[ficha=]img=http://wahackforo.com/img/29098/537/4288.png|hacker=AdrianPayo|base=BPRS|region=Kanjoh|idioma=Español|estado=2|proxbeta=1|proxbetaporcentaje=20|youtube=GokuGamesVlogs|[/ficha]
NOMBRE DEL PROYECTO: Pokémon edición Black Soul
REGIÓN/REGIONES: Kanjoh
CREADOR/CREADORES: AdrianPayo
Créditos:
* Rom base: Brock
* Tiles: Darkdragon, WesleyFG, Trevor, Brock
* Minisprite PJ: Zelix
* Banner: Liliac
* Sprites: Brock, Pikachu Incapturable, Coronis
* Caja de combate: HollowRoxas
Agradecimientos:
* Brock y Neku Sakuraba: por sus clases y apoyo inestimable en este proyecto.
* Pikachu Incapturable: por ser parte activa en este proyecto y por su amistad dentro y fuera de WAH.
* A toda la comunidad de Whack a hack: por existir el sitio y la gente con la que me he encontrado y me encontraré en mi periplo del romhacking.
Eres un miembro del Team Rocket que ha sufrido un accidente en la región de Kanjoh. A causa del accidente, te encuentras amnésico y te despiertas en un hospital. Allí, Giovanni te hace un par de preguntas para evaluar tu estado. Una vez te encuentras preparado, sales del hospital en dirección a la base del Team Rocket, para recibir nuevas órdenes. No sabes aún como fuiste capaz de encontrar la guarida, pero una chica te avisa de que Giovanni no está allí.
Sales de la base para, en las afueras de Ciudad Metrópolis, el lugar donde empiezas la aventura, encontrarte con Giovanni, que te lleva hasta la base de nuevo. Allí te explica que tú y tu hermana (la chica que te había dicho que tu jefe no se encontraba allí en ese momento) vais a reiniciar la misión que estabais realizando conjuntamente antes del accidente que te dejó amnésico. Giovanni os enseña a ambos unos clones de los pokémon Bulbasaur, Squirtle y Charmander, clones mejorados genéticamente. Os dice que escojáis uno y os disponéis a reiniciar la misión en Ciudad Paisel, otra ciudad bastante imporante de la región, aún sin tú saber muy bien de lo que se trata.
A la salida de Ciudad Metrópolis, ves a un compañero distraído. Te acercas a hablar con él y en ese instante te reconoce. Acto seguido te da un Zangoose shiny, diciéndote que te lo han recuperado…
¿De qué lo han recuperado? ¿Es cierto que eres miembro del Team Rocket? ¿Qué hay que hacer en Ciudad Paisel? ¿Qué demonios ocurrió en ese accidente?
Demasiadas preguntas sin respuesta… para descubrirlas deberás continuar la historia en Pokémon Edición Black Soul.
Próximamente.
Creo que sería una original idea, aunque completamente a parte de lo que viene siendo el romhacking, recrear la historia del hack en forma de novela, ya que es mi especialidad y con la base a la que llegué a WAH. Así que a medida que vaya avanzando la historia con el hackrom, también lo haré en esta sección, extendiéndome más en lo que a la historia se refiere y que intento plasmar en el hackrom.
Esta sección es completamente prescindible y no recomendaría empezar a leerla si sólo tienes pensado jugar el hackrom, ya que podrías ser objeto de spoilers. Aunque sería buena idea ir leyéndola a la vez que jugando el hackrom
;)
Pokémon Black Soul – Capítulo 1
Despertar
Y poco a poco fue abriendo los ojos. Se restregó los párpados casi de forma gatuna. Los volvió a cerrar y dio media vuelta. Las sábanas eran livianas y suaves. El colchón la cosa más cómoda en ese momento. No sabía cuánto tiempo llevaba allí, ni siquiera si estaba vivo, pero se encontraba tan a gusto que no quería que lo levantasen de ahí en mucho tiempo.
-¡Ejem!- Carraspeó una voz, de hombre adulto, algo rasgada.
En ese instante, el chico se despertó, sobresaltado. Un hombre vestido con un traje negro, con una gran R roja en el pecho, de pelo corto muy oscuro y un semblante muy serio, casi que daba miedo, se alzaba ante él.
-Hola- Dijo el hombre.
-Dios mío, ¡qué susto!- Soltó el chico.
-Me alegra verte de una pieza- Respondió.
-Yo… eh… ¿quién eres? ¿quién…? ¿quién soy?
Entonces el chico se dio cuenta de que no recordaba nada anterior al haber despertado en aquella cama, en una habitación un tanto apagada y con un fuerte olor a algún desinfectante. Se levantó de forma un poco brusca, sentándose en el borde de la cama, quedando él y el señor trajeado cara a cara. El hombre cambió el rostro tras escuchar sus palabras.
-¿Amnesia? Eso será un problema…
-Yo… eh…
-Tranquilo, soy ami… nos conocemos. Déjame que te refresque un poco la memoria.
-Va… Vale…
-Veamos… Yo soy Giovanni, líder del Team Rocket. Y esto es un Pokémon.
El hombre sacó una bola roja y blanca del bolsillo de su traje y la dejó caer al suelo. La bola se abrió y de ella salió una especie de ratón azul con cuernos.
-En concreto, esta pequeñaja es un Nidoran. Para algunos, los Pokémon son mascotas o amigos. Para nosotros, herramientas. Pero en el fondo… En el fondo les cogemos cariño.
La Nidoran correteó de un lado a otro de la habitación. Giovanni, al ver que se empezaba a tomar muchas confianzas con el entorno, la volvió a introducir en su Pokéball. El chico aún seguía procesando la información que le estaba llegando al cerebro.
-Tú… has tenido un accidente en una misión muy importante para el Team Rocket que se producía en Ciudad Paisel. Una ciudad casi tan grande como Ciudad Metrópolis, el lugar dónde estamos ahora, concretamente en el hospital.
-¿He tenido un accidente?
-Sí. Eso puede explicar lo de la amnesia, aunque te veo bastante bien, la verdad. ¿Recuerdas tu nombre?
-Pues…
El chico se miró a sus pantalones negros, con las manos entrelazadas encima de sus piernas. Y empezó a intentar recordar. En su mente no había ni una imagen, pero de vez en cuando oía algún sonido de algún recuerdo. Las palabras “hermanito” y “novato” se repetían constantemente en su cabeza además de…
-Eren –Soltó el chico, aliviando la presión sobre su cabeza –Creo que mi nombre es Eren.
-¡Bien! ¡Así que te llamas Eren!- Dijo Giovanni.
-Sí. Ahora estoy más seguro de que mi nombre es Eren.
El líder del Team Rocket sacó ahora del bolsillo interior de su traje una foto de una chica, que parecía tener más o menos su propia edad. La chica aparecía en la azotea de un edificio, sonriendo. Tenía el pelo blanco recogido en una coleta de lado, y vestía una chaqueta blanca, unos vaqueros cortos, unas botas negras y un top del mismo color que la muñequera que llevaba en su brazo derecho, un mechón de su blanca melena, un tatuaje en forma de zigzag que iba desde su cadera derecha hasta casi la costilla izquierda y sus ojos: azules. Un azul ni demasiado claro, ni demasiado oscuro, un azul que resaltaba su bello y aniñado rostro. Un azul que se asemejaba mucho al de su propia camiseta, quizá escogida por ese mismo detalle.
