25444-\[Historia]_28\\10_-_Cap._10_-_Una_lágrima_por_el_mañana
#3
Akkien 19096
Qué decepción.


Capítulo 3: Una Lágrima Por La Amistad.


Después de leer el mensaje, Leon sólo pensó:

-"Este mensaje me lo envió Camille cuando el profesor se vio involucrado en el accidente. ¿Pero por qué aún lo tengo?, Camille debió haber tomado su ruta normal a casa".

Quizá tratando de ser optimista, Leon se mantuvo relajado, pero en el fondo él ya tenía una idea del peor escenario posible: Camille había tomado su ruta usual debido a que no vio el accidente en las noticias. Él sabía muy bien lo que eso implicaba, aunque podría ser muy sobreestimado. Es posible que Camille simplemente no haya asistido por estar enferma o alguna otra razón.

Su ausencia no podía probar las especulaciones de Leon, más sin embargo la preocupación lo invadía por completo hasta el punto de no poder distraerse con nada más.

Decidió ocultarle el asunto a Sato diciendo:

-"Podemos ir a ver si está bien luego de la primera hora" Dijo, sin hacer contacto visual. Claro, hubiese sido algo exagerado el salir solo porque Camille casualmente faltó un día a clase.
Sato asintió con la cabeza.

Parecía una eternidad, lo único que podía hacer era pensar en qué pudo haberle pasado a Camille, no era normal que ella no le escribiera camino a la escuela, y la última serie de eventos lo ha mantenido excesivamente agitado tanto física como mentalmente. En medio de su desesperación revisó la hora en su celular; Faltaban aproximadamente 20 minutos para terminar la clase. Él bien sabía que no podía esperar tanto, o iba a empezar a volverse loco. La duda lo estaba carcomiendo desde lo profundo de su ser. Pidió permiso al profesor para salir e inmediatamente le escribió a Sato:

-"Sal del salón, acompáñame a buscar a Camille"

Un par de minutos después salió Sato.

-"¿Cuál es la prisa, Leon? ¿Pasó algo malo?" Hizo eco en el pasillo.
-"Baja la voz, tenemos que escapar para ver si Camille está bien" Respondió Leon.
-"Gracias por responder; No importa, estoy contigo, la clase estaba muy aburrida así que en marcha" Le dijo Sato.

Ambos salieron de la escuela. No hizo falta discutir nada, estaba claro para ellos que la casa de Camille sería la primera parada. Y para Leon, eso significaba pasar por el lugar donde se supone ocurriría el accidente. No había tiempo que perder.

Camino a casa de Camille ven a un hombre con una gabardina pero le hacen caso omiso. Leon no lo había visto antes, y Sato no podía acordarse de la persona porque eso había sido en otra repetición del día. De cualquier manera, no tardaron mucho tiempo para llegar a la intersección donde se supone que el profesor iba a chocar esta mañana.

-"..." El silencio era fuerte dentro de los personajes. Sólo se escuchaban sirenas de policía y autos en medio de un congestionamiento.

Ahí estaba yaciendo en el suelo, un cuerpo. Estaba lleno de raspaduras causadas por el asfalto; Era una chica de pelo castaño claro, llevaba el uniforme de la Secundaria Lambda; No hacía falta mirar dos veces, era Camille, indiscutiblemente.

Sato corrió a la escena, le dijo a los policías que él era su compañero de clase y ellos les respondieron que sólo se encontraba inconsciente pero que debían llevarla al hospital lo más pronto posible. La ambulancia ya estaba preparándose para llevarla, así que les pidió permiso para acompañarla al hospital.

Leon no pudo actuar, sólo maldecirse por no poder hacer nada. Sato se volteó hacia él y le dijo lleno de determinación:

-"Dile a la madre de Camille. Yo la acompañaré al hospital"

No había mucho tiempo para razonar, pero aun así Leon pensó:

-"Sato se ve que es capaz de manejar este tipo de situaciones. ¿Acaso él siempre había sido así? Este no es el Sato colérico e inquieto que suelo ver".

Leon corrió a toda velocidad a la casa de Camille y le contó a su madre, quién no podía evitar llorar camino al hospital.

Se reunieron todos afuera de la sala de emergencias; los doctores no los dejaban pasar. Al cabo de una hora aún no había señales de nada, Leon decidió ir a la máquina expendedora para calmar los nervios, ya no soportaba esperar más, lo poco que le quedaba de tranquilidad se le esfumaba en cuestión de segundos. En su trayectoria pasando uno de los corredores vio algo que lo dejó petrificado: era él.

Al otro lado del corredor había una persona exactamente igual a el en toda proporción, con el mismo rostro y el mismo uniforme. Era tan real que pensó que había un espejo, aunque esa idea dejó su mente en un instante. Su doble lo miraba de forma amenazante, dio un par de pasos y seguidamente empezó a correr desde el otro extremo hasta él. Sintió un susto fuera de lo normal en ese momento, el tiempo se había vuelto pesado y en fracciones de segundo ya sabía que debía huir de ahí. Sin entender absolutamente nada, Leon se volteó y empezó a correr hacia el lado contrario, pasando pasillos, escaleras y demás; no conseguía despistarlo ni por un segundo, hasta que una camilla lo hizo tropezar y pudo adelantarse lo suficiente como para perderlo de vista.

