·Titulo: El cielo está gris
·Autor: Sekai
·Capitulos: 1 (One-shot)
·Persona Gramatical: 1ra persona
-----------------------------
Ambos íbamos juntos al mismo instituto.
Solíamos charlar un poco todos los días entre clase y clase, me saludabas cuando me veías, y hablábamos un poco, eso era todo.
“Es una simple charla, nada más” pensaba para mis adentros.
Pero me dolía tanto, que me mataba por dentro. No te fijabas en mí más que como en un amigo. Sólo eso, amigos.
Pero mis sentimientos por ti iban muchísimo más allá.
De repente le vi un día. Le mirabas con ojos llenos de ilusión, como una niña pequeña cuando recibe un regalo. Esos ojos que a mí me volvían loco… Te veías completamente feliz hablando con él, no era como nuestras típicas conversaciones amistosas, y tampoco era cuando me saludabas despreocupadamente por los pasillos con tu alegría y tu sonrisa habitual.
Tu sonrisa… siempre la he amado, siempre ha sido lo que más me ha gustado de ti, esa sonrisa capaz de purificar hasta un corazón tan impuro como el mío, esa sonrisa que me hacía evadirme de mi mente psicótica, en ese momento la odiaba a muerte.
Porque estabas dedicando una de tus maravillosas sonrisas a la persona a la que tanto amabas… no a mí.
Mi mente empezó a elucubrar cosas innombrables que odio recordar. Me sentía como si mi alma se estuviera desvaneciendo poco a poco, y un dolor agudo, horrible, penetrante y amargo comenzaba a devorar mi corazón como si de un lobo hambriento se tratase.
No sé que voy a hacer… pero tengo miedo.
----------------------------------
No podía aguantarlo.
Hasta que un día, lo decidí.
Escuché una voz que venía desde lo más profundo de mi mente, mi mente psicótica que me estaba llevando a la completa locura.
“Lo que empezaste… tienes que acabarlo”
Me inventé una infantil excusa para ir a tu casa amistosamente. Tú aceptases que fuera con una gran sonrisa, diciendo “me encantaría, pues me gusta mucho estar contigo” Maldita mentirosa. Si eso fuera cierto, no le mirarías a él, sólo a mí.
Ya no podía pensar en otra cosa, sólo en llevar a cabo mi plan macabro.
Es como un impulso que se mueve dentro de ti, como un acto reflejo que no puedes evitar hacer, como si fuera una bomba a punto de explotar.
En un rincón de mi alma yo gritaba, “Detente, déjala en paz, no lo hagas, olvídalo, simplemente déjala” pero mi repentino impulso era mil veces más fuerte que eso.
Pero aun así esa parte de mí consiguió hablarle al exterior. Te susurré lentamente al oído.
-Por favor… mátame…
Tus ojos se llenaron de miedo y angustia, no sabías lo que estaba pasando, pero creo que te hiciste una idea cuando te agarré del cuello y puse la pistola que llevaba escondida en mi bolsa en la sien derecha.
Intentaste gritar, pero con mi mano libre apreté tu garganta de forma que no pudiste hacer otra cosa que emitir un sonido parecido a un gemido agonizante.
Te miré a los ojos, ahora vacíos, y te di el primer y último beso fruto de este amor no correspondido.
Apreté el gatillo con cierta indecisión, pues dentro de mí se libraba una lucha entre mi lado aún puro y el resto de mi ser, que solo pensaba en matarte.
Y así fue.
-Espera… ¿qué ha ocurrido? ¿Estás bien? No puede ser… ¿qué he hecho?
Entré en un estado de desesperación al ver tu cuerpo inerte bañado en tu sangre sobre el suelo y mis manos llenas de ésta.
No puede ser, ¿qué ha pasado? Imposible… es lo único que podía pensar en ese momento, al igual que lo único que podía ver era la sangre de la persona a la que amaba fluyendo hacia abajo por mi brazo y impregnando mi rostro y mi ropa.
Acto seguido, me arrodillé ante tu cuerpo sin vida, y comencé a llorar.
----------
Y aquí estoy ahora, pagando por mis pecados.
El cielo tiene un color completamente gris, y está lleno de nubes de ese mismo color, semejantes a las nubes que ahora cubrían completamente mi alma. Va a llover, pensé.
Cayó la primera gota hacia el suelo, pero no sé con seguridad si venía del cielo o de mis ojos llorosos. Me decanté por la segunda opción.
Acto seguido me ahogué en un mar de lágrimas. “¿Por qué lo he hecho?” pensaba. “Lo tenía merecido”
Comenzó a llover.
Me di cuenta de que mi vida ya no tenía razón de existencia.
Miré mis manos, cubiertas de tu sangre. Seguí llorando desconsoladamente un buen rato, hasta que acabé tomando otra decisión, que cambiaría de nuevo mi vida. O tal vez no.
“Hasta nunca”
Me fui a un sitio completamente desolado, la azotea de nuestro instituto. Recordé que allí un día estuvimos hablando todo el descanso. Sonreí recordando una broma muy divertida que me hiciste.
Volví a mirar el arma con el que te había arrebatado la vida, y sonreí tristemente.
La puse en mi cabeza, y disparé.
--------------------------------------
Eso ha sido todo ^^ Bye~