CAPÍTULO 4 - PROBLEMAS
Arceus fue el primero en levantarse, sólo recordaba su ataque contra Glamio, por su mente se desarrollaba a gran velocidad los sucesos, su ataque, y de como antes de ser tocado un gran resplandor lo iluminó seguido de una llamarada, y luego, la explosión.
De Glamio solo quedaban algunas escamas y pezuñas. Sin dudarlo ni un segundo Arceus las devoró para no dejar rastros de aquella abismal criatura.
Uno a uno los demás Pokémon fueron despertando, el último fue Mew, quien con un débil tarareo fue levantándose evitando la mirada de Arceus.
Arceus se dirigió de nuevo a su creación. Habría que esperar algunos millares de años antes de que se desarrollara vida. Pero ¿Qué eran millares de años para un Pokémon eterno? Con la paciencia de un titán Arceus fue aguardando mientras el planeta en su gracioso girar iba convergiendo a su mundo soñado.
Groudon se sobresaltó al ver a su visita, pero lo atendió bien, era bastante raro que un Pokémon se atreviera a llegar hasta su cueva de magma, su visitante alardeó sobre un tema específico y luego se fue.
Groudon se quedó meditando, aquel ser le había comentado cosas delicadas sobre su hermano Kyogre y su corazón se volvió a llenar de ira en contra suya. Lo que no sabía es que el mismo misterioso visitante había dado la misma charla Kyogre tan solo cambiando algunas palabras. Ambos habían sido engañados y lo único que no ignoraban era su brutal furia de titanes.
La Tierra se había vuelto de nuevo un gran campo de batalla y sólo Rayquaza estaba allí para detenerlo. Con un gran alarido calmó de nuevo a los combatientes que nuevamente se fueron a dormir. Pero esta vez Arceus los dejó en un sueño tan profundo, que guardó la magia de su despertar en dos orbes, para cuando los necesitara de nuevo.
Al enfriarse el mar nació Manaphy, y con el los primeros vestigios de vida como Lileep y Cradily, al igual que vida microbiana que fue llenando el océano de burbujas y oxigenando la atmósfera. Manaphy procreó varios Phione que lo ayudaran a proteger y expandir la vida marina. Creando así la explosión Cámbrica donde nacieron Pokémons como Omanyte, Anomalocaris, Opabinia, Omastar, Kabuto, Kabutops, Relicanth y algunos Magikarp y Gyarados gigantes.
Por su parte en tierra firme Arceus creó a Shaymin, quien al encontrarse en una atmósfera contaminada por la reciente batalla comenzó a liberar fogonazos que liberó las toxinas y permitió el crecimiento de vida vegetal en la tierra. Junto con Celebi hicieron crecer los grandes árboles y los bosques y así, varias manadas de Relicanths comenzaron a salir a tierra firme, dando paso a evoluciones de vida mucho mayores como Aerodactyl, Anorith, Armaldo, Cranidos, Rampardos, Shieldon y Bastiodon.
Arceus sabía que aquel era el momento y congregó a los Pokémon e hicieron evolucionar una nueva forma de vida, los humanos, con la voluntad, las emociones y la sabiduría de Azelf, Mesprit y Uxie la especie dominante había sido creada.
Pero aún el hombre en su primitivo ser no era más que otra criatura que tanteaba por aquel mundo. Poblando primero lo que se conoce como Johto crearon torres para conmemorar su amistad con los Pokémon. Arceus represento la vida del sol y de la luna en dos Pokémon muy especiales Ho-oh y Lugia.
Pero los humanos aún eran bastante primitivos y tribales y no entendían a lo que se enfrentaban. Cuando vieron una gran silueta bajar del cielo se asustaron y huyeron a sus chozas.
Los Pokémon más valientes y amigos de los primeros hombres se acercaron a esta criatura quien les devolvió una mirada de terror, debilitándoles y generando temblores en toda la zona, seguida de una gran tormenta.
