Peeta Melark I:
La cocina está más oscura de lo normal, y un frío espectral recorre todo mi cuerpo mientras presiono el interruptor de la luz para darle algo de vida a la habitación. Rápidamente miro por la ventana al cielo en busca de consuelo en un día soleado, pero lo único que encuentro son grandes nubes que impiden que el sol se asome.
Decepcionado por otro día gris empiezo a revisar la habitación con la vista. De entre la extensa gama de colores apagados puedo detectar una extraña luz naranja, que se ubica justo a mi derecha.
<<Están en el punto exacto>>, pienso mientras me acerco a los hornos. Tomo un trozo viejo de repasador y poco a poco voy sacando cada una de las bandejas con pan dorado recién terminado de hornear, un buen producto fresco para ofrecer en este día tan aburrido, y las coloco en un carro que había visto mientras entraba.
Después de eso me dirijo al negocio, en dónde mi padre me espera con una extraña energía. Parecía decaído, y su cara reflejaba los tormentos venideros...
Mientras más escriba, más posteo.