Capítulo 8: No Todo Es Malo
Millones de cosas malas pasaron por mi cabeza, en el momento en el que Michael, y hasta ese momento mi enemigo, se llevaba a lo que más quería en ese momento. Algunas de esas cosas era ¿Qué pasaría con Mew?, ¿Cómo podría ayudarla si no podía moverme por el dolor? O ¿Cuál sería el destino de todos los Pokémon si uno de los Pokémon más raros y poderosos estaba en malas manos?
Cuando pensaba que todo estaba perdido, en la pared vi aparecer una reconocida sombra. Quería acercarme a ver que era pero no podía. La sombra estaba atacando o tratando de escapar de algo, supuse que era de Michael, de quien escapaba. La sombra venía hacía mí, y pronto se transformó en mi querido y adorado Mew con su PokéBall en las patas.
-Mew…lograste escapar…por favor vete…-dije yo cuando estaba apunto de caerme una lágrima, Mew era lo que más quería en ese momento.-No quiero perderte Mew…
Mew me dio su pequeña patita y en un abrir y cerrar de ojos estaba en un lugar completamente diferente. Mew había usado Teletransporte y me había llevado a una especie de parque, pero no había nadie.
-Gracias,…Mew…Por favor vete nos buscan. Te buscan…-dije yo triste, pero feliz de que al menos Mew quería ayudarme en cualquier circunstancia que nos encontráramos.
Durante varios días, Mew cuidó de mí cómo yo había cuidado de ella cuando estaba enferma y cuando no. Mew me traía comida, mientras yo me recuperaba. Era como si fuéramos amigas desde siempre, para lo que contaba de días desde que la conocí, creo que aproximadamente había pasado un mes y una semana.
Un día, cuando me recuperé, seguimos nuestra huida. Fuimos a la ciudad compramos comida y bebida y continuamos con lo nuestro. Todo iba bien hasta que nos encontramos con unos científicos que nos buscaban para nuestra suerte no nos vieron. No sabía que hacer si correr, porque llamaría la atención o pasar desapercibida tapándome y alejándome. Decidí que sería la segunda opción, no quería perjudicar a Mew por segunda vez. Pasé pero mi mala suerte se despertó y un científico me vio. Corrí y corrí hasta encontrar un callejón. Me oculté y dejé que pasaran. Dí un gran suspiro.
-Que bueno, por ahora voy tener que tener más cuidad…-dije y unas manos me taparon la boca.
Quise gritar y quitarme las manos de la boca, pero no pude lo que me retenía era fuerte. Me dí cuenta que era un científico, porque las mangas de su ropa eran como las que usaba en el laboratorio. Se hizo mostrar y dijo:
-Quédate tranquila no voy a hacerte nada, de hecho quiero ayudarte…-dijo mientras me sacaba las manos de la boca.
-Sí, claro ahora hay un científico que está de mi lado.-dije yo sin creerle para nada.
-No todo es malo.-dijo-Puedo ser un científico, pero no voy a quitarte tu Pokémon por más poderoso y raro que sea, no me parece bien.
-Perdón, eres el único que está de mi lado.-dije yo aliviada y algo triste.
-Los demás están vigilando y buscando por todas partes, Agus, debes tener cuidado.
-Sí, es cierto, un momento ¿Cómo sabes mi nombre?-pregunté yo desconcertada.
-No es que esté buscándote pero tu nombre está por todas partes.
-Ah, cierto es verdad. ¡Mira un Rattata!-dije yo mientras señalaba a un pequeño Rattata que se nos acercaba.
Era un pequeño y tímido Rattata, parecía hambriento. Le dí un poco de pan y lo empecé a acariciar.
-No entiendo cómo pueden querer quitarte tu Pokémon, eres muy buena con ellos.-dijo mientras miraba al Rattata.-Además pareces saber mucho de ellos.
-Amo a los Pokémon y siempre los amé, siempre quise que existieran.
Cuando pensaba que todo estaba perdido, en la pared vi aparecer una reconocida sombra. Quería acercarme a ver que era pero no podía. La sombra estaba atacando o tratando de escapar de algo, supuse que era de Michael, de quien escapaba. La sombra venía hacía mí, y pronto se transformó en mi querido y adorado Mew con su PokéBall en las patas.
-Mew…lograste escapar…por favor vete…-dije yo cuando estaba apunto de caerme una lágrima, Mew era lo que más quería en ese momento.-No quiero perderte Mew…
Mew me dio su pequeña patita y en un abrir y cerrar de ojos estaba en un lugar completamente diferente. Mew había usado Teletransporte y me había llevado a una especie de parque, pero no había nadie.
-Gracias,…Mew…Por favor vete nos buscan. Te buscan…-dije yo triste, pero feliz de que al menos Mew quería ayudarme en cualquier circunstancia que nos encontráramos.
Durante varios días, Mew cuidó de mí cómo yo había cuidado de ella cuando estaba enferma y cuando no. Mew me traía comida, mientras yo me recuperaba. Era como si fuéramos amigas desde siempre, para lo que contaba de días desde que la conocí, creo que aproximadamente había pasado un mes y una semana.
Un día, cuando me recuperé, seguimos nuestra huida. Fuimos a la ciudad compramos comida y bebida y continuamos con lo nuestro. Todo iba bien hasta que nos encontramos con unos científicos que nos buscaban para nuestra suerte no nos vieron. No sabía que hacer si correr, porque llamaría la atención o pasar desapercibida tapándome y alejándome. Decidí que sería la segunda opción, no quería perjudicar a Mew por segunda vez. Pasé pero mi mala suerte se despertó y un científico me vio. Corrí y corrí hasta encontrar un callejón. Me oculté y dejé que pasaran. Dí un gran suspiro.
-Que bueno, por ahora voy tener que tener más cuidad…-dije y unas manos me taparon la boca.
Quise gritar y quitarme las manos de la boca, pero no pude lo que me retenía era fuerte. Me dí cuenta que era un científico, porque las mangas de su ropa eran como las que usaba en el laboratorio. Se hizo mostrar y dijo:
-Quédate tranquila no voy a hacerte nada, de hecho quiero ayudarte…-dijo mientras me sacaba las manos de la boca.
-Sí, claro ahora hay un científico que está de mi lado.-dije yo sin creerle para nada.
-No todo es malo.-dijo-Puedo ser un científico, pero no voy a quitarte tu Pokémon por más poderoso y raro que sea, no me parece bien.
-Perdón, eres el único que está de mi lado.-dije yo aliviada y algo triste.
-Los demás están vigilando y buscando por todas partes, Agus, debes tener cuidado.
-Sí, es cierto, un momento ¿Cómo sabes mi nombre?-pregunté yo desconcertada.
-No es que esté buscándote pero tu nombre está por todas partes.
-Ah, cierto es verdad. ¡Mira un Rattata!-dije yo mientras señalaba a un pequeño Rattata que se nos acercaba.
Era un pequeño y tímido Rattata, parecía hambriento. Le dí un poco de pan y lo empecé a acariciar.
-No entiendo cómo pueden querer quitarte tu Pokémon, eres muy buena con ellos.-dijo mientras miraba al Rattata.-Además pareces saber mucho de ellos.
-Amo a los Pokémon y siempre los amé, siempre quise que existieran.