Tres de aquellos Pokémon enfrentaron a la bestia, pero esta era mucho más poderosa que ellos y fueron encerrados en la torre de hojalata que los humanos habían construido en honor a Ho-oh, dios del sol.
Un gran rayo partió el horizonte y la torre ardió en llamas, al mismo tiempo que la bestia partía volando y dejando un aura de destrucción a su alrededor.
Los humanos aterrorizados veían como morían aquellos tres Pokémon victimas del caos y las llamas de la torre, luego huyeron.
Ho-oh se encontraba devastado y culpando a los humanos, cortó toda su amistad con ellos, sintiendo lástima por aquellos tres valientes Pókemon los revivió creando así a Raykou, Entei y Suicune.
Lugia huyó a las islas remolino donde se gestaron 3 aves, Articuno, Zapdos y Moltres, ave del frío, de las tormentas y del calor. Cada una de ellas escogió una isla en el Archipiélago Naranja para habitarla. Pero esto duró poco.
Una gran sombra bajó sobre los volcanes de aquellas islas generando la discordia entre ellas y comenzando una nueva guerra.
Sin embargo todo lo que ocurría en la tierra no importaba en lo más mínimo. ¡Arceus había desaparecido!
Por lo menos así lo pensaban los Pokémon que lo buscaban y viendo con horror como el mundo entero se iba destruyendo entre peleas y peleas.
Pero Arceus tenía asuntos más importantes y por eso se encontraba junto a Mew observando aquella roca meteórica que antes había pertenecido a la tierra de antaño.
-Noto actividad neuronal -dijo Arceus con un gesto desaprobatorio. ¡Por qué no lo mencionaste antes!
-Era como mi mascota -respondió Mew entrecortadamente -No creí que fuera a salir gran cosa de ella. Hasta que tocó parte de mi Ácido Desoxirribonucleico.
En ese momento y para sorpresa de ambos la roca comenzó a emitir palabras. Al principio inteligibles y que poco a poco comenzaron a sonar como las palabras de Mew:
-Acd Deo Rib -titubeó la roca con una voz espectral ni masculina ni femenina- Deo, Deosi, ¡Deoxys!
En ese instante la esfera empezó a brillar y surgió un Pokemon extraño, con brazos alargados, de colores naranja, verde y azul, se encontraba asustado y temblaba de frío. Arceus se preparaba para lanzar otra sentencia pero la criatura se le adelantó.
-¡Deoxys! -gritó- ¡Deo!, ¡Deo!, ¡Deoxys!
Con un destello que salió de su pecho desvió el ataque de Arceus y le propinó un golpe.
Arceus se incorporó, magnificente se abalanzó contra Deoxys. Sin embargo era muy rápido, escapó del ataque para propinar un ataque que dio de lleno en el torso de Arceus. Quien con una gran fuerza lanzó un ataque que mandó a volar la roca y un planeta cercano llevándoselo para siempre.
-Creo que debemos volver a la tierra -dijo Arceus- Allí la situación se ha salido de control.
Los perros se habían unido a la batalla y la lucha individual de cada elemento provocaba desastres naturales en todo el planeta.
Raykou lanzó un gran rugido que hizo que los rayos cayeran en todas las direcciones. Mientras que el rugido de Entei lanzaba grandes cantidades de magma por toda la tierra. Suicune desbordaba los lagos mientras peleaba contra Articuno quien intentaba congelar todo a su paso.
Pero por un momento todos los ojos de los fervoroso combatientes se clavaron en el aire. ¡Un gran meteoro había entrado en la tierra!.
Tanto humanos como Pokémon no pudieron preveerlo y observaban como la gran roca incandescente golpeaba la tierra lanzando una gran cantidad de círculo de fuego a todo alrededor. Las cenizas debilitaron inmediatamente a Lugia y a Ho-oh y el mundo se sumió en las tinieblas.
Una vez más la bestia había triunfado. ¡Había desviado un gran meteorito a la órbita de la tierra! ¡Un meteorito con vida!
Eso notó Rayquaza cuando encontró el cráter. Tenía ante sus ojos a su peor enemigo. ¡Un alinígena!