Seguidamente un hombre de gabardina lo tomo del brazo y lo jaló hacia una habitación, haciéndole señas para que se mantuviera en silencio, cosa que no hizo:

-"¡Hey! ¿¡Cuál es tu maldito problema!? ¡Suéltame!" Leon trataba de zafarse del hombre.
-"¡Baja la voz! No quieres que él te alcance, es peligroso" Respondió.
-"De acuerdo, de acuerdo ¡Pero suéltame!" Insistió Leon.
-"Tú también has alterado el tiempo. ¿Qué has hecho?" Dijo el hombre mientras lo dejaba ir.

Leon no tenía intención alguna de permanecer con él, ¿Qué clase de loco se había encontrado? En un intento por golpearlo, el hombre bloqueó el puño de Leon y le propició uno en el estómago, sacándole el aire.

-"Ni modo, no te quedas quieto, tendré que llevarte conmigo" Decía el hombre mientras salía por una ventana del hospital cargando a Leon.

Para nuestro protagonista todo permaneció oscuro, se había desmayado una vez más y ya empezaba a acostumbrarse a ello.

Poco a poco abrió los ojos; Sentía el cuerpo pesado y sin energía. Tenía la garganta seca y un pequeño mareo. Cuando por fin recobró la conciencia, se dió cuenta de que estaba en una habitación oscura, atado de manos y pies a una silla. No tenía fuerzas en lo absoluto. El hombre de gabardina estaba al otro lado del cuarto utilizando varios aparatos extraños y escribiendo en una computadora. Leon no lo había notado pero tenía unos cables encima con unas cosas pegadas al cuerpo; Se podía escuchar un sonido bastante molesto y persistente salir de uno de los monitores, como aquél sonido que hacen los medidores de pulso del hospital.

-"Despertaste" Se escuchó en la habitación. "Muy probablemente no puedas hablar aún, te he inyectado un anestésico bastante fuerte. Es una pequeña alteración de la prometazina. Por si no estás familiarizado con ella, es un sedante bastante poderoso."

Leon intentó hacer varios sonidos de auxilio pero su cuerpo no le respondía en lo absoluto, no podía hablar, no podía moverse, su desesperación era en vano.

-"Primero que nada, permíteme disculparme, necesitaba que te mantuvieras quieto. Espero entiendas que la situación en la que te encontrabas era bastante peligrosa. Imagino que debes tener muchas preguntas así que trataré de resumir la historia: Mi nombre es Raffaele Klein, soy miembro de una organización llamada CODIAC. Si me permites -bueno, claro que me permites, no hay mucho que puedas hacer ahora- debo decir que soy un miembro de alto rango, actualmente opero para el proyecto C.A.N.E., que significa: 'Control de Anomalías Espacio-Temporales'. Estoy bastante seguro de que ya has experimentado alguna anomalía espacio-temporal, ya que de lo contrario, no habría aparecido un doble. Lo que está sucediendo es que de algún modo u otro has alterado el curso natural de esta línea temporal, y debido a esa razón, un 'tú' de otra línea temporal está tratando de erradicar el problema de raíz. En pocas palabras, si no te hubiese secuestrado, tu doble te hubiese matado. Esto según nuestras investigaciones, es parte de un sistema de autodefensa que utiliza el multiverso. Pero no debes preocuparte, conmigo estas a salvo."

Se escuchó el silencio en la habitación, Leon aún no podía decir nada, de hecho no entendía nada, la explicación del hombre había sido tan vaga que hasta él la pudo haber hecho mejor, pero a estas alturas ya no importaba: Lo que estaba sucediendo era tan fuera de lo común que cualquier explicación le servía. Con todas sus fuerzas trató de decir algo, pero:

-"¿C-C-CODIAC?" Fue lo único que logró pronunciar.
-"Sí, CODIAC, es una organización secreta financiada por un reconocido político. Las siglas se traducen en 'Central Operativa de Dispersión de Inteligencia y Actividad Clarividente'. Sé que te preguntas el por qué te cuento todo esto si somos una organización secreta, pero es parte de nuestro protocolo proteger a aquellos que se ven involucrados en este tipo de eventos, y estoy muy seguro de que tú no ibas a quedarte tranquilo hasta que tuvieses una explicación. No puedo darte muchos detalles, y espero que entiendas eso, la mayoría de lo que te he dicho ya, es información clasificada." Le explicaba Raffaele manteniendo una cara muy relajada y hasta sonriente.

Leon estaba muy cansado, su visión se tornaba algo borrosa y sus párpados le pesaban, honestamente le importaba un bledo lo que le dijera este extraño; Su respiración se hacía cada vez más lenta, sentía que estaba perdiendo la conciencia de nuevo, hasta que un sonido lo hizo recapacitar. Su tono de celular retumbó en la habitación. Raffaele lo tomó y dijo:

-"Quiero que hagas exactamente lo que te voy a decir. Toma el teléfono y contesta como normalmente lo harías, ¿de acuerdo? Si necesitas una excusa para no estar en el hospital, solo dí que saliste a tomar un respiro".

Leon lo tomó y observó la pantalla, era Sato. Seguidamente contestó:

-"A-a-aló" Tratando lo más que podía en pronunciar bien las palabras.
-"¿Leon? ¿¡A dónde te has ido!? ¿¡Por qué demonios no estás aquí!?" Dijo Sato con una voz intensa.
-"S-salí a t-tomar un r-respiro" Respondió Leon con una voz temblorosa. "¿C-como e-está C-cam-mille?".
-"..." Súbitamente la conversación quedó en silencio. Pero Leon podía escuchar lo que ocurría del otro lado del teléfono: Se escuchaba el llanto de una mujer.