-Esta es tu hermana- Explicó Giovanni –Siempre os estáis peleando, pero os queréis mucho. Siempre os habéis apoyado en los malos momentos y siempre estáis los primeros para celebrar las victorias.
-Qué guapa es…- Dijo Eren –Es una sensación muy extraña. No la recuerdo, pero de algún modo sé que siento algo por ella muy fuerte.
-Hay cosas que por mucho que se quieran olvidar, no se pueden olvidar. Como el amor entre hermanos o el amor de una madre… ¿Recuerdas su nombre?
-Creo… creo que se llama… Cat. Sí, creo que es Cat.
-¿Eh…? ¿Era Cat?
-Sí. Se llama Cat. Estoy seguro.
-¡Ah, sí! ¡Es verdad! ¡Se llamaba Cat! Perdona, Eren. Tengo tantos miembros del Team Rocket que me es imposible acordarme de todos sus nombres, como comprenderás.
Pero Eren estaba ya demasiado metido en su mente. No le gustaba nada esta situación. Él mismo le parecía un extraño. Quería a personas cuando no las conocía. No. Definitivamente no era una situación muy agradable.
Lo peor de todo era que, aquel hombre que se hacía llamar Giovanni, parecía que podía confiar en él. De hecho, él lo hacía. No sabía qué clase de relación tendrían como para que fuese a verlo al hospital, pero algo muy en el fondo de su corazón le estaba diciendo que no se fiara de él.
-¡Eren!- Exclamó Giovanni.
-Perdón, Giovanni. Sólo estaba pensando.
-Pareces estar mejorando… Cuando estés listo, quiero verte en la base. Venga, nos vemos luego.
Y entonces, Giovanni se levantó y se marchó. Eren quiso ir tras él, pues no tenía ni la más remota idea de dónde se encontraba la base del Team Rocket, pero una enfermera le salió al paso, primero echándole la bronca por levantarse de la cama y luego haciéndole un montón de preguntas.
Una vez le dieron el alta, Eren salió del hospital. Un grito de un enorme Pokémon azul le asustó, haciendo que cayese al suelo de espaldas, con su gorro azul y negro tapándole la cara. Una vez se reincorporó, miró a ambos lados para ver quién le había visto caerse, pero todo el mundo parecía estar pendiente de sus asuntos.
Se acercó sigilosamente al estanque donde se encontraba aquel gran Pokémon azul, que le miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Junto a la valla que rodeaba el estanque había un cartel que rezaba el nombre del Pokémon: Lapras.
Siguió callejeando, encontrándose con un enorme edificio negro. Nada más que lo vio tuvo una especie de flashback. Algo le decía que debía entrar ahí. Y así lo hizo.
En el hall de aquel edificio había dos hombres y una mujer vestidos con el uniforme del Team Rocket, haciendo sus cosas de miembro del Team Rocket. El lugar era bastante acogedor, para ser un simple hall. Al final de la sala había una chica exactamente igual a la de la foto que le había enseñado Giovanni.
-¡Hermanito! – Exclamó la chica, corriendo a abrazarlo -¡Cuánto me alegro que estés bien!
-Estoy… vivo, dejémoslo ahí, Cat- Respondió Eren -¿Y Giovanni?
-Giovanni no está. Seguramente no tarde en llegar, pero si quieres salir a buscarlo…
-Sí, voy a buscarlo.
Y Eren salió de la base del Team Rocket. Fue callejeando un poco más, investigando todos los recovecos de la ciudad. Buscando a Giovanni y también alguna pista acerca de qué tipo de persona es él mismo y acerca de ese misterioso accidente.
Tan metido estaba en sus pensamientos, que ya se encontraba a las afueras de Ciudad Metrópolis. En ese instante alguien le dio una voz tras él.
-¡Eh! ¿Adónde vas?- Exclamó Giovanni.
-Yo… esto…
-No puedes ir por la vida sin Pokémon encima. Ven a la base, anda. Voy a darte una cosa.
Y en esta ocasión si se dirigieron juntos al edificio negro de Ciudad Metrópolis.
-Bueno, ya estamos todos- Suspiró Cat - ¿Para qué nos querías, Giovanni?
-Como en el accidente perdisteis vuestros Pokémon, he decidido regalaros uno de estos clones mejorados- Explicó Giovanni, señalando a una mesa a su izquierda, en la cual había tres pokéball - Eren, tú primero.
-¡Un clon! ¡Qué guay!- Exclamó Cat.
-Tranquila, Cat. Después vas tú- Respondió Giovanni, con una pequeña sonrisa.
Eren se colocó delante de la mesa, mirando a las tres pokéball.
-A la izquierda tienes al clon de Bulbasaur, en el medio el clon de Squirtle y a la derecha el clon de Charmander- Explicó Giovanni.
-Yo… esto…
-Giovanni, la amnesia- Dijo Cat.
-La amnesia es temporal. Dejémosle que vaya cogiendo ritmo.
Eren actuó por instinto y abrió las tres pokéball. Los clones de Bulbasaur, Squirtle y Charmander salieron dando gritos de alegría.
-A ver, ¿qué sabéis hacer?- Preguntó Eren.
El Bulbasaur embistió entonces a Squirtle, que retrocedió unos cuantos metros. Squirtle no se quedó corto y le devolvió el golpe con otro igual de tremendo. Charmander se colocó en medio y los separó a ambos golpeándoles duramente con sus garras. Y tras esto, se calmaron.
-¿Ha sido suficiente demostración para ti, Eren?- Preguntó Giovanni.
-Guau, sí que son fuertes- Dijo Cat.
-Están genéticamente modificados para que sean más fuertes que sus versiones originales- Explicó Giovanni.
-Creo que me voy a quedar con Charmander- Dijo Eren.
-¡Así que Charmander!- Exclamó Giovanni, con una sonrisa pícara –Pues ten paciencia con él.
-Te llamaré… Kizu- Dijo Eren. El Charmander saltó de alegría, demostrando que le encantaba su mote.
En ese instante el rostro de Giovanni se tensó. Eren estaba abrazando al feliz clon de Charmander cuando se percató de que lo estaba mirando.
-¿Ocurre algo?
-No, es sólo que… tú antes no solías poner motes a tus Pokémon. Me pareció extrañó, nada más- Respondió Giovanni.
-¡Pues éste para mí!- Exclamó Cat, abrazando al clon de Squirtle –Me parece más fuerte y mucho más mono.
-Para hacer más fuerte a tu clon tienes que luchar duro- Dijo Giovanni
-Bueno, ¿pues a qué esperamos? – Dijo Eren, dirigiéndose con su Charmander hacia la salida- Aunque no me sepa ahora mismo como se lucha
-¡Eh!- Exclamó Cat –Espera, Eren. ¿No te acuerdas de cómo luchar? ¡Yo te ayudo, hermanito! ¡Adelante, Squirtle!
