Introducción

En estos últimos días me he sentido el peor amigo del mundo, y no lo digo porque haya traicionado a Matt. Bueno, en realidad, si es eso. Me siento culpable por no poder controlar mis sentimientos, sé que mi mejor amigo ha estado enamorado de Valeri desde hace mucho tiempo, al igual que yo, pero no me había percatado de la intensidad de esto hasta ahora.
Me retuerzo sobre mi cama tratando de no pensar en aquello, exprimo la cobija con todas mis fuerzas y oculto mi cabeza en ella. Pienso que no puedo escapar de mis problemas para siempre. << ¿Qué tal si Valeri decide darle una oportunidad a Matt? No podría soportarlo>>. Aprieto la almohada aún más contra mi rostro al saber lo egoísta que aquello había sonado.

<<Quisiera poder tener un pokémon para poder salir del pueblo, quizás así lograría olvidarlo todo. >>

Escucho a mi madre llamarme desde el piso de abajo, la comida estaba lista. Bajo lentamente las escaleras tratando de mantener una postura normal para que mi mamá no se dé cuenta de lo que me pasa. Pero como toda madre, sabe que algo anda mal.
— ¿Loyd, te pasa algo? — Pregunta ella con tranquilidad.
—No es nada—respondo tratando de no sonar algo deprimido.
Tomamos la merienda con tranquilidad pero continuaba sintiéndome incómodo.
—Es por Valeri ¿verdad?
Tras escuchar eso, casi me atraganto y siento la mirada acusadora de mi madre.
—Sé qué es eso Loyd. No nací ayer.
—De eso podemos estar seguros— digo mientras me rio entre dientes.
—¡Loyd!
—Vale, lo siento.
Continúo comiendo mi almuerzo deseando que el tema llegara a su fin, pero no lo hace.
—Sé que estás enamorado de ella Loyd, deberías de decirle lo que sietes—me dice ella mirándome fijamente, ni siquiera había tocado su comida.
—¡Mamá, solo quedaré como un tonto!—bufo y continuo comiendo. —Además, seguro que ella…
—Nunca sabrás lo que siente Valeri hasta que se lo digas, y más tonto serás si no se lo dices.
—Pero Matt…—Trato de decirle a mi madre sobre lo de mi amigo pero ella solo me interrumpe.
—Nunca ganarás nada si continúas ocultándote de los problemas. Inclusive, si los sentimientos son mutuos tú y Valeri podrían viajar juntos ya que obtengan su primer pokémon.
Yo nunca he sido de muchas aventuras pero la idea de viajar junto a Valeri, crea una especie de emoción que no había sentido, sin duda aquello me daba ánimos para decirle.
Tras terminar de comer, salgo de casa y observo como una parvada de pidgeys pasan volando sobre el pueblo rápidamente, como si estuvieran huyendo de algo, me pregunto a qué se debe. Comienzo a buscar a Valeri por el pueblo, quizás pueda decírselo. La encuentro a lado de un sentret quien al parecer no puede conseguir una baya que está en lo alto un árbol.
—¿No puedes alcanzarla? —pregunta ella y Sentret solo le responde algo deprimido. —Déjame ayudarte—le sonríe y observa la baya.
Observo como Valeri se estira lo más que puede, toma la baya y se la entrega al pequeño pokémon.
—Aquí está, espero la disfrutes—le dice a Sentret quien parece estar agradecido.
El pokémon sale corriendo y en aquel lapso la mirada de Valeri se cruza con la mía. Yo solo la miro sorprendido pero ella me sonríe.
—No sabía que estabas mirando.
— Perdona— digo en un intento de disculpa.
—No tienes por qué disculparte, no es que estuvieras espiándome o algo parecido—dice ella soltando una ligera risita y yo solo me sonrojo un poco.
—Creí que le tenías miedo a los pokémon
— Bueno, Sentret me pareció tan lindo…
— Entiendo— digo soltando sonriendo.— Oye, Valeri, quería preguntarte…
Antes de terminar, capto la presencia de alguien más y trato de averiguar de dónde proviene aquel sentido. Al parecer una chica se encontraba examinando a un pokémon no muy lejos pero aún así lograba ver cómo nos miraba de soslayo a Valeri y a mí. La situación me resulto algo incomoda.
—¿Te parecería verme a las cinco en la laguna? —pregunto totalmente repentino, por lo que noto la sorpresa en los ojos de ella.
—Vaya cambio de conversación—dice Valeri riéndose un poco. — Si no fuera porque eres mi amigo diría que eres un completo raro Loyd.
Yo solo rio algo apenado.
—De acuerdo, nos vemos a esa hora— es lo último que dice Valeri antes de irse.

