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Thread Name: Historias y escritos by Edo.
BJ:
Mi vida carecía de sentido hasta entonces, hasta ese maravilloso momento en dónde finalmente, y contra todo pronóstico, finalmente nos besamos. Sus labios emanaban una apacible tranquilidad y ternura que fue suficiente con rozarlos para que todos mis paradigmas y visiones de la vida. Dicen que el primer beso es algo que uno nunca olvida, pero nunca me hubiese imaginado que se trataría de algo tan exquisitamente perfecto.
La luna, que acompañaba tan dichoso momento en su máximo esplendor –pero escasamente cubierta de un manto gris de nubes que la hacían perder parte de su grandiosidad-, iluminaba su rostro otorgándole así un brillo y naturalidad casi inexistentes, además de concederle a sus ojos un fulgor comparable con el del sol. Sus manos yacían sobre mi cuello, acariciando con una suavidad sugestiva mi nuca.
Muchos dirán que es amor, y tal vez lo sea, pero después de haber afrontado un sinfín de frustraciones amorosas no puedo entregarme del todo a esa palabra, es algo muy difícil que intentaré afrontar. Pero este no es el momento. No, este es el momento de disfrutar mi presente y dejar de lado las oscuras sombras de mi pasado. No puedo cambiar nada de lo que pasó, pero si puedo moldear mi futuro a través de ésta tranquilidad inmensurable.
LO:
A lo largo de toda mi vida he vivido en un sinfín de ciudades y países diferentes, por lo cual nunca me he podido asentar y buscar mi destino en un lugar, lo cual me llevó inevitablemente a convertirme en una persona fría y hasta carente de sentimientos verdaderos. Los amigos y los amores eran cada vez más pasajeros, lo cual me atormentó durante muchísimo tiempo. No fue hasta que llegué a San Carlos de Bariloche, al sur de Argentina, que mi suerte empezó a cambiar y mi existencia tomó un cambio favorable en muchos sentidos.
Cursaba mi último año de secundaria y pronto tendría que asentarme en una ciudad o estado fijo para cursar alguna carrera universitaria, aunque poco claro tenía lo que me gustaba y/o quería hacer. Fue entonces, en una hermosa noche de luna llena, cuando finalmente todos mis problemas sucumbieron ante los encantos de la mujer más atractiva que conocí: su pelo era de un color tan negro que se camuflaba en la oscuridad y hacían resaltar unos enérgicos ojos de color verde, qué hacían que su mirada se volviera más profunda y agradable.
Esa misma noche me acerqué a tan encantadora joven, extasiado por su imponente estilo -el cual probablemente se veía maximizado por el reflejo natural que proporcionaba la luna-, y me propuse conocerla. Gracias a dios tomé esa decisión, probablemente fue una de las mejores –la mejor, qué digo- que tuve en un considerable lapso de tiempo. Ahora estoy disfrutando de una persona maravillosa, cuya alegría contagia a todo el mundo y me hace sentir una mejor persona, libre de presiones y con una proyección de vida mucho mejor.
Capítulo 1:
El accidente fatal
1
Ésta historia tiene su punto final el 20 de Abril de 2010, en el pueblo turístico de San Carlos de Bariloche, cuyos diarios locales evidenciaban la trascendencia del hecho; un hombre de cuarenta y dos años es hallado muerto en su propia casa luego de pasar dos meses desaparecido. Sin dudas éste es un evento muy desafortunado para la población en su conjunto, pero detrás de este aparente suicidio hay muchas preguntas que resolver.
Daniel Segfield siempre fue un maravilloso farsante, toda su vida estuvo inmersa en un sinfín de mentiras que convergieron en un decadente final. Su personalidad introvertido, que arrastraba desde su época de adolescente –en dónde fue traicionado por sus mejores amigos y abandonado por todas las personas en las qué el confiaba-, lo obligaba a mantener una relación cerrada y hasta casi banal con las personas de su entorno. Ya no podía, ni se permitía tener amigos. Ni siquiera podía pensarlo, pues la mera idea de volver a atravesar tan desafortunados incidentes le producía un vacío incontrolable dentro del pecho.
Sin embargo, y muy a pesar de esto, el señor Segfield tenía un poder de eufemismo casi admirable con el que podía ocultar muy bien su odio y desprecio por la sociedad. Mientras todas las personas que lo conocían describían su relación como cercana, amigable y sana, él sólo la refería –en el diario íntimo qué se encontró junto a su cuerpo- como aberrante y perturbadora. Sin dudas era una persona muy especial.
Pero estos no son más que hechos triviales que no aportan si no explicaciones subjetivas a la causa, ya que el verdadero punto de inflexión es el 14 de Agosto de 1982, cuando Daniel tenía apenas catorce años. En ese momento era un chico alegre, amable e incluso amigable, aunque lo qué vivió aquel día fue tan inquietante que ya nunca volvió a ser el mismo, los hechos que se dieron aquella tarde de invierno lo marcaron de por vida. No obstante, lo más aberrante es qué nunca nadie se enteró de qué fue exactamente lo que pasó con aquel indefenso muchacho, lo cual lo obligó a emprender una solitaria lucha contra sus más perversas quimeras.
La noche y tus fotos
me obligan a hablar de amor
No sé qué nos pasó
pero sé que ya estás mejor
Ya ni sé cómo expresarme
otra vez me faltan las palabras
Porque he vuelto a mirarte
y renacieron las brazas
Fue el azul de tu silencio
el que entristeció mi corazón
Pero ahora sé que hoy
te amo con locura y pasión.