-Esta chica tan lanzada como siempre…- Dijo Giovanni –Eren, tranquilo, te echaré un cable. En un combate entre Pokémon, debes ordenarles movimientos a tu Pokémon para debilitar al Pokémon rival. ¡Ni se te ocurra perder!
-Esto… yo… ¿qué ataques sabe Kizu?- Preguntó Eren.
-Este Charmander sabe Cuchillada y Pantallahumo- Explicó Giovanni – Tu Squirtle, Cat, sabe Derribo y Gruñido.
-¡Pues Kizu, usa Cuchillada!- Exclamó Eren.
-¡Eso es!- Exclamó Giovanni.
-¡Squirtle, Derribo!- Exclamó Cat.
¿Qué era esa sensación? Esa sensación de que eso que estaba viviendo en aquel instante ya lo había vivido en otra ocasión. Esa sensación de que aquello era algo que llevaba haciendo toda la vida. Algo para lo que puede que hubiera nacido.
-¡Kizu, cuchillada otra vez!- Exclamó Eren, lleno de energía.
-¡Squirtle, Derribo de nuevo!- Exclamó Cat.
-¡Cuchillada una vez más!
Kizu golpeó tan duramente al Squirtle de Cat, que cayó debilitado. Giovanni empezó a aplaudir muy despacio. Cat chasqueó la lengua, un poco molesta.
-Hala, si ya habéis terminado de jugar, retomad la misión donde la dejasteis- Dijo Giovanni.
-¡Ha sido un combate muy emocionante! – Dijo Cat –Bueno, Eren, como dijo Giovanni que te dejásemos a tu rollo para que fueras recuperando los recuerdos, yo me voy adelantando, ten cuidado.
Y Cat se marchó del edificio con su Squirtle en brazos. Eren acarició la cabeza a Kizu, en señal de recompensa.
-Has de regresar a Ciudad Paisel, Eren. No hay tiempo que perder.
-Sí, Giovanni. Aunque… no sé cómo llegar- Respondió Eren.
-Vete improvisando- Respondió Giovanni, con una sonrisa pícara.
Eren salió de la base del Team Rocket algo contrariado, pero con un nuevo amigo que le acompañaría durante mucho tiempo. Su Charmander estaba tan feliz de tener un entrenador que Eren decidió dejarlo un rato fuera de su pokéball.
Preguntando a un ciudadano, Eren en seguida descubrió la localización de su objetivo.
Para llegar a ciudad Paisel, se podría llegar de dos formas. La rápida, recorriendo el desfiladero y atravesando el volcán inactivo al sureste de Ciudad Metrópolis, o recorriendo toda la región de Kanjoh, saliendo por la Ruta 1, al noroeste de Ciudad Metrópolis.
Sea como fuere, la zona sur de Ciudad Metrópolis estaba inaccesible debido a que habían caído un montón de rocas de las montañas del desfiladero. Así que no había otra forma más que ir por las rutas. Eren agradeció al ciudadano por enseñarle el mapa de la región y se dirigió sin prisa pero sin pausa hacia la ruta 1.
A la entrada de la ruta 1, Eren en seguida vio a un compañero Rocket. Estaba apoyado en una valla medio dormido. El chico se acercó a preguntarle qué le ocurría.
-¡Ah! ¡Si eres tú!- Exclamó el miembro del Team Rocket, sobresaltado –Hemos recuperado tu Zangoose. Tómalo…
Y entonces, el miembro del Team Rocket sacó una pokéball y se la posó en la mano a Eren.
-Yo esto… creo que te has equivocado de persona…
-¿Qué dices, tío? ¡Si tu Zangoose es marca de la casa!- Respondió el soldado Rocket –Venga, hasta luego, Eren…
Y sin más dilación, el soldado Rocket se dirigió calle abajo hacia Ciudad Metrópolis.
Eren contempló la pokéball un rato, hasta que, armándose de valor, la soltó. La pokéball se abrió y de ella salió un Zangoose variocolor. El Pokémon parecía reconocerle, pero aun así no se mostraba ni cariñoso ni contento de volver a verle.
-Tú… esto… ¿nos conocemos?- Preguntó Eren.
El Zangoose le respondió con un gruñido y le miró extrañado.
-Si pudieras hablar seguramente me ayudaría con mi amnesia… bueno, qué le vamos a hacer.
Entonces, el chico suspiró y volvió a meter al Zangoose variocolor dentro de su Pokéball. Se rascó la cabeza a través del gorro y continuó su paso hacia una pequeña cueva. Eren se acercó a ver el cartel que había a la entrada.
-Cueva Serpiente- Dijo Eren –Bueno, allá vamos…
Despertar
Y poco a poco fue abriendo los ojos. Se restregó los párpados casi de forma gatuna. Los volvió a cerrar y dio media vuelta. Las sábanas eran livianas y suaves. El colchón la cosa más cómoda en ese momento. No sabía cuánto tiempo llevaba allí, ni siquiera si estaba vivo, pero se encontraba tan a gusto que no quería que lo levantasen de ahí en mucho tiempo.
-¡Ejem!- Carraspeó una voz, de hombre adulto, algo rasgada.
En ese instante, el chico se despertó, sobresaltado. Un hombre vestido con un traje negro, con una gran R roja en el pecho, de pelo corto muy oscuro y un semblante muy serio, casi que daba miedo, se alzaba ante él.
-Hola- Dijo el hombre.
-Dios mío, ¡qué susto!- Soltó el chico.
-Me alegra verte de una pieza- Respondió.
-Yo… eh… ¿quién eres? ¿quién…? ¿quién soy?
Entonces el chico se dio cuenta de que no recordaba nada anterior al haber despertado en aquella cama, en una habitación un tanto apagada y con un fuerte olor a algún desinfectante. Se levantó de forma un poco brusca, sentándose en el borde de la cama, quedando él y el señor trajeado cara a cara. El hombre cambió el rostro tras escuchar sus palabras.
-¿Amnesia? Eso será un problema…
-Yo… eh…
-Tranquilo, soy ami… nos conocemos. Déjame que te refresque un poco la memoria.
-Va… Vale…
-Veamos… Yo soy Giovanni, líder del Team Rocket. Y esto es un Pokémon.
El hombre sacó una bola roja y blanca del bolsillo de su traje y la dejó caer al suelo. La bola se abrió y de ella salió una especie de ratón azul con cuernos.
-En concreto, esta pequeñaja es un Nidoran. Para algunos, los Pokémon son mascotas o amigos. Para nosotros, herramientas. Pero en el fondo… En el fondo les cogemos cariño.
La Nidoran correteó de un lado a otro de la habitación. Giovanni, al ver que se empezaba a tomar muchas confianzas con el entorno, la volvió a introducir en su Pokéball. El chico aún seguía procesando la información que le estaba llegando al cerebro.
-Tú… has tenido un accidente en una misión muy importante para el Team Rocket que se producía en Ciudad Paisel. Una ciudad casi tan grande como Ciudad Metrópolis, el lugar dónde estamos ahora, concretamente en el hospital.