Decido regresar a mi casa a esperar a que llegue la hora acordada. Entro en mi habitación y me recuesto en la cama intentando pensar en las cosas que le diré a Valeri, pero por alguna extraña razón mi cabeza esta en blanco. Mis parpados empiezan a sentirse pesados, trato de mantener los ojos abiertos pero seden ante mi deseo de una siesta.
Al despertar me doy cuenta que ya es muy tarde <<Maldición, ya es muy tarde, Valeri se enojará conmigo>> Me levanto lo más rápido que puedo, trato de acomodar mi cabello un poco y bajo a toda prisa. Salgo de cada a toda velocidad pero al dar vuelta alguien se cruza en mi camino y choco contra él. Levanto la vista y lo reconozco de inmediato.
—Loyd, deberías de tener más cuidado amigo—dice Matt con aquella sonrisa egocéntrica muy usual en él.
—¡Calla! Tú también has tenido la culpa. Has salido de un de repente.
—Vale, vale. Loyd ¿has visto a Valeri? —Su pregunta hace que trague saliva y crea una especie de nerviosismo en mi cuerpo.
—Ammm…. La vi esta mañana—Trato de no sonar fuera de lo normal.
—¿Enserio? Sabes… estoy pensando seriamente en declararme, sé que suena algo estúpido.
Yo solo mantengo una sonrisa algo fingida y trato de mirar a otro lado, si Matt nota mi nerviosismo… estoy perdido.
—Por cierto…¿A dónde vas con tanta prisa? — pregunta mi amigo y yo solo deseo continuar mi camino, en verdad era tarde.
—Estaba… estaba…—titubeo por unos instantes hasta que diviso a un wurmple que corre por detrás de nosotros. Una oportunidad perfecta. — ¡Estaba siguiendo a un pokémon! —Grito y salgo corriendo detrás del Wurmple quien huye al verme, fue un alivio que lo hiciera.
Seguí avanzando a toda velocidad sin mirar atrás, seguro Matt mantenía una cara sumamente confundida, pero no me importaba.
Al llegar a la laguna, miró a Valeri quien está observando muy detenidamente el agua cristalina que camina indiscretamente de un lado a otro. Se puede observar la silueta de algunos pokémon nadando entre las aguas. Aquel ambiente era una perfecta mezcla de colores cálidos y fríos.
Me acerco lentamente y cuando estoy a su lado ella comienza a hablar.
—Por paisajes como estos nunca me gustaría abandonar Azulet.
—Siento llegar tarde. — Me disculpo y contemplo lo que los ojos de ella ven por un segundo.
—No pasa nada, no ha aparecido ni un pokémon extraño o algo parecido—ríe y yo solo me sonrojo. —¿Para qué me has citado aquí?
La miro a los ojos por un momento y dudo en decírselo, quizás debería decirle otra cosa. Pero si Matt se declara puede que pierda mi única oportunidad.
—Valeri, pase lo que pase seguiremos siendo amigos ¿verdad? —pregunto y noto un poco la alteración en sus ojos.
—Loyd comienzas a asustarme ¿sabes?
—Valeri, la verdad es que tu…me…
No pude terminar de pronunciar aquello ya que el suelo comenzó a moverse de un lado a otro, como si se tratara de un gran terremoto. Traté de sostener la mano de Valeri para que no fuera a caer en la laguna pero antes de lograr eso una luz brillante me cegó, fue un dolor casi fiero, como si me hubiera quemado los ojos. Después, todo se volvió oscuro.
Mis ojos se abrieron casi de par en par y pude sentir la frescura del césped sobre mi rostro. Me levanté de inmediato pero no pude divisar a Valeri, solo me encontré con un chikorita no muy lejos de donde yo estaba.
—¡Loyd!¡¿Qué ha sido eso?!
Escuché una voz un poco extraña, como miniatura, diciendo mi nombre, pero no había nadie cerca. Miré a chikorita y el pokémon solo movió la cabeza un poco hacia un lado.
—¡¿No piensas contestarme?!
Tras aquello di un paso hacia atrás, mi cuerpo comenzó a tambalearse. Un chikorita me estaba hablando.