por tener sueños.

La vida se mantiene en un flujo cerrado, la monotonía aborda nuestro día a día, y nuestro régimen se dicta por el estereotipo. Salir a la calle sin peinarse está mal visto. Ir con chandal no supone ser elegante. Eres un cagado si no te pasas las noches despierto y hasta las trancas. Está mal visto no tener amigos, pero no el que por ellos debas cambiar o quedarte solo. Si usas otro programa de comunicación, estás muerto. Si ni siquiera has visto a aquel al que aprecias, no puedes considerarte su amigo. En el mundo, todos los alemanes son unos hijos de puta, Estados Unidos es el corazón del mundo. Y así, cogidos por los huesos, prosigue aquello que llamamos vida.

Increíble el valor que toman los números, abstracciones. Resulta irónico lo mucho que hiciste por ciertas personas, cómo confiabas en ellas y cómo, un día, deciden pisotear tu entrega (y esto lo hablo en general). Parece inquietante el tiempo y el lugar... que tomaste para conseguir que aquella persona se sintiera feliz, sólo por poder dedicarle el tiempo que en un futuro no podrás dedicarle. Qué doloroso resulta el saber que la mejoría, la confianza, la dedicación, la ilusión, las segundas oportunidades, los conflictos, las soluciones y el empeño de cambio, sea cual sea el espacio y el tiempo, no son considerados más que como cuentos de hadas. Pensar que siempre nos ofrecen un coche con todos los accesorios, pero tenemos que deslomarnos para conseguir dinero, no siempre podrás cogerlo, y al final, nos dejará tirados...

Y saber que, a pesar de todo, ya no eres más que uno del montón...