-¿He tenido un accidente?
-Sí. Eso puede explicar lo de la amnesia, aunque te veo bastante bien, la verdad. ¿Recuerdas tu nombre?
-Pues…
El chico se miró a sus pantalones negros, con las manos entrelazadas encima de sus piernas. Y empezó a intentar recordar. En su mente no había ni una imagen, pero de vez en cuando oía algún sonido de algún recuerdo. Las palabras “hermanito” y “novato” se repetían constantemente en su cabeza además de…
-Eren –Soltó el chico, aliviando la presión sobre su cabeza –Creo que mi nombre es Eren.
-¡Bien! ¡Así que te llamas Eren!- Dijo Giovanni.
-Sí. Ahora estoy más seguro de que mi nombre es Eren.
El líder del Team Rocket sacó ahora del bolsillo interior de su traje una foto de una chica, que parecía tener más o menos su propia edad. La chica aparecía en la azotea de un edificio, sonriendo. Tenía el pelo blanco recogido en una coleta de lado, y vestía una chaqueta blanca, unos vaqueros cortos, unas botas negras y un top del mismo color que la muñequera que llevaba en su brazo derecho, un mechón de su blanca melena, un tatuaje en forma de zigzag que iba desde su cadera derecha hasta casi la costilla izquierda y sus ojos: azules. Un azul ni demasiado claro, ni demasiado oscuro, un azul que resaltaba su bello y aniñado rostro. Un azul que se asemejaba mucho al de su propia camiseta, quizá escogida por ese mismo detalle.
-Esta es tu hermana- Explicó Giovanni –Siempre os estáis peleando, pero os queréis mucho. Siempre os habéis apoyado en los malos momentos y siempre estáis los primeros para celebrar las victorias.
-Qué guapa es…- Dijo Eren –Es una sensación muy extraña. No la recuerdo, pero de algún modo sé que siento algo por ella muy fuerte.
-Hay cosas que por mucho que se quieran olvidar, no se pueden olvidar. Como el amor entre hermanos o el amor de una madre… ¿Recuerdas su nombre?
-Creo… creo que se llama… Cat. Sí, creo que es Cat.
-¿Eh…? ¿Era Cat?
-Sí. Se llama Cat. Estoy seguro.
-¡Ah, sí! ¡Es verdad! ¡Se llamaba Cat! Perdona, Eren. Tengo tantos miembros del Team Rocket que me es imposible acordarme de todos sus nombres, como comprenderás.
Pero Eren estaba ya demasiado metido en su mente. No le gustaba nada esta situación. Él mismo le parecía un extraño. Quería a personas cuando no las conocía. No. Definitivamente no era una situación muy agradable.
Lo peor de todo era que, aquel hombre que se hacía llamar Giovanni, parecía que podía confiar en él. De hecho, él lo hacía. No sabía qué clase de relación tendrían como para que fuese a verlo al hospital, pero algo muy en el fondo de su corazón le estaba diciendo que no se fiara de él.
-¡Eren!- Exclamó Giovanni.
-Perdón, Giovanni. Sólo estaba pensando.
-Pareces estar mejorando… Cuando estés listo, quiero verte en la base. Venga, nos vemos luego.
Y entonces, Giovanni se levantó y se marchó. Eren quiso ir tras él, pues no tenía ni la más remota idea de dónde se encontraba la base del Team Rocket, pero una enfermera le salió al paso, primero echándole la bronca por levantarse de la cama y luego haciéndole un montón de preguntas.
Una vez le dieron el alta, Eren salió del hospital. Un grito de un enorme Pokémon azul le asustó, haciendo que cayese al suelo de espaldas, con su gorro azul y negro tapándole la cara. Una vez se reincorporó, miró a ambos lados para ver quién le había visto caerse, pero todo el mundo parecía estar pendiente de sus asuntos.
Se acercó sigilosamente al estanque donde se encontraba aquel gran Pokémon azul, que le miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Junto a la valla que rodeaba el estanque había un cartel que rezaba el nombre del Pokémon: Lapras.
Siguió callejeando, encontrándose con un enorme edificio negro. Nada más que lo vio tuvo una especie de flashback. Algo le decía que debía entrar ahí. Y así lo hizo.
En el hall de aquel edificio había dos hombres y una mujer vestidos con el uniforme del Team Rocket, haciendo sus cosas de miembro del Team Rocket. El lugar era bastante acogedor, para ser un simple hall. Al final de la sala había una chica exactamente igual a la de la foto que le había enseñado Giovanni.
-¡Hermanito! – Exclamó la chica, corriendo a abrazarlo -¡Cuánto me alegro que estés bien!
-Estoy… vivo, dejémoslo ahí, Cat- Respondió Eren -¿Y Giovanni?
-Giovanni no está. Seguramente no tarde en llegar, pero si quieres salir a buscarlo…
-Sí, voy a buscarlo.
Y Eren salió de la base del Team Rocket. Fue callejeando un poco más, investigando todos los recovecos de la ciudad. Buscando a Giovanni y también alguna pista acerca de qué tipo de persona es él mismo y acerca de ese misterioso accidente.
Tan metido estaba en sus pensamientos, que ya se encontraba a las afueras de Ciudad Metrópolis. En ese instante alguien le dio una voz tras él.
-¡Eh! ¿Adónde vas?- Exclamó Giovanni.
-Yo… esto…
-No puedes ir por la vida sin Pokémon encima. Ven a la base, anda. Voy a darte una cosa.
Y en esta ocasión si se dirigieron juntos al edificio negro de Ciudad Metrópolis.
-Bueno, ya estamos todos- Suspiró Cat - ¿Para qué nos querías, Giovanni?
-Como en el accidente perdisteis vuestros Pokémon, he decidido regalaros uno de estos clones mejorados- Explicó Giovanni, señalando a una mesa a su izquierda, en la cual había tres pokéball - Eren, tú primero.
-¡Un clon! ¡Qué guay!- Exclamó Cat.
-Tranquila, Cat. Después vas tú- Respondió Giovanni, con una pequeña sonrisa.
Eren se colocó delante de la mesa, mirando a las tres pokéball.
-A la izquierda tienes al clon de Bulbasaur, en el medio el clon de Squirtle y a la derecha el clon de Charmander- Explicó Giovanni.
-Yo… esto…
-Giovanni, la amnesia- Dijo Cat.
-La amnesia es temporal. Dejémosle que vaya cogiendo ritmo.
Eren actuó por instinto y abrió las tres pokéball. Los clones de Bulbasaur, Squirtle y Charmander salieron dando gritos de alegría.
-A ver, ¿qué sabéis hacer?- Preguntó Eren.
El Bulbasaur embistió entonces a Squirtle, que retrocedió unos cuantos metros. Squirtle no se quedó corto y le devolvió el golpe con otro igual de tremendo. Charmander se colocó en medio y los separó a ambos golpeándoles duramente con sus garras. Y tras esto, se calmaron.
-¿Ha sido suficiente demostración para ti, Eren?- Preguntó Giovanni.
-Guau, sí que son fuertes- Dijo Cat.
