Hola a todos, hoy les traigo un pequeño fragmento de un ambicioso proyecto que empecé hace un tiempo y quiero saber qué opinan de él. Cualquier sugerencia e idea será muy bien recibida.
Capítulo 1:
El accidente fatal
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Ésta historia tiene su punto final el 20 de Abril de 2010, en el pueblo turístico de San Carlos de Bariloche, cuyos diarios locales evidenciaban la trascendencia del hecho; un hombre de cuarenta y dos años es hallado muerto en su propia casa luego de pasar dos meses desaparecido. Sin dudas éste es un evento muy desafortunado para la población en su conjunto, pero detrás de este aparente suicidio hay muchas preguntas que resolver.
Daniel Segfield siempre fue un maravilloso farsante, toda su vida estuvo inmersa en un sinfín de mentiras que convergieron en un decadente final. Su personalidad introvertido, que arrastraba desde su época de adolescente –en dónde fue traicionado por sus mejores amigos y abandonado por todas las personas en las qué el confiaba-, lo obligaba a mantener una relación cerrada y hasta casi banal con las personas de su entorno. Ya no podía, ni se permitía tener amigos. Ni siquiera podía pensarlo, pues la mera idea de volver a atravesar tan desafortunados incidentes le producía un vacío incontrolable dentro del pecho.
Sin embargo, y muy a pesar de esto, el señor Segfield tenía un poder de eufemismo casi admirable con el que podía ocultar muy bien su odio y desprecio por la sociedad. Mientras todas las personas que lo conocían describían su relación como cercana, amigable y sana, él sólo la refería –en el diario íntimo qué se encontró junto a su cuerpo- como aberrante y perturbadora. Sin dudas era una persona muy especial.
Pero estos no son más que hechos triviales que no aportan si no explicaciones subjetivas a la causa, ya que el verdadero punto de inflexión es el 14 de Agosto de 1982, cuando Daniel tenía apenas catorce años. En ese momento era un chico alegre, amable e incluso amigable, aunque lo qué vivió aquel día fue tan inquietante que ya nunca volvió a ser el mismo, los hechos que se dieron aquella tarde de invierno lo marcaron de por vida. No obstante, lo más aberrante es qué nunca nadie se enteró de qué fue exactamente lo que pasó con aquel indefenso muchacho, lo cual lo obligó a emprender una solitaria lucha contra sus más perversas quimeras.