Los capturados
Capítulo 21/?
Historia:
-05.
Alguien me llamaba.
-05, ¿dónde estás? ¡Despierta vago!
¿Quién era?
-Será mejor que te apures, debemos irnos.
Otra persona.
¿Eran esos 01 y 02?
-¡05!
Abrí los ojos con pesar.
Me encontraba en una habitación completamente pintada de color crema y de dimensiones cuadradas y pequeñas.
Una lámpara colgando del techo, un espejo largo apoyado contra la pared del frente, una ventana cerrada y de vidrio borroso con las cortinas entre abiertas, una mesita con otra lamparita, un par de sillas y una cama de hospital conformaban todo el inmobiliario del lugar.
Yo me encontraba exactamente igual que antes de perder el conocimiento.
Traía el uniforme que Edgar nos había entregado a todos, me dolía todo el cuerpo, tenía hambre, ahora también me dolía el hombro y todos mis músculos estaban a no dar.
Reuní un poco de fuerza y me senté en esa incómoda camilla.
Fuera de la ventana se podía ver la sombra de una cabeza observándome, con unas cosas verdes que se movían de fondo (al rato me di cuenta que eran árboles).
La sombra y yo intercambiamos miradas durante un rato y luego se fue de la ventana.
Ya nada me sorprendía lo suficiente luego de haber pasado por el terror de la sala de vigilancia.
Tampoco me importaba si me encontraba o no en el albergue.
Sólo quería saber qué diantre estaba pasando.
Pero como nada podía hacer por el momento en el estado que me encontraba, me quedé un buen rato sentado pensando en todo lo que había pasado en estos últimos días.
Ni idea de qué día estábamos, por cierto.
Luego de perder el conocimiento cerca de dos veces seguidas, ya no sabía si ponerme a pensar en si habían pasado los días o las horas.
Reuní fuerzas de nuevo y me levanté de la cama.
Caminé hacia el espejo a paso de tortuga para verificar en qué estado me encontraba.
Parecía un esclavo con otra ropa y el pelo enmarañado.
Era probable que hubiera un nido de arañas ahí arriba.
Mi aspecto básico (descontando las heridas) seguía siendo el mismo.
Mi cabello enmarañado y lacio seguía siendo del mismo marrón de siempre, aunque tal vez hubiera crecido unos dos centímetros. Mi cara era la misma, mi estatura había aumentado en cuatro centímetros, mi cuerpo en general seguía siendo el mismo.
Los ojos naranja casi amarillos heredados de mi madre eran los mismos, pero ahora tenían ojeras y estaban hinchados.
El 05 de mi cara estaba medio borrado pero aún era visible.
El colgante que 02 nos había regalado seguía oculto bajo mi camisa.
El nuevo tajo adquirido que se encontraba en mi mentón había dejado de sangrar, y medía al rededor de cinco centímetros.
El color gris de mi ropa estaba teñido de grandes manchas negras y rojas de sangre seca y por secar. Todos los demás tajos en mi cuerpo medían entre seis y veintiún centímetros.
En ese momento oí el sollozo de un niño.
Caminé hasta la mesita y cogí el lápiz que tenía encima.
Me acerqué a la pared bajo la ventana y escribí en ella:
LAMENTO LO DE LA VENTANA.
Luego arrojé el lápiz, retrocedí dos pasos y reventé el vidrio con un par de patadas.
Uno de los trozos que salió despedido agregó un tajo más para mi colección, esta vez bajo mi oreja derecha.
Trepé por la pared y me escurrí fuera por el hoyo de la ex-ventana.
Dejé atrás los pocos pinos que me bloqueaban el paso y me encontré frente a un claro, o más bien una inmensa pradera en medio del bosque.
Ni idea de en qué área del bosque.
En medio del claro-pradera había un lago de aguas cristalinas y transparentes, un par de aves bebían agua de la orilla y el pasto era bastante alto (me llegaba a las rodillas, y yo con mi metro setenta y tantos).
El sonido provenía del lago.
Me encaminé hacia la fuente del mismo. No fue hasta entonces que me percaté del agujero en el que estaba el agua, porque anduve en bajada hasta la orilla.
Una vez al borde, me di cuenta que el sollozo no venía del agua, si no que venía de un niño de unos doce o trece años que estaba arrodillado en medio del alto pasto.
Me acerqué para ver qué pasaba, cuando dejó de sollozar.
Permanecí inmóvil, esperando que dijera si le molestaba mi presencia.
Pero no lo hizo.
Mantenía su cabeza dentro de sus rodillas en pose de bolita.
Parecía haberse dado cuenta que lo estaba mirando.
-...Oye, 05... ¿tú sientes miedo?- me dijo.
Tuve que escuchar su voz para fijarme en quién era.
-¿10? ¿Eres tú?
Levantó su cabeza y me dedicó una adorable pero triste sonrisa.
-Qué bueno que nos encontramos.- dijo con esa voz de niño de nueve años tan típica de él- ¿Sabes? Alonso y Lía estaban preocupados por que todos estuviéramos bien.- dejó de mirarme para dirigir su atención al lago- Espero ellos estén bien, trabajaron tan duro para mantenernos unidos y que no tuviéramos miedo... aunque no pude evitar alejarme del resto. Me perdí... me pregunto si ahora ellos estarán preocupados por saber si me encuentro bien.
Pero no he estado solo, ¿sabías? -volvió a mirarme- Durante todo este tiempo me he encontrado con mucha gente... pero...
Bajó la cabeza y dejó translucir su pena y temor.
-Pero... ¿qué?-inquirí.
-Pero no pude ser como Alonso y Lía.- miró al lago- Traté de ser fuerte para que ellos no tuvieran miedo, para que sintieran lo mismo que yo sentía cuando me hallaba al lado de Edgar o Ruben. Verás, 05... me encontré con un grupo de niños huérfanos de unos cinco años de edad. Aparentemente huyeron con su maestra porque la guerra se ha extendido hasta la cuidad, pero se separaron de ella y de sus compañeros en medio de la conmoción.- bajó la mirada- Esos cuatro niños tenían miedo, al igual que yo, y estaban solos. Traté de ser un Zack o un Jade que pudiera animarlos y darles confianza en sí mismos... pero no pude. No pude... y luego los perdí a todos.
Bueno, ese es el cap 21 ^^/