-Están genéticamente modificados para que sean más fuertes que sus versiones originales- Explicó Giovanni.
-Creo que me voy a quedar con Charmander- Dijo Eren.
-¡Así que Charmander!- Exclamó Giovanni, con una sonrisa pícara –Pues ten paciencia con él.
-Te llamaré… Kizu- Dijo Eren. El Charmander saltó de alegría, demostrando que le encantaba su mote.
En ese instante el rostro de Giovanni se tensó. Eren estaba abrazando al feliz clon de Charmander cuando se percató de que lo estaba mirando.
-¿Ocurre algo?
-No, es sólo que… tú antes no solías poner motes a tus Pokémon. Me pareció extrañó, nada más- Respondió Giovanni.
-¡Pues éste para mí!- Exclamó Cat, abrazando al clon de Squirtle –Me parece más fuerte y mucho más mono.
-Para hacer más fuerte a tu clon tienes que luchar duro- Dijo Giovanni
-Bueno, ¿pues a qué esperamos? – Dijo Eren, dirigiéndose con su Charmander hacia la salida- Aunque no me sepa ahora mismo como se lucha
-¡Eh!- Exclamó Cat –Espera, Eren. ¿No te acuerdas de cómo luchar? ¡Yo te ayudo, hermanito! ¡Adelante, Squirtle!
-Esta chica tan lanzada como siempre…- Dijo Giovanni –Eren, tranquilo, te echaré un cable. En un combate entre Pokémon, debes ordenarles movimientos a tu Pokémon para debilitar al Pokémon rival. ¡Ni se te ocurra perder!
-Esto… yo… ¿qué ataques sabe Kizu?- Preguntó Eren.
-Este Charmander sabe Cuchillada y Pantallahumo- Explicó Giovanni – Tu Squirtle, Cat, sabe Derribo y Gruñido.
-¡Pues Kizu, usa Cuchillada!- Exclamó Eren.
-¡Eso es!- Exclamó Giovanni.
-¡Squirtle, Derribo!- Exclamó Cat.
¿Qué era esa sensación? Esa sensación de que eso que estaba viviendo en aquel instante ya lo había vivido en otra ocasión. Esa sensación de que aquello era algo que llevaba haciendo toda la vida. Algo para lo que puede que hubiera nacido.
-¡Kizu, cuchillada otra vez!- Exclamó Eren, lleno de energía.
-¡Squirtle, Derribo de nuevo!- Exclamó Cat.
-¡Cuchillada una vez más!
Kizu golpeó tan duramente al Squirtle de Cat, que cayó debilitado. Giovanni empezó a aplaudir muy despacio. Cat chasqueó la lengua, un poco molesta.
-Hala, si ya habéis terminado de jugar, retomad la misión donde la dejasteis- Dijo Giovanni.
-¡Ha sido un combate muy emocionante! – Dijo Cat –Bueno, Eren, como dijo Giovanni que te dejásemos a tu rollo para que fueras recuperando los recuerdos, yo me voy adelantando, ten cuidado.
Y Cat se marchó del edificio con su Squirtle en brazos. Eren acarició la cabeza a Kizu, en señal de recompensa.
-Has de regresar a Ciudad Paisel, Eren. No hay tiempo que perder.
-Sí, Giovanni. Aunque… no sé cómo llegar- Respondió Eren.
-Vete improvisando- Respondió Giovanni, con una sonrisa pícara.
Eren salió de la base del Team Rocket algo contrariado, pero con un nuevo amigo que le acompañaría durante mucho tiempo. Su Charmander estaba tan feliz de tener un entrenador que Eren decidió dejarlo un rato fuera de su pokéball.
Preguntando a un ciudadano, Eren en seguida descubrió la localización de su objetivo.
Para llegar a ciudad Paisel, se podría llegar de dos formas. La rápida, recorriendo el desfiladero y atravesando el volcán inactivo al sureste de Ciudad Metrópolis, o recorriendo toda la región de Kanjoh, saliendo por la Ruta 1, al noroeste de Ciudad Metrópolis.
Sea como fuere, la zona sur de Ciudad Metrópolis estaba inaccesible debido a que habían caído un montón de rocas de las montañas del desfiladero. Así que no había otra forma más que ir por las rutas. Eren agradeció al ciudadano por enseñarle el mapa de la región y se dirigió sin prisa pero sin pausa hacia la ruta 1.
A la entrada de la ruta 1, Eren en seguida vio a un compañero Rocket. Estaba apoyado en una valla medio dormido. El chico se acercó a preguntarle qué le ocurría.
-¡Ah! ¡Si eres tú!- Exclamó el miembro del Team Rocket, sobresaltado –Hemos recuperado tu Zangoose. Tómalo…
Y entonces, el miembro del Team Rocket sacó una pokéball y se la posó en la mano a Eren.
-Yo esto… creo que te has equivocado de persona…
-¿Qué dices, tío? ¡Si tu Zangoose es marca de la casa!- Respondió el soldado Rocket –Venga, hasta luego, Eren…
Y sin más dilación, el soldado Rocket se dirigió calle abajo hacia Ciudad Metrópolis.
Eren contempló la pokéball un rato, hasta que, armándose de valor, la soltó. La pokéball se abrió y de ella salió un Zangoose variocolor. El Pokémon parecía reconocerle, pero aun así no se mostraba ni cariñoso ni contento de volver a verle.
-Tú… esto… ¿nos conocemos?- Preguntó Eren.
El Zangoose le respondió con un gruñido y le miró extrañado.
-Si pudieras hablar seguramente me ayudaría con mi amnesia… bueno, qué le vamos a hacer.
Entonces, el chico suspiró y volvió a meter al Zangoose variocolor dentro de su Pokéball. Se rascó la cabeza a través del gorro y continuó su paso hacia una pequeña cueva. Eren se acercó a ver el cartel que había a la entrada.
-Cueva Serpiente- Dijo Eren –Bueno, allá vamos…
Pokémon Black Soul – Capítulo 2
Novato
La Cueva Serpiente hacía honor a su nombre, apenas se podía caminar recto. Casi a la salida de la cueva, una gran roca bloqueaba el paso a una zona al noroeste. Eren miró a Kizu, el Charmander le respondió con un gruñido, mostrándose confundido.
-Quizás sea un poco pronto para que muevas esa roca…- Dijo Eren.
Eren salió de la Cueva Serpiente para al rato darse cuenta de que tras una pequeña zona de hierba, la Cueva Serpiente tenía otra entrada más. Kizu y el Zangoose shiny estaban en perfectas condiciones, así que entraron con decisión.
En el interior de la segunda zona de la cueva, una conocida, pero a la vez desconocida voz le alertó.
-¡Hombre, novato!- Exclamó un chaval pelirrojo, que parecía algo más mayor que él.
-Yo… esto…- Eren no sabía qué responder, Kizu se colocó entre ambos gruñendo, no se fiaba mucho de aquel chico.
-¿No te acuerdas de mí? Soy Silver- Dijo el chico pelirrojo – Vaya…
El chico, que respondía al nombre de Silver, en seguida cambio su gesto serio por una sonrisa pícara y sacó una pokéball de su chaqueta gris y roja.
