Díselo al amigo Hitler que se alió con el Imperio Japonés. Un momento... ¡los japoneses no son de nuestra misma raza! Plof.
El odio hacia los negros y los judíos (y sólo a esas razas, a ninguna otra) no es propio del fascismo, lo es más bien del nacismo (lo exponía Hitler en su libro).
Pero bueno, Stalin mandaba a Siberia a sus opositores. ¿Es que condenar a alguien por diferir en la raza es peor que condenarlo por diferir en ideología? No. Ambas causas son una misma: ser diferente a lo impuesto por una panda de animales con nula capacidad de razonamiento. Ambos movimientos son una mafia nacional que elimina todo aquello que no interese. Y no tiene más vuelta de hoja.