Capítulo 2: Mi Primer Pokémon o Mejor Dicho El Primer Pokémon
Al día siguiente, fue un día como cualquier otro. Lo único diferente era el tema del que hablamos con mis amigos en el recreo.
-¿Así que viste algo volando de color rosado ayer en la noche?-respondió mi mejor amiga Rocío, después de que les contara sobre lo que había visto, la noche anterior.
-¿Y la única que lo veías eras vos porque llevabas puesto este collar dorado con la imagen de Mew?-dijo mi mejor amigo Maxi.
-En realidad era solo una medalla cuando la encontré, yo le agregué el hilo para convertirlo en un collar y llevarlo siempre conmigo.
-En serio Agus, es muy difícil de creer que un Pokémon existe en el mundo.-dijo mi otra mejor amiga, Candela, que es la menos fan de Pokémon en mi grupo de amigos.
Cuando volvimos a clase, la profesora de Matemáticas me mandó a llevar unas cosas a la Sala de Maestros. Raro, porque nunca me piden nada, pero si iba a perder tiempo de clase, ¡Como no aceptarlo!
Entonces lo lleve. Era una gran pila de papeles, notas y evaluaciones. Cuando estaba por llegar, del cielo baja una extraña criatura rosada… ¡ERA MEW! Imagínense la sorpresa de encontrarme a mi Pokémon favorito, y lo más increíble ¡UN POKÉMON EN NUESTRO MUNDO!
Me quede boquiabierta cuando la vi. La enorme pila de papeles se me había caído de las manos, en un total desorden. Aun así no me preocupaba por eso.
-No puede ser…-dije yo. Mew comenzó a reír. Me desperté de la impresión.
-Debo juntar todo esto, Mew no es real, es solo una imaginación.-me dije a mi misma.
Mew uso sus poderes psíquicos para levantar los papeles y ordenarlos en un abrir y cerrar de ojos, colocándolos sobre mis brazos. Era sorprendente. De nuevo, yo me quede boquiabierta. Mew, en un santiamén hizo aparecer una Master Ball, en sus pequeñas manos, o mejor dicho, patas. Me la entregó.
-¿Quieres que te atrape?-dije yo, y para mi sorpresa Mew asintió.
-¡PokéBola Ve!-grite yo, como si nadie podría escucharme.
Mew se dejó atrapar como ningún otro Pokémon lo haría. Mire a los lados y nadie ni nada parecía poder escucharme ni verme. Recogí los papeles y finalmente los entregue a la Sala de Maestros.
-¿Así que viste algo volando de color rosado ayer en la noche?-respondió mi mejor amiga Rocío, después de que les contara sobre lo que había visto, la noche anterior.
-¿Y la única que lo veías eras vos porque llevabas puesto este collar dorado con la imagen de Mew?-dijo mi mejor amigo Maxi.
-En realidad era solo una medalla cuando la encontré, yo le agregué el hilo para convertirlo en un collar y llevarlo siempre conmigo.
-En serio Agus, es muy difícil de creer que un Pokémon existe en el mundo.-dijo mi otra mejor amiga, Candela, que es la menos fan de Pokémon en mi grupo de amigos.
Cuando volvimos a clase, la profesora de Matemáticas me mandó a llevar unas cosas a la Sala de Maestros. Raro, porque nunca me piden nada, pero si iba a perder tiempo de clase, ¡Como no aceptarlo!
Entonces lo lleve. Era una gran pila de papeles, notas y evaluaciones. Cuando estaba por llegar, del cielo baja una extraña criatura rosada… ¡ERA MEW! Imagínense la sorpresa de encontrarme a mi Pokémon favorito, y lo más increíble ¡UN POKÉMON EN NUESTRO MUNDO!
Me quede boquiabierta cuando la vi. La enorme pila de papeles se me había caído de las manos, en un total desorden. Aun así no me preocupaba por eso.
-No puede ser…-dije yo. Mew comenzó a reír. Me desperté de la impresión.
-Debo juntar todo esto, Mew no es real, es solo una imaginación.-me dije a mi misma.
Mew uso sus poderes psíquicos para levantar los papeles y ordenarlos en un abrir y cerrar de ojos, colocándolos sobre mis brazos. Era sorprendente. De nuevo, yo me quede boquiabierta. Mew, en un santiamén hizo aparecer una Master Ball, en sus pequeñas manos, o mejor dicho, patas. Me la entregó.
-¿Quieres que te atrape?-dije yo, y para mi sorpresa Mew asintió.
-¡PokéBola Ve!-grite yo, como si nadie podría escucharme.
Mew se dejó atrapar como ningún otro Pokémon lo haría. Mire a los lados y nadie ni nada parecía poder escucharme ni verme. Recogí los papeles y finalmente los entregue a la Sala de Maestros.