-Veamos cuánto te ha afectado esa amnesia… ¡Adelante, Seviper!
Silver lanzó enérgicamente su pokéball al suelo, y al abrirse, de su interior salió una especie de serpiente, con la cola en punta de flecha, muchas marcas en la piel y enormes colmillos.
En ese instante, la pokéball que llevaba Eren en el bolsillo de su pantalón, comenzó a moverse sola. Y al rato, el Zangoose shiny salió de ella sin que Eren le hubiera dado permiso.
El zorro blanquiazul comenzó a ladrar a la serpiente de Silver. Parecía que ellos ya se conocían. Sin más remedio, Eren mandó dar un paso atrás a Kizu y comenzó el combate.
-Seviper, ¡Cola Veneno!- Exclamó Silver.
-Zangoose, ¡Cuchillada!- Exclamó Eren.
Los pokémon rivales saltaron el uno frente al otro y chocaron sus extremidades. En el forcejeo en el aire, Zangoose comenzó a encontrarse algo mal, y perdió en el forcejeo. El Seviper de Silver le golpeó dos veces muy duramente con su cola hasta estamparlo en el suelo.
-¡Zangoose! ¿Estás bien?- Preguntó Eren. El Zangoose shiny respondió con un gruñido débil.
-Mi Seviper lo ha envenenado- Explicó Silver – Esa amnesia te ha dado fuerte, ¿eh? No deberías ir por ahí combatiendo con la gente a lo loco. Tu Zangoose requiere un entrenador más experimentado…
-¡Zangoose, vuelve!- Exclamó Eren. Pero Zangoose se negó. El zorro blanquiazul se levantó con dificultad y decidió seguir luchando.
-Mira, ni siquiera te hace caso…
-¡Zangoose, Chuchillada, rápido!- Exclamó Eren.
Zangoose atacó a una velocidad de vértigo y su golpe, imparable, hizo chocar al Seviper de Silver contra la pared, provocándole muchos daños.
-¡Mierda!- Exclamó Silver
-¡Cuchillada otra vez!
-¡Seviper, usa la Cola Veneno para defenderte!
Zangoose arremetió contra Seviper, pero éste ya tenía su cola erguida entre ambos y al llegar, la punta de flecha de su cola impactó con la frente del Zangoose de Eren, cuyo brazo derecho no había podido alzanzar a su rival. Zangoose cayó de espaldas, el efecto del veneno había aumentado gracias a ese segundo Cola Veneno bien utilizado. El zorro blanquiazul apenas se podía mover.
-¡Zangoose, basta ya, regresa a tu pokéball!- Exclamó Eren. Zangoose seguía negándose. Parecía que cada vez que le decían que no podía hacer algo, él tenía más ganas de hacerlo. Y de repente, saca fuerzas de donde no las hay, se levanta, y su cuerpo empieza a brillar y un montón de hologramas de espadas se formaron a su alrededor.
Silver, Seviper, Eren y Kizu estaban anonadados con el poder de autosuperación que tenía el Zangoose shiny, que empezó a chillar mientras su poder aumentaba.
-Seviper, rápido, ¡Mordisco!- Exclamó Silver.
Pero Zangoose en ese instante había dejado de brillar, dejando pasar el brillo únicamente a su garra derecha. Seviper se abalanzó sobre él con la boca abierta, pero Zangoose, según le vino la serpiente, le propinó una tremenda cuchillada en la cabeza de arriba a abajo, de manera que lo empotró en el suelo, dejando salir un montón de grietas. Seviper estaba fuera de combate.
-No… no me lo puedo creer… - Dijo Silver, recogiendo a su pokémon - ¡Pero esto no se ha acabado aquí! ¡Adelante Sneasel!
-Zangoose, ahora sí, retírate, por favor- Suplicó Eren. En esta ocasión Zangoose asintió y se metió él solo dentro de la pokéball – ¡Es tu turno, Kizu!
Kizu lanzó un gritito en señal de alegría y se colocó entre el Sneasel y Eren.
-No pienses que por tener el tipo a favor voy a perder tan fácilmente. Yo aún tengo mi mente en perfecto estado, novato- Dijo Silver.
-Deja de decir tonterías y céntrate en el combate. ¡Kizu, Rueda fuego!
-Sneasel, Finta.
El ataque de Kizu fue esquivado por el Sneasel de Silver a una velocidad vertiginosa, para acabar golpeándole duramente por la espalda al Charmander de Eren.
-Con el ataque Finta de mi Sneasel puedo esquivar fácilmente cualquier movimiento tuyo, Eren- Explicó Silver –Admítelo, vas a perder, como el novato que eres.
-¡Kizu, Pantallahumo!- Exclamó Eren. El Charmander escupió humo de su boca y orficios nasales para dejar empapada la zona del rival de un humo negro muy denso. Sin embargo, Silver seguía con la misma sonrisa pícara.
-Sneasel, Finta otra vez.
Y Sneasel volvió a aparecer justo detrás de Kizu para golpearle por la espalda. El Charmander de Eren cayó al suelo, había sido un golpe crítico.
-Kizu, ¿Estás bien?- Le preguntó Eren a su pokémon. Él respondió con un gruñido débil, pero estaba intentando levantarse.
-Se me olvidó decirte que al ataque Finta no le afectan este tipo de cosas, seguirá atacando por muchos Pantallahumo que hagas- Explicó Silver, riéndose.
Eren se quedó helado. Bastantes esfuerzos estaba haciendo ya, como para ponerse a luchar con un entrenador de tal nivel. Ahora mismo le parecía imposible contraatacar, se estaba dando por vencido, y no sabía por qué pero esa sensación le resultaba demasiado familiar, como si ya estuviese acostumbrado a darse por vencido. Quizá Zangoose sólo trataba de evitar que eso sucediese, dando el 200% de lo que él podía dar. Aun así, el chico bajó las comisuras de los labios y se quedó cabizbajo. Se estaba rindiendo, y puede que no fuese la primera vez.
Y en ese instante, Zangoose, con el rostro muy pálido, salió de su pokéball y le propinó una patada a su entrenador en la espinilla. Eren se arrodilló y gritó de dolor, pero en ese instante miró a su zorro blanquiazul y lo comprendió todo. Su pokémon le estaba sonriendo, sabiendo que él ya había captado su mensaje. Acto seguido, regresó a su pokéball.
-¡Controla a tu pokémon, novato!- Exclamó Silver, soltando una carcajada.
-No tienes ni idea de la conexión que estoy teniendo con los pokémon desde que perdí la memoria. Supongo que perdí algo importante para recuperar algo importante…- Pensó Eren.
-¡Sneasel, acabemos con esto, Finta!
-¡Kizu, apoya tus brazos en el suelo y golpea fuerte con tus patas!
Su Charmander le hizo caso, y al aparecer el Sneasel de Silver tras él, sus patas golpearon las espinillas de su rival, provocando que se arrodillara y chillara de dolor.
-¿Qué haces Sneasel? ¡Ataca!
-¡Rueda fuego, Kizu!
Y el Sneasel de Silver fue golpeado durísimamente por el golpe de Kizu, debilitándolo al instante. Eren dio un salto de alegría y abrazo a su pokémon. En el interior de su pokéball, Zangoose también celebraba la victoria, a su manera, con una breve sonrisa.
-Bah… sólo ha sido un golpe de suerte…- Dijo Silver.
-Una victoria es una victoria, Silver. Tu estrategia era muy buena, pero no infalible- Respondió Eren.
-Entonces… tienes que ir a Ciudad Paisel, ¿no? A ver si terminas tu trabajo de una vez. También nos veremos por ahí, pero yo no tengo por qué ir a tu ritmo. Adiós, novato.
Silver recogió a su Sneasel dentro de su pokéball y se marchó a paso rápido.
Eren recordó en ese instante que Zangoose seguía envenenado y salió de la cueva lo más rápido que pudo.
A la salida de la cueva, más al norte se encontraba la ruta 2. Eren fue rápido hacia el norte con Kizu tras él. Al rato le saltó por un costado un entrenador.
-¡Alto, miembro del Team Rocket!- Exclamó el joven- Vaya, tú no eres el chico pelirrojo que vi en lo alto de la colina. Perdona.
-Acabo de luchar con él hace un rato, sé a quién te refieres- Respondió Eren.
-¿Ah, sí? Pues toma esto, es un antídoto. He oído que le encanta envenenar a sus rivales con su malvado Seviper. Esto curará a tus pokémon envenenados en un periquete.
-Muchas gracias
-No hay de qué. Mi nombre es Óscar, pero todos me conocen como Brock. Antes era líder de gimnasio en Kanto, pero ahora estoy aquí por un asunto más importante.
-Yo soy Eren, y este pequeñajo de aquí se llama Kizu- Dijo Eren. Kizu dio un par de saltitos para hacerse ver.
-Vaya, tu Charmander es muy raro… Hay tantas cosas de este lugar que me encantaría descubrir… En parte es una de las razones por las que estoy aquí, Kanjoh puede ser mucho más pequeña que Kanto o Johto, pero alberga muchos más misterios que las dos. Quién sabe si podremos descubrirlos todos… Bueno, nos vemos, Eren. Cuídate.
Y Oscar se marchó en dirección norte.
Eren le aplicó el antídoto a Zangoose, y al rato empezó a encontrarse mucho mejor. ¿Quién sería ese Oscar? Iba tras el Team Rocket, eso seguro. Menos mal que ni él ni su hermana llevaban el uniforme del Team Rocket, sino seguramente no habría sido tan majo.
Recordando un poco por encima el mapa que el agradable señor de Ciudad Metrópolis le había enseñado, había un pequeño pueblo donde podría guarecerse al final de la ruta. Así que, tras una mirada de complicidad con sus dos pokémon, reemprendieron la marcha.
Novato
La Cueva Serpiente hacía honor a su nombre, apenas se podía caminar recto. Casi a la salida de la cueva, una gran roca bloqueaba el paso a una zona al noroeste. Eren miró a Kizu, el Charmander le respondió con un gruñido, mostrándose confundido.
-Quizás sea un poco pronto para que muevas esa roca…- Dijo Eren.
Eren salió de la Cueva Serpiente para al rato darse cuenta de que tras una pequeña zona de hierba, la Cueva Serpiente tenía otra entrada más. Kizu y el Zangoose shiny estaban en perfectas condiciones, así que entraron con decisión.
En el interior de la segunda zona de la cueva, una conocida, pero a la vez desconocida voz le alertó.
-¡Hombre, novato!- Exclamó un chaval pelirrojo, que parecía algo más mayor que él.
-Yo… esto…- Eren no sabía qué responder, Kizu se colocó entre ambos gruñendo, no se fiaba mucho de aquel chico.
-¿No te acuerdas de mí? Soy Silver- Dijo el chico pelirrojo – Vaya…
El chico, que respondía al nombre de Silver, en seguida cambio su gesto serio por una sonrisa pícara y sacó una pokéball de su chaqueta gris y roja.
-Veamos cuánto te ha afectado esa amnesia… ¡Adelante, Seviper!
Silver lanzó enérgicamente su pokéball al suelo, y al abrirse, de su interior salió una especie de serpiente, con la cola en punta de flecha, muchas marcas en la piel y enormes colmillos.
En ese instante, la pokéball que llevaba Eren en el bolsillo de su pantalón, comenzó a moverse sola. Y al rato, el Zangoose shiny salió de ella sin que Eren le hubiera dado permiso.
El zorro blanquiazul comenzó a ladrar a la serpiente de Silver. Parecía que ellos ya se conocían. Sin más remedio, Eren mandó dar un paso atrás a Kizu y comenzó el combate.
-Seviper, ¡Cola Veneno!- Exclamó Silver.
-Zangoose, ¡Cuchillada!- Exclamó Eren.
Los pokémon rivales saltaron el uno frente al otro y chocaron sus extremidades. En el forcejeo en el aire, Zangoose comenzó a encontrarse algo mal, y perdió en el forcejeo. El Seviper de Silver le golpeó dos veces muy duramente con su cola hasta estamparlo en el suelo.
-¡Zangoose! ¿Estás bien?- Preguntó Eren. El Zangoose shiny respondió con un gruñido débil.
-Mi Seviper lo ha envenenado- Explicó Silver – Esa amnesia te ha dado fuerte, ¿eh? No deberías ir por ahí combatiendo con la gente a lo loco. Tu Zangoose requiere un entrenador más experimentado…
-¡Zangoose, vuelve!- Exclamó Eren. Pero Zangoose se negó. El zorro blanquiazul se levantó con dificultad y decidió seguir luchando.
-Mira, ni siquiera te hace caso…
-¡Zangoose, Chuchillada, rápido!- Exclamó Eren.
Zangoose atacó a una velocidad de vértigo y su golpe, imparable, hizo chocar al Seviper de Silver contra la pared, provocándole muchos daños.
-¡Mierda!- Exclamó Silver
-¡Cuchillada otra vez!
-¡Seviper, usa la Cola Veneno para defenderte!
Zangoose arremetió contra Seviper, pero éste ya tenía su cola erguida entre ambos y al llegar, la punta de flecha de su cola impactó con la frente del Zangoose de Eren, cuyo brazo derecho no había podido alzanzar a su rival. Zangoose cayó de espaldas, el efecto del veneno había aumentado gracias a ese segundo Cola Veneno bien utilizado. El zorro blanquiazul apenas se podía mover.
-¡Zangoose, basta ya, regresa a tu pokéball!- Exclamó Eren. Zangoose seguía negándose. Parecía que cada vez que le decían que no podía hacer algo, él tenía más ganas de hacerlo. Y de repente, saca fuerzas de donde no las hay, se levanta, y su cuerpo empieza a brillar y un montón de hologramas de espadas se formaron a su alrededor.
Silver, Seviper, Eren y Kizu estaban anonadados con el poder de autosuperación que tenía el Zangoose shiny, que empezó a chillar mientras su poder aumentaba.
-Seviper, rápido, ¡Mordisco!- Exclamó Silver.
Pero Zangoose en ese instante había dejado de brillar, dejando pasar el brillo únicamente a su garra derecha. Seviper se abalanzó sobre él con la boca abierta, pero Zangoose, según le vino la serpiente, le propinó una tremenda cuchillada en la cabeza de arriba a abajo, de manera que lo empotró en el suelo, dejando salir un montón de grietas. Seviper estaba fuera de combate.
-No… no me lo puedo creer… - Dijo Silver, recogiendo a su pokémon - ¡Pero esto no se ha acabado aquí! ¡Adelante Sneasel!
-Zangoose, ahora sí, retírate, por favor- Suplicó Eren. En esta ocasión Zangoose asintió y se metió él solo dentro de la pokéball – ¡Es tu turno, Kizu!
Kizu lanzó un gritito en señal de alegría y se colocó entre el Sneasel y Eren.
-No pienses que por tener el tipo a favor voy a perder tan fácilmente. Yo aún tengo mi mente en perfecto estado, novato- Dijo Silver.
-Deja de decir tonterías y céntrate en el combate. ¡Kizu, Rueda fuego!
-Sneasel, Finta.
El ataque de Kizu fue esquivado por el Sneasel de Silver a una velocidad vertiginosa, para acabar golpeándole duramente por la espalda al Charmander de Eren.
-Con el ataque Finta de mi Sneasel puedo esquivar fácilmente cualquier movimiento tuyo, Eren- Explicó Silver –Admítelo, vas a perder, como el novato que eres.
-¡Kizu, Pantallahumo!- Exclamó Eren. El Charmander escupió humo de su boca y orficios nasales para dejar empapada la zona del rival de un humo negro muy denso. Sin embargo, Silver seguía con la misma sonrisa pícara.
-Sneasel, Finta otra vez.
Y Sneasel volvió a aparecer justo detrás de Kizu para golpearle por la espalda. El Charmander de Eren cayó al suelo, había sido un golpe crítico.
-Kizu, ¿Estás bien?- Le preguntó Eren a su pokémon. Él respondió con un gruñido débil, pero estaba intentando levantarse.
-Se me olvidó decirte que al ataque Finta no le afectan este tipo de cosas, seguirá atacando por muchos Pantallahumo que hagas- Explicó Silver, riéndose.
Eren se quedó helado. Bastantes esfuerzos estaba haciendo ya, como para ponerse a luchar con un entrenador de tal nivel. Ahora mismo le parecía imposible contraatacar, se estaba dando por vencido, y no sabía por qué pero esa sensación le resultaba demasiado familiar, como si ya estuviese acostumbrado a darse por vencido. Quizá Zangoose sólo trataba de evitar que eso sucediese, dando el 200% de lo que él podía dar. Aun así, el chico bajó las comisuras de los labios y se quedó cabizbajo. Se estaba rindiendo, y puede que no fuese la primera vez.
Y en ese instante, Zangoose, con el rostro muy pálido, salió de su pokéball y le propinó una patada a su entrenador en la espinilla. Eren se arrodilló y gritó de dolor, pero en ese instante miró a su zorro blanquiazul y lo comprendió todo. Su pokémon le estaba sonriendo, sabiendo que él ya había captado su mensaje. Acto seguido, regresó a su pokéball.
-¡Controla a tu pokémon, novato!- Exclamó Silver, soltando una carcajada.
-No tienes ni idea de la conexión que estoy teniendo con los pokémon desde que perdí la memoria. Supongo que perdí algo importante para recuperar algo importante…- Pensó Eren.
-¡Sneasel, acabemos con esto, Finta!
-¡Kizu, apoya tus brazos en el suelo y golpea fuerte con tus patas!
Su Charmander le hizo caso, y al aparecer el Sneasel de Silver tras él, sus patas golpearon las espinillas de su rival, provocando que se arrodillara y chillara de dolor.
-¿Qué haces Sneasel? ¡Ataca!
-¡Rueda fuego, Kizu!
Y el Sneasel de Silver fue golpeado durísimamente por el golpe de Kizu, debilitándolo al instante. Eren dio un salto de alegría y abrazo a su pokémon. En el interior de su pokéball, Zangoose también celebraba la victoria, a su manera, con una breve sonrisa.
-Bah… sólo ha sido un golpe de suerte…- Dijo Silver.
-Una victoria es una victoria, Silver. Tu estrategia era muy buena, pero no infalible- Respondió Eren.
-Entonces… tienes que ir a Ciudad Paisel, ¿no? A ver si terminas tu trabajo de una vez. También nos veremos por ahí, pero yo no tengo por qué ir a tu ritmo. Adiós, novato.
Silver recogió a su Sneasel dentro de su pokéball y se marchó a paso rápido.
Eren recordó en ese instante que Zangoose seguía envenenado y salió de la cueva lo más rápido que pudo.
A la salida de la cueva, más al norte se encontraba la ruta 2. Eren fue rápido hacia el norte con Kizu tras él. Al rato le saltó por un costado un entrenador.
-¡Alto, miembro del Team Rocket!- Exclamó el joven- Vaya, tú no eres el chico pelirrojo que vi en lo alto de la colina. Perdona.
-Acabo de luchar con él hace un rato, sé a quién te refieres- Respondió Eren.
-¿Ah, sí? Pues toma esto, es un antídoto. He oído que le encanta envenenar a sus rivales con su malvado Seviper. Esto curará a tus pokémon envenenados en un periquete.
-Muchas gracias
-No hay de qué. Mi nombre es Óscar, pero todos me conocen como Brock. Antes era líder de gimnasio en Kanto, pero ahora estoy aquí por un asunto más importante.
-Yo soy Eren, y este pequeñajo de aquí se llama Kizu- Dijo Eren. Kizu dio un par de saltitos para hacerse ver.
-Vaya, tu Charmander es muy raro… Hay tantas cosas de este lugar que me encantaría descubrir… En parte es una de las razones por las que estoy aquí, Kanjoh puede ser mucho más pequeña que Kanto o Johto, pero alberga muchos más misterios que las dos. Quién sabe si podremos descubrirlos todos… Bueno, nos vemos, Eren. Cuídate.
Y Oscar se marchó en dirección norte.
Eren le aplicó el antídoto a Zangoose, y al rato empezó a encontrarse mucho mejor. ¿Quién sería ese Oscar? Iba tras el Team Rocket, eso seguro. Menos mal que ni él ni su hermana llevaban el uniforme del Team Rocket, sino seguramente no habría sido tan majo.
Recordando un poco por encima el mapa que el agradable señor de Ciudad Metrópolis le había enseñado, había un pequeño pueblo donde podría guarecerse al final de la ruta. Así que, tras una mirada de complicidad con sus dos pokémon, reemprendieron la marcha.
En esta sección iré colocando información extra o cosas que me gustaría implementar pero aún no he realizado por falta de tiempo o conocimientos.
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Situación geográfica de Kanjoh:
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La duración de la demo es de aproximadamente 15 min. Tiene algunos errores, pero la decidí sacar para que, el que quiera jugar la rom ya, que tuviera una idea de qué es lo que pasará a continuación.
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